- La percepción de que el coronavirus va a cambiar el mundo es posiblemente la única cuestión sobre la que hay ahora consenso. No solo por la evolución de los hábitos sociales, también por la llegada de un nuevo escenario económico. La pandemia se ha convertido en un catalizador que acelera las tendencias que ya estaban marcando el paso hacia el futuro. El teletrabajo, el comercio electrónico, la digitalización de las empresas, la inteligencia artificial o las concentraciones bancarias no son producto a la actual crisis sanitaria, pero sí que han recibido un impulso definitivo los últimos meses.

Lo mismo ocurre con las inversiones socialmente responsables (ESG en sus siglas en inglés), que, junto a la rentabilidad, analiza el impacto social y medioambiental de las operaciones. El máximo responsable de Kutxabank Gestión, Joseba Orueta, explica que para la gestora del banco de las tres antiguas cajas de ahorro este tipo de inversiones sostenibles son un “principio irrenunciable”, pero que el sector, en general, está abrazando una dinámica que es imparable.

“Esto es estratégico, no es una campaña de márketing, nosotros no nos hemos dedicado a lanzar campañas con un fondo que se llama Aire Limpio para vender un producto. Kutxabank gestión tiene un convencimiento: si no tienes en cuenta esos parámetros que van más allá de la tradición de la inversión, que es mirar los beneficios, si no miras otros parámetros adyacentes que tienen que ver con la sostenibilidad, con la inversión socialmente responsable o con el medioambiente, estás invirtiendo sin contemplar todos los factores de riesgo que hay sobre la mesa. Es imposible separar esos factores de la capacidad de ser sostenible de una empresa. Además de que hay un poso regulatorio que va a obligar a ser sostenibles a las empresas”, argumenta.

Orueta añade que ese tipo de inversiones no minan la rentabilidad, todo lo contrario, los financiadores están analizando cada vez con mayor interés los parámetros de sostenibilidad de las empresas, al mismo nivel que los beneficios y que el saneamiento de las cuentas. “Quien cumpla con esos criterios tendrá financiación más fácil y barata. Eso va a hacer que sea más rentable quien respeta esos principios que el que no lo hace”, añade.

Y de forma paralela también entran en la ecuación aspectos éticos. “Tenemos el deber de ejercer nuestra responsabilidad como inversores. Lo mismo que como consumidores, como titulares de un fondo de pensión, si a alguien le preguntan si quiere que su consumo o su ahorro potencie el respeto al medioambiente, la respuesta va a ser afirmativa”, explica el consejero delegado de Kutxabank Gestión.

La gestora del banco vasco, una referencia en Euskadi, lleva años teniendo en cuenta los parámetros de inversión responsable en todos su fondos y carteras delegadas.

Pero todos los agentes vascos se posicionaron a raíz de un cambio normativo del Gobierno vasco, que obligó a las EPSV a posicionarse sobre las inversiones responsables. El Ejecutivo solicitó al sector que en su declaración de principios de inversión (DPI) señalara si una de sus guías es la inversión sostenible y, en el caso de que no fuera así, que explicara los motivos por los que no tenía esa referencia. De modo que obligó a las gestoras a retratarse y defender cuáles eran las guías de su actuación y, “evidentemente, nadie quiere justificar porqué no es sostenible” y se activó un movimiento en esa dirección.

¿Cómo se avanza en ese camino? Las gestoras arrancan con listas de exclusión, que, en el caso de Kutxabank Gestión, supuso vetar las inversiones en empresas con sede social en paraísos fiscales. Posteriormente se generaron bases de datos de empresas analizando también sus esfuerzos por ser respetuosas con el entorno y la gestora se puso en contacto con las compañías para compartir con ellas su visión sobre la sostenibilidad y forzarles a un cambio en sus dinámicas de producción.

“Hay sectores que parecen sucios, pero no se trata de eso. Ese sector, y el ejemplo clásico es el petrolero, va a existir, lo que hay que hacer es premiar a las empresas que hacen un esfuerzo para ser menos contaminante”, afirma Orueta.

El consejero delegado de la gestora del banco vasco afirma que, al contrario de lo que pudiera parecer, la crisis actual “ha acelerado” el avance hacia una economía más sostenible. “Es rentable a largo plazo. Es un reto que no podemos dejar a un lado. La empresa que no se esté moviendo en esa dirección, se va a quedar fuera” de los núcleos tradicionales de inversión.