Lo recoge Oihane Agirregoitia, cabeza de lista del PNV y de la coalición CEUS en las elecciones a la cámara en la que, aunque no lo sepamos, se deciden aspectos fundamentales de nuestras vidas. Como escudera, Agirregoitia tiene a la persona que, con un trabajo callado, ha puesto una indeleble pica vasca en Bruselas y Estrasburgo.

¿Cómo está viviendo esta campaña en la que no es candidata?

—Con tranquilidad y con menos responsabilidad. Cuando una no encabeza las listas no siente esa presión, y lo que estoy haciendo es contribuir en lo que puedo en estas elecciones tan importantes para nosotros.

Hábleme de la candidata de su partido, Oihane Agirregoitia.

—Yo creo que Oihane es una buena candidata. Es una persona con un muy buen perfil profesional, y un buen perfil humano, que yo creo que la política necesita también de buenas personas. Es empática, hace las cosas en femenino. Y por eso creo que es una buena elección por parte del PNV para que nos represente en el Parlamento Europeo.

¿Qué consejos le ha dado?

—En esta campaña, fundamentalmente, que esté tranquila, que sea ella, porque está queriendo saber todo, aprender todo, analizándolo todo, estudiándolo todo. Yo lo que le digo es que tenga la tranquilidad para transmitir lo que queremos hacer para ser la voz de Euskadi en Europa.

¿Hacer campaña para las europeas tiene un plus de esfuerzo para movilizar el voto?

—Primero, la gente ve lejanas las elecciones. En segundo lugar, venimos de otras elecciones y la gente ya está cansada. Y luego, estamos viendo una campaña electoral absolutamente polarizada en la que parece que el debate es si va a ganar el PP o el PSOE. Eso, incluso en algunos medios de Euskadi. Aquí el debate no es ese; es quién va a representar a la sociedad vasca.

Según la encuesta Focus EITB, más de la mitad de los vascos no saben cuándo son los comicios y el 85% no conoce el nombre de ningún europarlamentario de esta legislatura. ¿Qué le parece?

—Pues no me extraña, porque nosotros hemos vivido quince años en el Parlamento Europeo en los que hemos intentado trabajar con los medios de comunicación, hemos intentado trasmitir la importancia de lo que se hace allí, que son cosas que afectan, que nos estamos jugando mantener y reforzar un proyecto europeo que nos ha permitido, por ejemplo, con el covid, tener vacunas, tener fondos europeos… y parece que a la gente no le llega todo el mensaje. Pero si los medios casi nunca hablan de la importancia del Parlamento Europeo, la gente piensa que es algo ajeno a sus vidas, cuando nosotros somos Europa.

Pero la gente sigue sin creerse que nuestro día a día se decide, en buena parte, en Europa.

—Te voy a poner solo un ejemplo de lo que podemos hacer allí. Nosotros conseguimos que no se prohibiera un anestésico que se utiliza en los hospitales sobre todo en personas vulnerables. Se quería prohibir porque presuntamente era contaminante. Gracias a una llamada de Osakidetza, pudimos demostrar que ese producto no emite CO2 porque se había implementado un sistema que absorbe la emisión. Y así se logró que ese analgésico no esté prohibido en toda la UE.

Es uno de tantos ejemplos…

—Pues sí. Ahí está el roaming, que la gente cree que son las compañías telefónicas las que han decidido que no te cobran cuando sales de tu estado. Pues no. Eso es un empeño del Parlamento Europeo.

¿De qué se siente especialmente satisfecha de estos quince años?

—Estoy satisfecha de haber dicho desde el primer momento que íbamos a construir la política europea con Euskadi y con todos los sectores, y así lo hemos hecho. Hay una inmensidad de propuestas de los diversos sectores con los que hemos trabajado que han llegado a la normativa europea. Hablamos del sector agrícola, el pesquero, el de la automoción, el de la sanidad, el de la FP, el del movimiento cooperativo...

Para conseguir eso hay que trabajar mucho y tener capacidad de influencia…

—Tenemos liderazgo y se nos reconoce. En las instituciones europeas aprecian mucho lo que hemos hecho en Euskadi y hay muchos aspectos en los que somos líderes. Por ejemplo, el ecosistema de cuidados de Gipuzkoa ha sido recomendado por la Comisión a los diferentes estado miembro. Tenemos que estar orgullosos de lo que hemos conseguido hasta ahora.

A pesar de todo, Europa sigue sin mirar a las naciones sin estado como la nuestra.

—Efectivamente, hay mucho que mejorar, pero hemos ido dando pasos. Es un problema que existe no solo en Euskadi, sino en muchos lugares de la UE, al que habrá dar solución.

Ha vivido desde dentro el auge de la extrema derecha durante estos años. ¿Le preocupa que en estas elecciones sigan creciendo?

—El incremento de la extrema derecha es muy preocupante por lo que significa de retroceso de los derechos y las libertades que hemos conquistado como ciudadanos europeos. Pero tengo que decir también que durante estos años la extrema izquierda ha coincidido muchas veces en las votaciones con la extrema derecha. Y en este contexto que estamos viviendo, yo creo que la extrema derecha se está alimentando del discurso negativo y pesimista de la extrema izquierda. Esto de “todo está mal” aunque esté bien, “esto no funciona” aunque funcione, ese sentimiento de muchas personas que no saben decir por qué estamos mal pero que creen que estamos mal es lo que alimenta a la extrema derecha.

Al final, hablamos de populismo

—Sí. Yo haría una llamada para que pensáramos muy bien qué es hacer populismo, qué es hacer demagogia. La extrema derecha siempre ha significado más pobreza, pero la extrema izquierda, en los países que conocemos, también, además de una reducción de derechos y libertades. Por eso, nuestro grupo, Renew, de liberales y demócratas, ha sido un árbitro entre las posiciones extremistas. Cuando perdemos esa perspectiva, provocamos automáticamente la desafección de las personas.

¿Cómo debemos interpretar que la candidata a la reelección como presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, esté dando a entender que hay una ultraderecha con la que se puede pactar?

—La extrema derecha es siempre extrema derecha. Nosotros eso lo tenemos claro y es una línea roja. Y Von der Leyen, creo que ha hecho una buena legislatura pero ha patinado en su última etapa respecto a la actuación de Netanyahu en Gaza. Ahora, con esta declaración sobre una posible extrema derecha buena, está exponiendo los miedos que tiene ella a no ser reelegida como presidenta de la Comisión. Los valores, los principios, siempre están en el norte, y no deberían perderse. Nosotros, desde nuestra representación –el grupo Renew Now–, nos opondremos a ese pacto.

¿De qué dependerá que la coalición CEUS consiga sacar representación?

—Es importante hacer un llamamiento a las personas que han visto cómo hemos trabajado todo este tiempo, han visto lo importante que es tener un teléfono al que llamar y que haya al otro lado una persona que responda y que intente siempre buscar una solución. Otra idea que queremos que llegue es que es fundamental que haya quien defienda los intereses de Euskadi en Europa, porque si no lo hacemos nosotros, lo harán otros, y no está garantizado que esos otros lo vayan a hacer bien.

La última, en clave personal. ¿Qué hará a partir de ahora?

—Ahora lo que quiero es echar el resto en la campaña, y luego esperar a que acabe la legislatura, que será el 15 de julio. Luego, es posible que me tome un pequeño descanso para centrarme y ver cómo encauzo ciertos proyectos que tengo en la cabeza. Creo que mi etapa política en primera fila ha acabado. He vivido muchas etapas en política y creo que hay que dejar sitio a otras personas para que el aire nuevo pueda entrar en todas las instituciones y en todos los ámbitos. l