En un nivel de desarrollo inferior al que registra en otras economías de nuestro entorno, como Francia o Alemania, la construcción industrializada en Euskadi precisa de “certidumbres”, “colaboración” y una labor de pedagogía que permita dar a conocer sus ventajas en un contexto, el actual, en el que conceptos como la sostenibilidad y la asequibilidad van a ocupar –y lo están haciendo ya– un rol fundamental en los procesos productivos de cualquier índole. Es la principal conclusión que arrojó la mesa redonda Retos y oportunidades de la construcción industrializada en Euskadi, en la que tomaron parte Luis Ilundáin, CEO de Viguetas Navarra; José María Quirós, delegado de Industrialización de la promotora Aedas Homes; Pedro Rebollar, director general de la empresa JIT Housing; y Alejandro Santamaría, responsable de proyectos de la sociedad pública Visesa.

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Como todo modelo que trata de abrirse paso en el espectro económico, al mismo tiempo que se produce su desarrollo es necesario acompañar este proceso con certezas para que su extensión se haga irreversible. “El sector necesita certidumbres para tomar impulso”, resumió Pedro Rebollar, de JOT Housing, firma dedicada a la construcción industrializada de viviendas colectivas con el sistema patentado Ekonsteam. En su opinión, se requiere un entorno normativo que proporcione “seguridad” a empresas, promotores e inversores, porque “se necesita un cambio de paradigma”. En este sentido, Ilundáin reclamó que todos los agentes implicados en el desarrollo del modelo “se pongan de acuerdo” para impulsar un sector “que ya es una realidad”.

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No obstante, de forma interna, el sector también afronta circunstancias que están dificultando el presente, puesto que la construcción se encuentra desde hace años con un problema de “falta de mano de mano especializada” y la obligada transformación “desde un modelo artesanal hacia otro más industrial”, explicó José María Quirós, de Aedas Homes, para quien se hace evidente una “apuesta decidida” por soluciones industrializadas en materia constructora. “La sostenibilidad y la calidad son dos factores que van a desempeñar un papel muy importante”, indicó Quirós, algo en lo que se mostró de acuerdo Alejandro Santamaría, desde Visesa. “El impacto ambiental va a tener gran importancia” en todas las esferas de producción, y la construcción industrializada ofrece un ahorro de costes que la hace muy atractiva en un momento en el que la inflación está castigando a todos los sectores económicos. “Es necesario trabajar en una estrategia general de anticipación”, apostilló el responsable de proyectos de Visesa. La variable de los precios, que condiciona todas las decisiones en la cadena de producción y venta final, también apareció en la mesa redonda. Para Quirós, de momento los procesos vinculados a la construcción industrializada son caros debido a que aún no están muy extendidos, pero “si se apuesta por todo este sector los costes acabarán por descender”. Además, apostó por fijarse en la “durabilidad” de los edificios levantados con toda esta nueva tecnología, que van a tener “una vida más larga”, lo que repercutirá a su vez en mayores rentabilidades para constructores y compradores finales.

En cualquier caso, la cooperación entre todas las partes involucradas –administraciones, empresas, promotores y financiadores– se presenta como algo vital para traccionar al sector. “Necesitamos una alianza público-privada”, destacó Luis Ilundáin, CEO de Viguetas Navarra, que remarcó la importancia de aprender de lo ya desarrollado en otros países cercanos. “En Europa no ha habido una crisis de la construcción como la que hemos padecido aquí. Pero las cadenas de montaje tecnificadas ya están entrando con fuerza. Está claro que en todas partes se está produciendo un fuerte desarrollo de los modelos de construcción industrializada y eso también acabará implementándose en nuestro entorno”, subrayó. De igual manera, todos los representantes presentes en el debate recalcaron la necesidad de “divulgar”, a nivel social, las ventajas y beneficios de la construcción industrializada. “Hay que hacer una labor de formación con el usuario final para que vea como se construye su casa, como esta tecnología sirve para reducir residuos y costes energéticos. El mercado nos está mirando y, al final, el modelo crecerá si todos terminan apostando por ello”, remarcó.