Esta expresión latina y que puede traducirse como Año Terrible es lo que mejor puede definir la situación que el Primer Sector ha sufrido en el ejercicio 2022. Quien iba a decirnos en enero, que nos veíamos saliendo de la pandemia de la Covid 19, se empezaban a abrir las Ferias y los Concurso Ganaderos y, que aunque ya veníamos sufriendo desde el año anterior el incremento de costes de los insumos agrarios y de la energía, que nos hizo salir el sector a la calle, en Bilbao, solicitando un mayor reconocimiento y la aplicación de la tal ansiada Ley de la cadena Alimentaria… se iba a torcer más el año de lo que ya lo estábamos, fruto de las consecuencias de la guerra en Ucrania, con un incremento imparable de las materias primas, de la energía, de los piensos que hacían que las cuentas no salieran, con unos ingresos menores que los costes de producción y que han puesto “en jake” a muchas explotaciones, sobre todo ganaderas, que se han visto obligadas a cerrar, algunas, y a mandar, otras, parte de su cabaña al matadero porque no tenían dinero para poder alimentarlos.

Martín Uriarte

Y por si fuera poco, a todas estas adversidades se nos suman una sequía y unas olas de calor a partir del mes de abril que se han mantenido hasta bien entrado el mes de noviembre; con lo que muchos ganaderos han tenido que gastar parte del alimento almacenado para el invierno, cosechado en los primeros meses de la primavera y aunque algunos hayan podido hacer un corte en otoño, después de las ansiadas lluvias, la mayoría han tenido que comprar forraje para la invernada…, más desgracia en la casa del pobre.

Y, además, por si ya esto fuera poco, la incertidumbre de lo que nos venga y como nos adaptamos al nuevo ciclo que empieza en 2023 con la nueva Política Agraria Común (PAC). Menos mal, aunque nunca llueve a gusto de todos y sobre todo si se reparte algo, que las administraciones Europea, Nacional, de la Comunidad Autónoma y de la propia Diputación, conscientes de la situación crítica del sector, han formulado decretos y ayudas compensatorias para las explotaciones agrarias que están ayudando, en parte, a sobrellevar esta crítica situación. A este respecto, destaco las ‘Medidas de Choque’ que se han puesto en marcha desde la Diputación Foral de Bizkaia, a solicitud y propuestas que han salido del propio sector primario de Bizkaia y que esperamos redunden en beneficios para las explotaciones agrícolas y ganaderas del territorio.

No quiero finalizar este artículo sin destacar el papel estratégico que desarrollan nuestros profesionales agrarios, quienes además de producir alimentos de calidad, sostenibles y de cercanía gestionan el 85% de nuestro territorio de Bizkaia y lanzo un grito de aliento para todos aquellos y aquellas que explotan pastos de montaña y que están sufriendo los ataques del lobo, poniendo en riesgo la gestión de un paisaje y una forma de vida. Y si ellos desaparecen, el monte correrá el riesgo de que tengan que subir jardineros a desbrozarlo o lo gestione el fuego, algo que no deseamos, ¿verdad?