El voto blanco, el voto nulo y la abstención suelen generar dudas entre los electores. El voto nulo se produce cuando se deposita en la urna una papeleta no válida de forma voluntaria o involuntaria. Se contabiliza como voto nulo una papeleta rota, escrita o que no deja claro el sentido del voto. Además, en otras ocasiones, el voto nulo se vincula con el descontento de los votantes que no introducen en el sobre la papeleta oficial, sino otro mensaje. El nulo no se incluye en el computo de los votos.
Votar en blanco consiste en depositar en la urna un sobre vacío. Suele significar que el votante no comparte los mensajes de ninguna de las candidaturas, pero en cambio, sí quiere participar en el sistema electoral. El voto nulo se contabiliza y suele beneficiar a los partidos grandes puesto que pone más difícil a los pequeños alcanzar el 3 % de los votos necesarios en cada circunscripción para tener representación.
Por último, está la abstención que es otra forma mediante la que el votante demuestra su descontento al no participar en el proceso electoral. Consiste, simplemente, en no ir a votar. La abstención suele relacionarse con el desapego de la ciudadanía hacia el sistema electoral o la política.