QUIERO darme a mí mismo la mayor posibilidad de poder competir en el Mundial. Confío en que me ayude mi estancia en Milán". A buen seguro, se trata de la última meta que tratará de cruzar David Beckham (Leytonstone, Londres, 2-V-1975), que regresará a San Siro en calidad de cedido para reforzar de nuevo al conjunto de Leonardo y para forzar la decisión de Fabio Capello de incluirle en la lista de Inglaterra para Sudáfrica.

El chico que a los 8 años de edad empezó a jugar en el equipo de su barrio, el Ridgeway Rovers (con el que marcó más de cien goles en tres temporadas) y que esta misma semana sorprendió en el Staples Center con su nuevo look, continúa dando que hablar. Es más, el artista Sacha Jafri ha realizado un lienzo que ha titulado David Beckham: una celebridad, solicitando al futbolista que dejara su huella, nunca mejor dicho, en el cuadro. Tras pintarse la planta del pie, puso su marca en la obra, subastada en 333.330 euros. Y eso que su temporada no ha resultado nada fácil, puesto que compañeros de los Galaxy del peso de Landon Donovan hicieron que el público angelino se echara encima del esposo de Spice Victoria por su anterior huida a Italia. Con todo, ha metido a los suyos en la fase final de un campeonato, la MSL, revalorizado con su prestancia y glamour.

El matrimonio es desde luego uno de los más rentables. Su fortuna ha convertido a la familia en empresa, sumando entre ambos más de 200 millones de euros, aunque es Vicky el cerebro del imperio. Poseen cuatro mansiones, esparcidas por Estados Unidos e Inglaterra, una colección de coches de lujo y un gasto de 800.000 euros anuales en maquillaje. Entre las cifras destacan los 35 millones que cobró por jugar cuatro campañas en el Real Madrid, los 30 millones recibidos por cada curso en los Galaxy o los 23 que ingresó por una campaña publicitaria en ropa interior de Armani. Victoria es la que se encarga de gestionar y dirigir la fortuna, educa a los tres hijos que tienen en común y se gasta lo estrictamente necesario, pero David, maniático del orden, aún tiene en mente amasar logros más allá de su desorbitada facturación.

Otra historia es que el seleccionador de Inglaterra, que ha recuperado la autoestima de la Three Lions, escuche su demanda. Es más, la última vez que el jugador fue distinguido como MVP por media hora de juego, ante Bielorrusia, Capello dijo que le sorprendió tanto "como el Nobel de Obama". Y es que en su día no tuvo reparos en dejarle en la grada del Bernabéu. Ahora bien, el único jugador de Inglaterra capaz de haber marcado en tres Mundiales (Francia, Corea y Japón, y Alemania) ostenta unos galones que pueden espolear todavía más a la selección. "Yo soy de mi amada, mi amada es mía", reza su tatuaje en hebreo (debido al origen judío de su madre). Tras cumplir todo aquello que se ha propuesto, el fútbol le debe un último favor.