La coordinadora de LAB, Garbiñe Aranburu, aseguró ayer miércoles que Euskadi “retrocede” en salud laboral, según un informe sobre siniestralidad del sindicato, que sostiene que las cifras de accidentes laborales mortales en 2022 fueron 43 y no 26, como recoge el registro oficial. Tras recordar que también aumentaron el año pasado, en 232 siniestros, los accidentes leves y graves respecto a 2021, Aranburu ha afirmado que “la foto despiadada de esta cruda realidad empeora año a año lejos de mejorar”.

La coordinadora general de la central sindical compareció, en la sede de Bilbao, junto al secretario de Salud Laboral, Inko Iriarte, para dar a conocer los resultados del informe sobre siniestralidad laboral relativos a 2022 en Euskadi, aunque también analizó los de Nafarroa y de Iparralde. Según las cifras elaboradas por el sindicato, los 43 trabajadores fallecidos en Euskadi el año pasado superan los accidentes laborales mortales del último año prepandemia, 2019, cuando se registraron 31 fallecidos. Ese registro también está por encima de los contabilizados en 2016 (40) y 2017 (41), al igual que en el periodo de 2013 a 2015, cuando se registraron 40, 30 y 37 muertos, respectivamente.

Aunque los accidentes laborales mortales de 2022 son inferiores a los contabilizados en 2018 (46), 2020 (59) y 2021 (48), para LAB, aunque la gráfica muestre subidas y bajadas año tras año, lo que deja es “una tendencia generalizada al alza” que les permite deducir que “los diferentes planes que se vienen haciendo no son efectivos para garantizar la vida en el trabajo”.

Ambos dirigentes sindicales insistieron en remarcar que esas cifras de siniestralidad que maneja el sindicato arrojan un balance superior a los datos oficiales porque LAB no les da “credibilidad”, al considerar que se trata de “datos interesados, a partir de los aportados por las mutuas” que, desde su perspectiva, “se dedican a controlar, bajar y a ocultar accidentes y enfermedades laborales”.

Tal y como explicó Iriarte, el informe constata que, “en determinados sectores es más fácil morir por accidente”, entre los que mencionó la silvicultura, la construcción, los trabajos en altura, la industria o el transporte y donde, a pesar de que “estos sectores cuentan con normativa específica, la tasa de mortalidad es significativamente más alta”, denunció.

Aranburu criticó que la patronal “no sufre el desgaste social que debería tener por la dejadez institucional que no asumen la responsabilidad que les corresponde”.