La subida, o no, del salario mínimo interprofesional (SMI) en el Estado ha puesto sobre la mesa el enésimo enfrentamiento dentro del área económica del Gobierno español entre los ministros de Podemos y los del PSOE, más inclinados estos últimos a mantener la ortodoxia económica, ortodoxia que desaconseja totalmente en una coyuntura de todavía escasa actividad y elevado paro, incrementar los costes salariales.

En concreto, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pidió ayer lunes públicamente al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, y al resto de miembros del Ejecutivo que afronten la subida del salario mínimo con “la misma valentía” que con los indultos a los presos independentistas catalanes.

“Mi posición es conocida. Un Gobierno progresista debe mirar por los más débiles”, afirmó la ministra, tras añadir que no es tan importante cuánto se suba el SMI este año, como que el hecho de que se suba, pues sus perceptores están perdiendo poder adquisitivo con una inflación de un IPC del 2,7% y con unos precios de la gasolina y de la luz “que no paran de subir”, resaltó la ministra gallega Yolanda Díaz.

En este sentido, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, -muy prudente tras las críticas recibidas por señalar lo que de verdad piensa sobre las pensiones-, reconoció que “no tiene claro” si habría que subir el salario mínimo interprofesional (SMI) este mismo año, como defiende la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, y su grupo de expertos. “Depende de la coyuntura laboral”, respondió el ministro a esta pregunta.