La demanda de puertas automáticas para cualquier local con acceso directo desde la calle se ha disparado desde este agosto para cumplir con el plan de ahorro energético del Gobierno, lo que está beneficiando a fabricantes de puertas e instaladores, mientras complica la vida de los pequeños comercios.

El real decreto de ahorro energético que el Ejecutivo aprobó a principios de agosto prevé medidas como limitar la temperatura del aire acondicionado y de la calefacción, y obliga a instalar antes del 30 de septiembre un sistema de cierre de puertas automático para impedir que se gaste energía cuando quedan abiertas. Esta última medida afecta, principalmente, a tiendas, supermercados, centros comerciales, teatros, cines, auditorios, salas de exposiciones, bares, restaurantes y cafeterías.

La compañía Manusa, con sede en Barcelona y líder en España en fabricación de este tipo de puertas, ha notado el impacto de la nueva norma y ha visto incrementarse un 30% la demanda de sus productos desde la vuelta de las vacaciones de verano. “La demanda y el interés empezó a notarse a finales de agosto. Y desde entonces está siendo muy dinámica y va creciendo semana a semana”, explica el consejero delegado de Manusa, José F. Medina.

Pese a la avalancha de pedidos que están recibiendo, Medina asegura que la compañía tiene capacidad suficiente para asumir esa carga extra de trabajo y apunta que se mantienen los plazos de entrega.