bilbao - Soplan vientos cada vez más fríos para la industria, que contiene la respiración intentando averiguar si se avecina tormenta. El mes de octubre ha sido malo para el sector en Euskadi, que se contagia del panorama adverso tanto en el Estado español como en el resto de Europa. Tras un año muy plano, los pedidos en las empresas industriales vascas retroceden casi un 5% en octubre y confirman que 2020 va a ser un año complicado.

"Estamos perdiendo algo de gas", señalaba a DEIA este pasado fin de semana el presidente de la patronal vizcaina del Metal, José Luis López Gil. De momento no hay motivo para la alarma, pero las propias empresas industriales tienen claro que las cosas "se pueden complicar" a lo largo del año que viene. A la reconversión que atraviesa la automoción, las dudas del mercado inmobiliario o el riesgo permanente en el que vive el acero se unen factores externos como el Brexit o la guerra comercial internacional, que alimentan la incertidumbre.

De este punto de inflexión trata de salir la industria vasca por la vía de la innovación y la especialización, pero los datos brutos dicen que la actividad tradicional todavía pesa. En octubre retrocede la cifra de negocios de la industria vasca un 2,5% en relación al mismo mes de 2018, según datos del INE, lo que empeora el dato de septiembre aunque no es la peor cifra del año. 2019 arrancó bien, pero a partir de abril se combinan borrones con números planos para entrar en terreno negativo a partir de agosto.

La foto se completa con una caída en el volumen de pedidos del 4,7%, una nueva advertencia de lo que viene a corto plazo. Este es el indicador más relevante sobre el futuro del sector y lo cierto es que los datos del INE no invitan al optimismo. Queda abortada la incipiente recuperación de septiembre después de un ejercicio muy templado y, a falta de conocerse los datos de noviembre y diciembre, la estadística alimenta los temores de las empresas industriales de cara a 2020. El bajón de este pasado octubre contrasta con el incremento de los pedidos del 7% cosechado en 2018.

Dentro del dibujo general lógicamente hay toda una escalera de grises. Será determinante para el sector la evolución de las grandes plantas vascas de automoción como Mercedes y Michelin, que de momento ajustan producción pero sin afección sobre la plantilla. En ese sentido ayer LAB denunciaba que en el caso de Michelin se está dejando sin renovar a "decenas de trabajadores temporales" cuyo contrato finaliza en este final de año. Un mal síntoma que se une a la decisión de la multinacional francesa de parar parte de su producción en Gasteiz en estos últimos diez días del año por la bajada de las ventas en los mercados europeos de los neumáticos agrícolas, de camión y obra civil.

En el siguiente eslabón de la cadena sufren las fábricas vinculadas a la venta de vehículos, como es el caso de las dedicadas a la fabricación de troqueles y otros componentes. La caída del mercado de automóviles afecta también a ciertas acerías especializadas, si bien dentro de la siderurgia vasca hay también muchos matices. Precisamente ayer el grupo Tubos Reunidos, uno de los que venía arrastrando problemas por la situación internacional, anunciaba un acuerdo con la banca para refinanciar su deuda.

La curva de la construcción será otro factor que marque el corto plazo de la industria vasca y a nivel más local influye el cierre de una referencia para muchas pequeñas y medianas empresas como era La Naval.

En cuanto al entorno, la industria española anota valores planos en octubre, tanto en lo que se refiere a ventas como a pedidos. Se prolonga así el estancamiento del sector, que en este caso empezó a dar síntomas negativos ya antes del verano. Una situación también muy marcada por la transformación que encara la automoción, que ya está afectando incluso a la fortaleza de los servicios, ha alertado el Banco de España. Esta institución advierte de que las actividades terciarias crecen menos desde 2018 por el efecto arrastre de la industria manufacturera.

A nivel europeo la locomotora alemana sigue en crisis al caer la producción industrial en octubre casi dos puntos. Aunque con dientes de sierra, la industria germana acumula una serie de malos datos que han llevado al sector al peor escenario desde hace diez años. La economía de la zona euro se maneja en el umbral del estancamiento por una caída generalizada de la demanda cuando aun están pendientes los impactos del Brexit.