La vivienda es tradicionalmente uno de los activos más populares a la hora de pensar en invertir, ya que aporta seguridad en tiempos de incertidumbre. De ahí que siga siendo un valor refugio en la actualidad y según los expertos, esta tendencia no parece que vaya a cambiar.

Ni siquiera la pandemia ha modificado este comportamiento de los inmuebles en propiedad. Al contrario, desde el sector inmobiliario se viene confirmando en los últimos meses que la función de la vivienda en el Estado como valor refugio se está intensificando. En este sentido, profesionales del sector especialistas en la materia, como el director general de Comprarcasa, Toni Expósito, explicaban ya en plena pandemia que la vivienda se ha configurado a raíz del covid 19 como “uno de los activos más populares a la hora de invertir en nuestro país”, ya que, a pesar de que se trata de un bien con escasa liquidez, “la seguridad que aporta a los propietarios en la actualidad es muy importante”.

Esta valoración es compartida por Carlos Smerdou, CEO de Foro Consultores Inmobiliarios, quien expone que ante “la incertidumbre” que la crisis sanitaria está generando en la sociedad a nivel económico en estos momentos, la vivienda ejerce de cortafuegos, pues se trata de una inversión arraigada en nuestro país y “de la que la gente tiene conocimiento”, frente a otras opciones “con mayor volatilidad” y que exigen un alto grado de especialización, las cuales han quedado descartadas.

Operaciones de compra

Actualmente, los compradores de reposición económicamente solventes copan las operaciones de compra de vivienda, siempre a la espera de que los precios bajen para beneficiarse de los descuentos.

Ello es así porque la pandemia ha dejado enseñanzas entre los propietarios, quienes se han lanzado a buscar la casa que mejor se adapte a las nuevas necesidades, especialmente viviendas con mayor superficie y funcionalidad. De igual modo se aprecia que el coronavirus ha generado un “efecto psicológico” en la sociedad, que en los clientes se está materializando en una aceleración de las decisiones de compra.

La pandemia ha modificado también las preferencias de los millennials, que manifiestan su inclinación por la compra antes que por el alquiler siempre que sus condiciones económicas se lo permitan y pese a que son los peor tratados por la crisis.

Precisamente, otra de las claves que se está viviendo en el sector inmobiliario tiene que ver con los jóvenes. Ahora, al igual que antes hicieron sus padres, ven la compra como una opción con numerosas ventajas frente al alquiler. Para este colectivo, a diferencia de lo que sucede en otros países del ámbito europeo, el alquiler es una solución exclusivamente temporal, ya que supone un gasto a fondo perdido que no es lógico mantener en el tiempo. “Teniendo en cuenta los bajos tipos de interés, en la mayor parte de los casos se paga por un alquiler solo un 10-20% menos que por una cuota mensual hipotecaria”, argumentan los expertos.

Pese a ello, los millennials encuentran importantes trabas en la actualidad a la hora de acceder a una vivienda en propiedad. Aunque su intención sea comprar, en muchos casos no pueden hacerlo debido a la dificultad que existe para ahorrar y reunir el 20% del importe de una vivienda que exige cualquier entidad bancaria para conceder un crédito hipotecario, además de hacer frente a los gastos adicionales que toda compra requiere, como son los costes de notaría, Registro de la Propiedad e impuestos.

Un legado para los hijos

En paralelo a esta situación, los expertos del sector perciben que en los últimos meses existe un mayor número de compradores que adquieren una vivienda con el fin de legarla a los hijos. Estos compradores ven esta operación como una inversión rentable en el largo plazo. Son conscientes de las ventajas de tener una vivienda en propiedad.

En concreto, estos compradores tratan de ayudar a sus descendientes a convertirse en propietarios, ya sea asumiendo la totalidad del importe de la operación o una parte de ella. No obstante, este perfil de comprador varía con el ciclo económico.

En cualquier caso, no ha desaparecido el cliente que busca vivienda únicamente para invertir. Como también sigue existiendo el inversor profesional que compra vivienda de segunda mano en su zona de influencia, buscando revalorización y una mayor rentabilidad.