Con motivo de la celebración este miércoles del foro ‘Juventud y empleo: el trabajo del mañana empieza hoy’, conversamos con el máximo responsable del Servicio Público Vasco de Empleo, acerca de la realidad que viven los jóvenes a la hora de optar a su primer trabajo. 

¿Cómo es el perfil del joven demandante de empleo en la actualidad en Euskadi? 

En mayo 2025, de las 104.659 personas consideradas paradas en Euskadi, 17.270 (el 16,5%) son jóvenes menores de 30 años. Este porcentaje es muy similar si también tenemos en cuenta el número de jóvenes que, aun teniendo trabajo, quieren cambiar o mejorar en su profesión. 

¿Qué buscan estas personas jóvenes cuando se incorporan al mundo laboral? 

Comparten aspiraciones con otras generaciones: desean trabajos estables, con salarios dignos, horarios razonables y posibilidades reales de conciliación. Pero, además, cada vez valoran más otros aspectos, como la flexibilidad, el desarrollo profesional y la posibilidad de trabajar en remoto si el puesto lo permite. Buscan entornos laborales con valores sociales claros, donde el compromiso con el medio ambiente, la equidad o los derechos humanos no sea solo un discurso, sino una práctica real. También prefieren proyectos estimulantes antes que tareas repetitivas.

Cuando eligen una formación para el empleo… ¿lo hacen por afinidad o por empleabilidad?

Ambas motivaciones coexisten, pero se nota una tendencia creciente hacia la búsqueda de sentido en el trabajo. Cada vez hay más jóvenes que no solo miran las salidas laborales o el salario, sino también que la empresa o el sector estén alineados con sus valores personales. Sectores como la innovación tecnológica, la sostenibilidad, la inclusión o la cultura despiertan gran interés. Esto exige que el sistema de orientación y formación se adapte para ofrecer soluciones más personalizadas y realistas que conecten los intereses de las personas jóvenes con las necesidades reales del mercado, evitando desajustes entre oferta y demanda.

¿Qué priorizan y qué rechazan al entrar en el mercado laboral? 

Hoy, el éxito profesional no se mide solo por el salario o el cargo. Muchas personas jóvenes priorizan la calidad de vida, la posibilidad de crecer, y sentirse bien en el entorno laboral. Rechazan modelos rígidos, jerarquías autoritarias y condiciones precarias. Además, con el auge del teletrabajo, ya no ven necesario limitarse a oportunidades locales, lo que obliga a las empresas a replantearse cómo atraer y retener el talento joven.

Generación Z y Generación de Cristal: retos y oportunidades.

Las oportunidades más significativas vendrán del relevo generacional, especialmente en profesiones ligadas a la salud, la educación y los servicios de apoyo a la comunidad, por un lado, y, por otro, por los avances en la ciencia, la innovación en industria, la transformación digital y la economía verde. Sin embargo, las previsiones económicas y laborales están siempre sujetas a las incertidumbres económicas, que, dicho sea de paso, siempre existen, incluso en los periodos de menor conflictividad.

En cualquier caso, necesitamos combinar adecuadamente el binomio competitividad económica con empleo de calidad y esto es crucial especialmente en el empleo joven. Las oportunidades de empleo juvenil deben ir ligadas a mejores condiciones laborales tales como estabilidad, jornadas completas o salarios acordes a las posibilidades de emancipación real en el caso de estos jóvenes. Así, es necesario una responsabilidad social compartida donde los agentes sociales y las instituciones a través de las políticas de vivienda, protección social, promoción industrial y de servicios, innovación, educación o empleo trabajen en la misma dirección para que la juventud pueda desarrollar un proyecto de vida digno en cualquier territorio de Euskadi.