bilbao. Ángel María Villar, presidente de la Federación española de Fútbol y uno de los hombres fuertes de la FIFA, fue quien más trabajó para convencer a sus colegas de la FIFA de las bondades de la Candidatura Ibérica. Pero el empeño del dirigente futbolístico vasco acabó en el más completo de los fracasos.
Sus esfuerzos, las alianzas tejidas en el comité ejecutivo durante los últimos 12 años, no fueron suficientes para derrotar a Rusia, que logró hoy 13 votos en la segunda ronda de la elección y se llevó el evento más popular del planeta por primera vez a la Europa del Este.
La Candidatura Ibérica, que aseguraba tener ocho votos en el bolsillo, se quedó con siete en ambas rondas. "Me duele especialmente por nuestro presidente", dijo tras la votación Fernando Hierro, ex futbolista y director deportivo de la RFEF.
Villar ni siquiera quiso hablar después de la votación.
Sus amigos, aquellos a los que les había declarado su amor unos horas antes en la presentación de la candidatura ibérica, le habían fallado. "La FIFA es limpia", dijo durante un demasiado largo discurso ante sus discutidos colegas del comité ejecutivo, acusado en los últimos días de corrupción. "Llevo 50 años en este deporte, y tengo 60. He sido jugador y dirigente. Quiero mucho al fútbol y a la FIFA", dijo Villar. "Pero a los que más quiero son a mis compañeros del comité ejecutivo". Quizá llegó un día tarde. El primer ministro ruso, Vladimir Putin, explicó el miércoles en Moscú que no viajaría a Zúrich en consideración a la FIFA. El trabajo ya estaba hecho.
Hasta Vicente del Bosque, de natural tan prudente y comedido en sus declaraciones, dijo tras conocerse el veredicto: "Rusia tiene el poder del dinero, que es muy importante. El poder de los méritos, no lo sé".
El fracaso de la Candidatura Ibérica también ha llenado de incertidumbre los proyectos para la remodelación de Anoeta, uno de los estadios que aspiraba acoger el evento futbolístico, probablemente en dura pugna con San Mamés, ya que la FIFA no quiere que las sedes (en el hipotético caso Bilbao y Donostia) estén geográficamente tan cerca.
La elección de España y Portugal habría facilitado la captación de recursos para remodelar Anoeta, elevar su aforo a los 41.000 espectadores, eliminando las pistas de atletismo, entre otras novedades. Ahora el camino se eriza de dificultades.