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Llorente sigue en estado de gracia

El jugador del Athletic firma la victoria nada más salir, en el único balón que tocó

Llorente sigue en estado de graciaFoto: afp

ESCOCIA: McGregor; Bardsley, Weir, McManus, Whittaker; Fletcher, McCulloch, Morrison, Dorrans (Min. 80: Mackie), Naismith, Morrison (Min. 88: Maloney); y Miller.

ESPAÑA: Iker Casillas; Sergio Ramos, Puyol, Piqué, Capdevila; Busquets (Min. 89: Marchena), Xabi Alonso, Iniesta; Cazorla (Min. 70: Pablo Hernández), Silva (Min. 75: Llorente) y Villa.

Goles: 0-1: Min. 44; Villa de penalti. 0-2: Min. 56; Iniesta. 1-2: Min. 59; Naismith. 2-2: Min. 67; Piqué en propia puerta. 2-3: Min. 80: Llorente.

Árbitro: Massimo Busacca (Suiza). Amonestó a Fletcher. Expulsó a Whittaker por doble amarilla (minutos 44 y 89).

Incidencias: Estadio Hampden Park, lleno, 52.500 espectadores. Los jugadores de la selección española, con brazalete negro por el fallecimiento de Agustín Domínguez, ex secretario general de la RFEF.

Bilbao. Salir y besar el santo. Eso hizo Fernando Llorente en el abigarrado estadio de Hampden Park, poniendo sordina y cortando el subidón de la encendida afición escocesa, que veía cómo su rudimentario equipo, a base de coraje y ganas, estaba tuteando, al menos en el marcador, que es lo que cuenta, a los ilustrísimos campeones del mundo.

Pese a la eficacia goleadora que el futbolista rojiblanco demostró el pasado viernes, en los que anotó dos tantos en la victoria (3-2) ante Lituania, Vicente Del Bosque decidió postergarle en Glasgow y montó un tinglado de jugones (Iniesta, Silva, Cazorla o Busquets, virtuoso joven capaz de hacer de todo) dirigidos por el talento de Xabi Alonso y a disposición de David Villa, único delantero, que, al parecer, por lo civil o lo criminal, tenía que marcar su gol número 44 con la selección española e igualar el récord de Raúl González.

Por lo civil no pudo, pero sí por lo criminal, anotando a un minuto del descanso desde el punto de penalti, pena máxima pitada contra Escocia por una mano de Whittaker. El portero McGregor adivinó la dirección de su lanzamiento y casi detiene el balón, lo que hubiera sido la repera, pues el guaje, desde que estaba a punto de ha tirado cuatro balones contra el palo y marrado multitud de ocasiones para golear.

Llorente, en cambio, está en el otro extremo. Es decir, bendecido por el Altísimo y tocado por la diosa fortuna. O dicho de otro modo. Es un excelente y eficaz delantero.

Tanto es así que Vicente del Bosque no tuvo otro remedio que encomendarse al futbolista del Athletic para enderezar el rumbo de una nave esplendorosa que estaba a punto de zozobrar a consecuencia de una tormenta en un vaso de agua.

Porque el partido no admitía otra comparación. España era infinitamente superior a Escocia, que se tiró toda la primera parte acogotada, defendiéndose con todo sobre su área, intimidada por la jerarquía del campeón.

A los diez minutos de iniciarse la segunda parte, Iniesta culminó una de las numerosas jugadas de ataque de la selección española, puso el 0-2 en el marcador y los hombres de Vicente Del Bosque decidieron cerrar el quiosco. Bajaron la guardia, relajaron la atención y en un descuido Naismith acortó distancias para los escoceses.

La parroquia del legendario Hampden Park se puso como loca de contenta por la buena nueva, ¡un gol a España!, los rudos futbolistas escoceses se quitaron de encima sus complejos, y a poco que estiraron sus líneas y forzaron a los acomodados chicos de Vicente del Bosque forzaron el error de Piqué, que anotó el gol del empate batiendo a su compañero Iker Casillas.

Al seleccionador casi le da un pasmo. Recurrió primero a otro pequeño, Pablo Hernández, un extraño cambio. Poco después se encomendó a Fernando Llorente y, en el único balón que tocó, ¡eureka!