BILBAO acogerá el inicio de un Tour de Francia 2023 que recorrerá la geografía de Bizkaia, Araba, Gipuzkoa y Lapurdi con etapas que tendrán origen o destino en Gasteiz, Donostia, Amorebieta y Baiona. Una cita ansiada y aplaudida por la legión de aficionados vascos al ciclismo y que trasciende en importancia al ámbito deportivo que la caracteriza. La afición vasca al ciclismo, su aportación de deportistas a la élite –destacada y valorada globalmente en relación al tamaño de nuestro territorio y de la población de la que proceden– y el modo en que esta simbiosis entre afición y competición se ha señalado históricamente en las grandes pruebas merecían el premio de visibilizarse como punto de partida de la prueba mundial más emblemática de la disciplina. Es precisamente la dimensión internacional del Tour lo que hace trascender del mero ámbito deportivo la experiencia de acoger la prueba en las carreteras vascas. El escaparate global proyectará una realidad social, cultural, económica y política específica como la vasca, reforzando una fórmula que ha reportado éxitos en el pasado. Hace apenas unos días, el Museo Guggenheim celebraba su aniversario y ha situado a la capital vizcaina en una posición inamovible en los circuitos culturales exteriores, a la vez que ha permitido visualizar una realidad mucho más amplia y tractora hacia el resto de manifestaciones culturales y de ocio de Euskadi; Gasteiz ha sido capital verde continental y conserva ese referente exterior en un momento en el que la responsabilidad medioambiental busca en quién mirarse; Donostia, capital europea de la cultura también hace apenas seis años, proyecta hacia el exterior con su Quincena musical y su Zinemaldia una sólida imagen del país que atrae cada año a millones de turistas. El posicionamiento de los territorios vascos en las corrientes de difusión de acontecimientos internacionales económicas, culturales o deportivas redunda en una identificación de los mismos ante terceros y proyecta una realidad social, cultural y económica avanzada. La Federación Internacional de Pelota acaba de elegir, también, a Gernika y Bilbao como sedes del Mundial de 2030, reforzando así la apuesta por la proyección internacional de Euskadi en el deporte. El Tour 2023 será un emblema y un activo a añadir a los que ya atesora la realidad vasca.