EL inicio del Tour de Francia en tierras vascas ha dejado una impronta imborrable en la prueba y un hito en la memoria de la afición y la ciudadanía del país, que recordará estos tres últimos días con una sonrisa y una experiencia que se define con una palabra gigantesca: excelencia. Una afición excelente, una organización excelente, una infraestructura propia que ha desempeñado su función de modo también excelente, un comportamiento cívico excelente –que una anecdótica minoría que no llegó a entender la grandeza del evento y el compromiso social de la ciudadanía vasca no ha conseguido empañar–. La carrera ciclista más gran del mundo se ha engrandecido aún más con el calor y el color que la ciudadanía vasca ha transmitido a lo largo del recorrido de las tres etapas que han discurrido por su territorio. Una animación constante que ha arropado por igual a todos los ciclistas y ha transmitido el reconocimiento por el espectáculo que han brindado. El mejor arranque vivido, en palabras del veterano de 14 ediciones Mark Cavendish. El Tour ha experimentado la identificación de los vascos con este deporte; los balances oficiales y sus números fríos llegarán pero los que se pueden extraer ya hablan de un éxito de organización y participación profundamente satisfactorio. El paso de la prueba ha estado marcado por las sonrisas y por un desempeño de máximo nivel en todos los implicados: voluntarios, profesionales e instituciones. Grupo Noticias, partner oficial de la Grand Départ, ha vivido de primera mano el entusiasmo en las calles y ha transmitido ese espíritu festivo a sus lectores y oyentes. Las carreteras de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa han expresado –como lo habrían hecho las de Nafarroa de haber acogido el recorrido– su mensaje de acogida, de orgullo de una cultura que se proyecta al mundo y acoge al visitante. Con espacio para la autoafirmación cívica y festiva y con una apertura a la diversidad fiel a la idiosincrasia de este pueblo. Mención especial merece el compromiso también de los agentes de la Ertzaintza que se han abstraído del ruido interesado y han puesto su profesionalidad al servicio de esa excelencia, reivindicando así el nombre del cuerpo y su vínculo histórico con la sociedad pese a los irresponsables llamamientos al boicot ilegal que han situado a sus protagonistas en las antípodas del interés ciudadano.