BILBAO- El automóvil autónomo, conectado y electrificado empieza a no ser una utopía. Casi un siglo después de que Henry Ford lanzara la fabricación en serie de los automóviles, un hecho que permitió abaratarlos y popularizarlos en la sociedad, la automatización parcial o total en los vehículos ya es algo factible. Ver como un automóvil puede aparcar solo no es ciencia ficción ya lo pueden hacer algunos modelos tras las importantes inversiones realizadas en los últimos años en los campos de los sistemas de transporte inteligente (ITS), en los sistemas de asistencia a la conducción (ADAS), en infraestructuras inteligentes y en conducción automatizada de vehículos. El ingeniero Joshue Pérez Rastelli, investigador de equipos de vehículos automatizados-autónomos en el centro tecnológico vasco Tecnalia analiza la evolución de estas tecnologías y reconoce que su sueño “es ver un coche que sea capaz de aprender de la forma de conducir de su dueño, de forma que cuando, por ejemplo, el conductor envejezca y pierda facultades, el automóvil pueda suplir sus limitaciones” .

El coche autónomo, conectado y electrificado parece ser el futuro. ¿Podremos ver coches que se conduzcan solos en las carreteras vascas?

-Ver los veremos pero no será en un horizonte tan próximo como imaginan algunos. Yo considero que todavía faltan unos 30 años para que esa realidad sea posible de una forma masiva. Es cierto que hoy día ya es posible el coche autónomo en entornos controlados y segregados, en autopistas. Al menos en lo que denominamos un nivel 3 de los cinco niveles de asistencia a la conducción de un vehículo, de menos a más, siendo el 5 cuando un coche circula solo, arranca solo y se abastece de energía sin intervención del conductor. Con la tecnología disponible en la actualidad y el chofer atento a las maniobras del vehículo por si acaso en 2030 ya veremos coches autónomos. Eso sí no hay que olvidar que, al menos hoy, la implantación del coche autónomo va de la mano del coche eléctrico. Por lo tanto su implantación será antes o después en función del grado de electrificación que consigamos en los próximos diez años.

¿En 30 años el coche autónomo será una realidad en el mundo?.

-Sí pero no se implantará igual en todos los sitios. Será una realidad en Europa, Estados Unidos y en determinados países asiáticos. En estas regiones habrá una transición larga entre vehículos semiautomatizados, conectados y completamente automatizados. Será un proceso como el que aconteció en las carreteras a principios del siglo XX donde los primeros coches a motor tenían que convivir con los carruajes de caballos. Pero dicho esto sí habrá una diferencia notable entre regiones en el mundo. No es lo mismo África que Europa. No hay que olvidar, por ejemplo, que un 30%-32% de las tecnologías básicas para el desarrollo del vehículos autónomo, cámaras, sensores, radares, ADAS etc. se produce en Europa, en Estados Unidos y en Asia. Pero sólo el 1-2% en América Latina, básicamente en Brasil, pero en Africa no hay nada, salvo algo en Sudáfrica. El resultado es que se va a abrir una brecha entre unos territorios y otros en el mundo.

¿La industria y la sociedad están preparadas para los vehículos autónomos?

-Siendo sinceros hay que reconocer que tecnológicamente todavía falta recorrido. Y de cara a la implantación en la sociedad, a día de hoy, las normativas administrativas, son un obstáculos. ¿Si hay un accidente quién es el responsable?. Falta mucho recorrido. A nivel industrial y tecnológico la mejoría será notable cuando los sistemas sean más potentes y, sobre todo, cuando los sistemas se puedan abaratar. Unos menores costes para implantarlos de forma masiva en las grandes series de vehículos ayudará a dar un paso adelante notable porque hoy en día estos sistemas son muy caros.

¿Cuando hablamos de sistemas caros en los coches autónomos de qué cifras hablamos?

-Por citar casos reales conocidos. Del prototipo de coche que la compañía Uber estuvo probando hace un año en Arizona solamente el coste del sensor Lidar, el sistema de láser que permite ver el entorno, cuesta unos 50.000 dólares. A esa cifra hay que añadir lo que cuesta el coche en sí pero que también incorpora cámaras ópticas, sensores, radares, ordenadores etc. Es verdad que hay desarrollos que están abaratando los equipos. Ya hay un Lidar, de estado sólido, que reduce muchos los costes. En concreto estamos hablando de un sistema de 2.000 dólares frente a los 50.000 citados anteriormente del láser de 64 capas. A este sistema más sencillo habrá que sumarle los costes de readaptar los datos ya existentes que han sido captados con los modelos más caros anteriores y esto retrasará un poco la implantación masiva. Pero esto es como todo en la industria cuando más crezca y más volumen de ventas se alcance más barato será.

¿Por qué da la sensación, en materia de coche autónomos, que están más avanzadas marcas nuevas como Tesla o las chinas que los grandes fabricantes tradicionales como Daimler Benz?

-No es cierto que esas marcas tengan más tecnología que, por ejemplo, Mercedes. El tema es que son marcas nuevas que no tienen nada que perder en el mercado del automóvil y sí mucho que ganar. En cambio los fabricantes tradicionales tienen una larga reputación detrás y arriesgan menos. Nadie quiere la publicidad negativa de que un coche autónomo, una máquina, tiene un accidente y mata a una persona, Y estos accidentes ya han sucedido.

¿El coche fantástico lo veremos o seguirá siendo ciencia ficción?

-Las prestaciones de un vehículo de nivel 5 de ayudas a la conducción serían como las del automóvil de la serie de televisión. Sí veremos un coche capaz de trasladar una persona de un punto A a un punto B sin intervención del usuario en la conducción. Eso sí lo de que el coche te de conversación y te ayude psicológicamente como hacía el coche fantástico no lo veo hoy por hoy (risas).