EL medio ambiente en el ámbito educativo centró el Encuentro DEIA: Educación Ambiental, que reunió a la directora de Jesuitinas Ikastetxea junto a los directores del Colegio Gaztelueta, Imanol Goyarrola, y de Begoñazpi Ikastola, Merkat Bernaola, quienes detallaron la intensa actividad que desarrollan con sus alumnos, los avances en la materia y los nuevos retos que se les plantean en la ardua tarea de darles una formación integral con el foco puesto en el futuro y su papel en la sociedad del mañana.

Los expertos coinciden en señalar que la educación juega un papel fundamental en el camino hacia un futuro sostenible. Y ello desde una "ecología integral, no solo relacionada con la naturaleza sino con las personas, trabajando por la igualdad, la inclusión...", como apunta Josune Extremiana. Una afirmación que subraya Imanol Goyarrola, planteando la educación ambiental como "un gran desafío en el que hemos de involucrar a los jóvenes, analizar los problemas y permitirles que ellos mismos puedan proponer soluciones con formas de pensar y de hacer innovadoras".

Para ello es fundamental la concienciación, cada vez mayor en el ámbito social y en la educación, según expresan al unísono los ponentes. No obstante, la realidad muestra que "todos estamos muy sensibilizados, pero nadie cambia su modus operandi. Más que educar en el aula, en nuestro caso ha llegado el momento de adquirir un compromiso como organización, transmitiendo un valor. En Begoñazpi Ikastola tenemos una agenda de diez años para tomar medidas como organización y que el alumnado lo viva y sea partícipe para poder incorporarlo después a su vida", expresa su director.

A día de hoy, la directora de Jesuitinas Ikastetxea percibe cómo los niños están tan sensibilizados que son ellos quienes llevan a las familias temas como el del consumo del agua o el reciclaje, entre otros. Fruto de su experiencia en el colegio, donde disponen de una huerta, hacen compostaje€ y apelando al fenómeno Greta Thumber, resalta que "los propios chavales presionan a los adultos para aumentar su concienciación, acerca de la necesidad del cambio y de ponerse manos a la obra de forma urgente. Aquí vemos una gran oportunidad de trabajo y muy integral".

Para reforzar esta idea, "el ejemplo de padres y educadores en el día a día es esencial", recuerda el director del Colegio Gaztelueta. "La educación medioambiental de los chavales es un trabajo en equipo en el que debemos estar involucrados los centros educativos, administraciones, empresas, familias€ creando un ecosistema de compromiso global".

En la importancia del trabajo con las familias insiste Josune Extremiana, con objeto de "dar modelos coherentes". Sin embargo, haciendo autoanálisis, Merkat Bernaola opina que los centros educativos no son del todo coherentes. "En nuestro caso hemos trabajado ciertos ámbitos como el consumo del agua, de plásticos, etc., pero sin atender otros como las emisiones de CO2 que produce el transporte escolar, por ejemplo. Siendo rigurosos, creo que es el momento de ir un poco más allá. Esto es un compromiso a nivel mundial, del planeta, porque es la herencia que vamos a dejar a las generaciones futuras", expone con rotundidad.

Múltiples perspectivas La sostenibilidad se afronta en los centros educativos desde múltiples perspectivas. Hay numerosas iniciativas, empezando desde etapas muy tempranas, como la Infantil, con las huertas escolares, e incluso con la alimentación. "Hemos de educarles en una alimentación saludable, que los alumnos vean qué hay detrás del tema alimenticio, también en el reciclaje, en evitar que aumente la contaminación por combustibles fósiles a través del uso del coche eléctrico... de modo que desde pequeños puedan involucrarse en la solución de esos problemas", aporta Imanol Goyarrola. Como ejemplo de ello menciona un proyecto muy innovador como GreenPower que han incorporado algunos centros educativos. "Tenemos que conseguir que los jóvenes puedan reflexionar y fruto de ello propongan soluciones", anhela.

Al modo de ver de Josune Extremiana, "se trata de proporcionarles experiencias, reflexiones, para que después sean capaces de tomar sus propias decisiones que tengan que ver con fomentar la sostenibilidad y, en definitiva, hacer un mundo más justo". De ahí que "desde distintos ámbitos intentamos llegar a lo emocional, a que lo que está ocurriendo les inquiete, a modo de provocación para querer cambiar las cosas", explica.

Humanización En este sentido, Merkat Bernaola puso sobre la mesa una de las líneas innovadoras de Begoñazpi Ikastola como es la humanización de esta como organización. Es decir, "innovar para humanizar más la ikastola". Tiene diferentes fases y una de ellas es escuchar a los alumnos y ver cómo viven la organización (cómo se les trata, cómo se les da de comer, los espacios, horarios€), tratándoles como un usuario cualificado. "Te pones en su lugar y como conclusión, extraemos las claves: dejarles participar, decidir y aplicarlo, que la organización cambie y ellos hayan participado en ese cambio. Es un aprendizaje que les impacta y lo incorporan para la vida, buscando que sean proactivos en el futuro y eso lo trasladen a la empresa, la universidad, la cuadrilla de amigos... Tras este aprendizaje tienen criterio, al haber estado en reuniones formales, haber tenido que decidir y hacer brainstorming con profesores, etc.".

En Jesuitinas Ikastetxea también incorporan a los alumnos en el cambio a través de un consejo de niñas y niños desde los cinco años de edad. Se reúnen mensualmente, analizan lo que no va bien y aportan soluciones. "Es muy interesante que desde pequeños puedan participar e involucrarse. Actualmente, chavales de 5º de Primaria son agentes activos con su versión crítica para ver qué cambiar en el colegio, hacer espacios más amables, apropiados€". En concreto, están haciendo un Txikigune o espacio más seguro para los niños de guardería dentro del patio. Lo han diseñado, le han puesto nombre y ahora toca negociar con la dirección para ponerlo en marcha. "Ellos deben ver que hay un compromiso desde el colegio para hacer realidad su participación, que no se quede en palabras". Un convencimiento que suscribe el director de Begoñazpi Ikastola, para quien "el centro educativo es la primera organización en la que ellos pueden influir ayudando a mejorarlo y este tiene que ser permeable allí", detalla Merkat Bernaola. Y al mismo tiempo añade que "cuando les decimos que les queremos educar para cambiar el mundo y hacerlo más justo, tienen que tener experiencias de haber logrado cambios dentro de su mundo, que es la escuela". No es trabajo fácil pero se van asentando las bases de lo que los estudiantes serán en el futuro.

Así las cosas, Imanol Goyarrola reivindica "la importancia de que los jóvenes se proyecten en el futuro para dejar una Tierra habitable, hay que seguir pensando en el futuro de la humanidad, que nos afecta a todos".

En este escenario, según ahonda el director de Begoñazpi Ikastola, "cada proyecto educativo tiene una parte formativa que es propia, de desarrollo del curriculum y elección de metodologías, pero otra es compartida con la familia, como la educación emocional y los valores, por lo que debe haber sintonía y coherencia". Es la parte "más complicada y más necesaria, en la que tenemos que ir en equipo y en la misma dirección los centros educativos y las familias para educar a los jóvenes en todos los valores, entre ellos los medioambientales", incide el director del Colegio Gaztelueta. "El apoyo desde casa es fundamental", corrobora Josune Extremiana.

Muestra de este ámbito compartido con la familia es el comedor, donde se dan a conocer los menús a las familias, e incluso a probar en algunos casos, se les explican los cambios, la inclusión de opciones veganas, etc., generando en ellos confianza. "Se está avanzando mucho en transparencia", especifica al respecto la directora de Jesuitinas Ikastetxea.

Cuestionados sobre el apoyo institucional y empresarial hacia los programas de educación ambiental, Merkat Bernaola considera más importante que las ayudas la reflexión organizacional. Por su parte, Josune Extremiana demanda una coordinación entre instituciones para trabajar en equipo y con un objetivo común, más que una subvención económica". Pero además, "poniéndonos serios y siendo más exigentes", exhorta el director de Begoñazpi Ikastola, quien abunda en la responsabilidad social como empresa, aparte de la parte educativa, siendo coherentes, porque no hay vuelta atrás en materia medioambiental". A lo que Imanol Goyarrola agrega que "es el momento del compromiso coherente y verdadero".

Desde Jesuitinas Ikastetxea, su directora aprecia que falta "una exigencia por parte de las instituciones que nos obligue más". Al estar en Agenda 21 tienen unos delegados medioambientales (alumnos, profesores, familias...) que se reúnen, miden la huella del colegio, el consumo de agua... pero echa en falta "una acción más comprometida y más contundente".

Proyectos estrella Las acciones de los colegios en materia de educación ambiental tienen fiel reflejo en proyectos como GreenPower, consistente en el diseño, construcción y pilotaje de un coche eléctrico. Se organizan incluso carreras en las que gana quien consigue que la batería dure más. "GreenPower es un trabajo muy interesante a nivel tecnológico, de física, a modo de reflexión sobre las energías, con muchos objetivos que conseguir, desde el trabajo en equipo entre diferentes cursos y buscar empresas para financiar las compras de piezas hasta comunicar a los patrocinadores lo que están haciendo", de acuerdo con la directora de Jesuitinas Ikastetxea. "Se trabaja en equipo, se afronta la frustración cuando las cosas no salen bien, las presentaciones son en inglés... El proyecto, al tener su parte técnica y otra de comunicación y marketing, les sirve también de orientación o vocación profesional y les ayuda a la elección en 4º de ESO y en Bachillerato", detalla. En su opinión, es un proyecto muy completo e interdisciplinar. Nosotros lo trabajamos como un proyecto de centro para 3º de ESO, desde la física, la tecnología y el inglés, además del tratamiento del código ético. Con la financiación que han conseguido los chavales tenemos dos coches", adelanta desde este colegio bilbaino, que está organizando una carrera de GreenPower para el próximo 25 de abril en San Mamés.

Por su parte, en el Colegio Gaztelueta también participan en este proyecto importado de Inglaterra que lleva ya 20 años en Reino Unido y tiene presencia en diversos países. Ello fruto de su creencia en que "uno de los retos que tenemos los centros educativos es que la educación sea más aplicada, que las asignaturas no sean compartimentos estancos sino que estén relacionadas unas con otras e incluso con la vida". En su caso trabajan con tres categorías (de 9 a 11 años, de 12 a 16 y de 16 a 22 años), desde 4º de Primaria hasta 2º de ESO dentro del curriculum, y a partir de 3º de ESO como extraescolar. "Nos permite trabajar por proyectos distintas asignaturas y facilita el aprendizaje desde jóvenes sobre energías alternativas, materiales más limpios... Hay un equipo de ingeniería, que se dedica a montar el coche; uno de I+D, donde van implementando las nuevas ideas que surgen de la reflexión entre alumnos; y uno de marketing y publicidad, que busca patrocinadores, empresas comprometidas con el medio ambiente".

En cuanto a la experiencia de la carrera, es "muy positiva y motivadora porque los alumnos se autoevalúan, exponen sus mejoras ante un jurado que pregunta... y van a aportar a la sociedad su compromiso por potenciar el uso del coche eléctrico", expone Imanol Goyarrola. A lo que Josune Extremiana añade que incluso ofrecen la posibilidad de que las familias participen.

Como curiosidad, a los beneficios del proyecto GreenPower hay que sumar los buenos resultados que está dando entre los alumnos con dificultades académicas, que se ven muy motivados al descubrir sus habilidades utilizando las herramientas, diseñando una página web o exponiendo el proyecto a una empresa, lo que hace crecer su autoestima. "Es una forma de sacar adelante a alumnos a los que les cuestan asignaturas como física, y hacerlo en un proyecto real, porque van a utilizar el coche", dice el director del Colegio Gaztelueta. Desde su experiencia, resulta "apasionante para todos los participantes y muy enriquecedor al tener que afrontar las dificultades que se les plantean en cada momento".

Matriculaciones En plena campaña de matriculaciones escolares para Educación Infantil, Primaria y Secundaria Obligatoria, emerge entre los directores de centros educativos la preocupación por el "dramático" descenso de la natalidad, ante lo cual invocan a la sociedad, por su responsabilidad en la materia, y demandan políticas para revertir la tendencia. Merkat Bernaola aprecia "falta de compromiso individual y como sociedad, la resiliencia referida a la capacidad de los seres humanos para adaptarse positivamente a las situaciones adversas". Según su parecer, "nadie quiere renunciar a nada en esta sociedad que ya no es del bienestar sino del cómodoestar". Para él, los políticos tienen que incentivarlo, pero también debe haber un compromiso de cada ciudadano".

También Imanol Goyarrola sugiere preguntarse a nivel global (institucional, educativo, social...) "qué podemos hacer para aumentar el nacimiento de niños", si bien ve necesario "el cambio de la percepción cultural del hecho de tener hijos". El haber sido educados en una situación de estabilidad política, económica y social y con una percepción interiorizada del estatus, del bienestar social, lleva a "no querer renunciar a nada de lo que hacen para ser padres", tal y como argumentan Merkat Bernaola y Josune Extremiana.

Planes de convivencia Por otro lado, el acoso escolar es uno de los problemas preocupantes para padres y educadores. Por unanimidad, los tres participantes en el encuentro conminan a atajarlo de forma urgente a la vez que denuncian que este fenómeno se está tratando de forma "muy superficial y poco seria. Se ha puesto el foco en la víctima, sin mirar más allá. Las situaciones no son siempre tan claras ni se cumplen siempre todas las normas para que sea bullying. Lo que se aprecia en ocasiones son conductas inadecuadas que hay que educar y no un acoso sistemático". Así lo perciben los centros, que creen que se puede estigmatizar a un niño/a por una conducta inadecuada y "hay que ser más rigurosos". Alarmante también es para ellos la cifra de denuncias falsas de acoso, que rondan casi la mitad.

En este contexto procede "desarrollar herramientas para la observación, para estar alerta€ pero no un debate social que no tiene nada que ver con lo que sucede en el centro. No podemos mirar para otro lado y es necesaria la sensibilización, los protocolos de actuación, formación€ con la convivencia en el eje del debate, pero el centro tiene la información y sabe gestionarlo", remarca el director de Begoñazpi Ikastola.

En términos generales, "los centros nos estamos tomando muy en serio el tema de la convivencia, con planes específicos desde hace dos décadas", verifica la directora de Jesuitinas Ikastetxea.

En Begoñazpi Ikastola han adoptado el modelo VEC (Vinculación Emocional Consciente) del psicólogo Roberto Aguado para el protocolo de acogida. "Tras formar en VEC a más de la mitad de la plantilla hemos creado VEC Begoñazpi con tres ejes: Plan de Acción Tutorial, Mediación (formar al alumnado en prevención y gestión de los conflictos con ellos como mediadores) y Protocolos de Acogida (entrevistas con las familias) como un modelo integral de convivencia sustentado en un modelo de educación emocional". Todo ello porque "al final, si no trabajas lo intrapersonal es imposible cambiar nada", arguye Josune Extremiana.

Con ellos y con estos planes sintonizan desde el Colegio Gaztelueta, ya que "hay que objetivizar las situaciones pero no podemos tolerar que un alumno sufra. Para ello, los alumnos de la clase deben tomar conciencia de que son también protagonistas activos en prevención y protección hacia el compañero que lo esté pasando mal. Les involucramos para que no haya nadie que sufra, porque es un problema de todos. Y por otro lado, en las reuniones del consejo de curso se trata este tema con representantes de la clase para tomar medidas, etc.". Una forma de proceder en la que es fundamental la comunicación con las familias, para generar confianza en ellos. "Ellas tienen que asumir también su responsabilidad y pueden ayudar", objeta Merkat Bernaola. En suma, el objetivo es "colaborar con la familia, trabajar juntos, no focalizar solo en la ikastola", subraya la directora de Jesuitinas Ikastetxea.

Conocimiento aplicado Finalmente, los expertos abordaron el tema de la educación en STEAM (Science, Technology, Engineering, Arts ans Mathematics), la integración de disciplinas, en respuesta a la demanda por parte de las empresas de personas formadas en estas competencias. Y a este respecto, Josune Extremiana se refirió al proyecto Inspira, en colaboración con la Universidad de Deusto, que trabaja con niñas de 6º de Primaria y 1º de ESO para impulsar a las mujeres hacia las carreras científicas y tecnológicas, ámbitos que tradicionalmente han sido más masculinos.

Por su parte, Imanol Goyarrola ratifica la gran demanda de profesionales cualificados en STEAM existente haciendo notar que "sin embargo, cada vez hay menos matriculaciones en esos grados, y sobre todo entre las alumnas, lo que es todo un reto para los centros educativos".

Como resume el director de Begoñazpi Ikastola, el STEAM "nos da la oportunidad de dar ese paso que tiene implícito el concepto de competencia, el saber hacer. Es, por tanto, una oportunidad de ir desarrollando el curriculum experimentando". Como en el proyecto GreenPower, "el conocimiento se aplica a algo práctico, lo que es una de las grandes revoluciones de la educación. Ya no vale solo el conocimiento estanco, sino el aplicado, y es complicado de realizar a nivel organizativo (crear proyectos transversales, unir asignaturas o modificar horarios y espacios para que trabajen juntos alumnos de distintos cursos)", concreta Josune Extremiana.