La alianza del Ente Vasco de la Energía (EVE) y Repsol para impulsar la movilidad sostenible en el Estado avanza hacia una nueva frontera, la del hidrógeno, tras culminar con éxito el desarrollo de una red de electrolineras. La sociedad del Gobierno vasco y la petrolera anunciaron ayer martes que la compañía en la que participan al 50%, IBIL, se ocupará a partir de ahora de la implantación de hidrolineras. De forma paralela, la actividad de movilidad eléctrica se desarrollará en el futuro a través de EVsare, una nueva compañía, filial de IBIL, pero cuyo único accionista será Repsol. La sede estará en el Parque Tecnológico de Abanto-Zierbena, con lo que se garantiza el arraigo a Euskadi del “referente en tecnología para la recarga de vehículo eléctrico en España y Portugal”, explicó IBIL en un comunicado.

Como es habitual en este tipo de operaciones público-privadas, el Gobierno vasco da un paso atrás y deja al grupo del que es CEO Josu Jon Imaz que lidere la compañía que ya está en marcha. La alianza se traslada a otro escenario en desarrollo.

Todo estos cambios se materializarán el próximo 31 de mayo. Será el inicio de un nuevo proyecto que todavía está en una fase muy inicial y habrá que esperar unos meses para conocer las inversiones previstas. “El futuro es muy interesante”, subrayan desde el accionariado, el presente todavía hay que escribirlo.

Con todo la presencia del Gobierno vasco y Repsol detrás de la nueva iniciativa invita a pensar que se recorrerá el mismo camino iniciado en 2010 con la apuesta por el desarrollo de tecnología y soluciones de recarga eléctrica: Diseñar dispositivos eficientes y extender una red de recarga, en este caso de hidrógeno, por toda la Península. Una decisión que se produce tras alcanzar su “madurez” el proyecto inicial de IBIL, que “opera y gestiona la mayor red pública” de electriloneras del Estado. En su caso solo hay nueve puntos de recarga de hidrógeno, pero solo dos de ellas son públicas. La presencia de esta tecnología es anecdótica y, por tanto, hay mucho recorrido de crecimiento.

Y aunque IBIL considera que es pronto para hablar de retos, la experiencia y los buenos resultados del anterior proyecto sitúan esta iniciativa un paso por delante. Es probable que la red más tupida de hidrolineras del Estado también lleve sello vasco. La nueva actividad de IBIL se suma a la incipiente industria del hidrógeno en Euskadi, que tiene como bandera BH2C, el Corredor vasco del Hidrógeno, en el que más de 74 organizaciones públicas y privadas suman fuerzas.

“Nuevo reto”

Mientras tanto EVsare se centrará en desarrollo de la tecnología, servicios y capacidades en el ámbito de la recarga de vehículos eléctricos, así como otras iniciativas innovadoras relacionadas con este sector. Todo ello conservando “centro de control y sede social en Euskadi”. El EVE considera que ya “ha cumplido su función en el impulso de una empresa vasca de alto componente tecnológico orientada a prestar servicios de recarga inteligente”. Una vez “garantizado que esa actividad mantiene su centro en Euskadi, apuesta ahora por iniciar el mismo camino con el nuevo reto de la movilidad con hidrógeno renovable a través de la misma sociedad compartida con Repsol”. De su lado, la petrolera, “consolida su apuesta por la movilidad eléctrica” con la nueva sociedad EVsare y “refuerza su estrategia” con el hidrógeno renovable a través de IBIL.

En este ámbito, ambas sociedades recordaron que, “desde su vocación tecnológica industrial”, IBIL “lidera un ecosistema formado por los proveedores de tecnología, fabricantes de puntos de recarga, proveedores de servicios y agentes clave de movilidad eléctrica”. Lo que garantiza “el mejor servicio a sus clientes y contribuir así a una transición energética ordenada y eficiente”. Repsol, que impulsa otras iniciativas ligadas a la energía renovable, sigue dando pasos para hacer frente al apagón que tarde o temprano se producirá en Europa en la fabricación de coches de combustible.

El coche de hidrógeno

FCEV. Conocidos como coches de hidrógeno o de pila de combustible, estos vehículos se denominan técnicamente (Fuel Cell Electric Vehicle). Su mecánica es eléctrica, pero no necesita recargarse para llenar sus baterías.

Electrólisis. El coche de hidrógeno funciona gracias a un proceso químico, la electrólisis. El hidrógeno se mezcla con oxígeno en la pila de combustible generando electricidad y agua. El tubo de escape elimina vapor por lo que es 100% verde.

Dos modelos en venta

Hyundai Nexo y Toyota Mirai. En el Estado solo se comercializan dos modelos de coches propulsados con hidrógeno. El Hyundai Nexo (73.500 euros) y el Toyota Mirai (75.600). Su precio limita las ventas, pero tienen ventajas respecto a otros vehículos verdes. Su tiempo de recarga es menor, similar al combustible, y su autonomía mayor (700 km.).