Bilbao - El proceso de descarbonización de la movilidad es una realidad y la progresiva sustitución de los automóviles con motores de combustión por otros eléctricos es una tendencia que no se discute pero sí se difiere sobre el calendario del cambio. El experto del sector de postventa del automóvil, José Luis Gata, del Grupo Solera, señala que el coche eléctrico va a llegar pero no va a ser mañana y ello obligará a los talleres a cambiar de modelo de negocio. Mientras aboga por incentivar la retirada de los coches más contaminantes.

Se habla mucho del coche eléctrico pero no se ven muchos.

-El coche eléctrico ya está y en el futuro irá a más pero todavía no es una alternativa al vehículo tradicional de combustión porque es caro, con escasa autonomía y con poca infraestructura de recarga. La realidad es que sólo el 19% de los hogares españoles tiene una renta suficiente para poder comprar un auto eléctrico. Según el INE es el porcentaje de personas con rentas de más de 2.500 euros mensuales. Es prácticamente el mismo porcentaje que puede acceder a un coche premium Mercedes, BMW o Audi. Y que no nos cuenten historias, en Europa la cuota de mercado del coche eléctrico solo es del 2%.

¿Cómo se puede hacer la transición hacia una movilidad descarbonizada en este contexto?

-Elaborando un PLAN, con mayúsculas, que primero incentive el achatarramiento de los coches más viejos de combustión, los que más contaminan, propiciando la creación de una red de infraestructuras de carga eléctrica, y utilizando todas las tecnologías disponibles para la transición. Ahora, por primera vez en años está aumentado más el consumo de gasolina que el del gasóleo. La tecnología tiene que seguir avanzando y reduciendo costes. Hoy día las baterías de un coche eléctrico, las más normales, cuestan unos 11.400 euros de media porque las de mayor capacidad superan los 20.000 euros. Su precio tendría que bajar a la mitad para que el vehículo eléctrico sea alternativa real.

Curiosamente las emisiones de los vehículos a la atmósfera han crecido este año.

-Las críticas a la tecnología diésel han hecho que se vendan más coches de gasolina, que gastan más combustible que uno de gasóleo por kilómetro, y que los consumidores aplacen sus decisiones de compra. El resultado es que el parque móvil español cada año que pasa es más viejo y los coches más antiguos son notablemente más contaminantes que los modernos. En 2023, a la vuelta de la esquina, el 43% de todos los coches que circularán por las carreteras españolas tendrá más de 15 años. Y aquí es en donde primero hay que actuar con medidas para reducir esa flota. Si en 2023 se eliminara el 100% de los vehículos de más de 15 años en España, y estamos hablando de 11,6 millones de coches, además de reducir la contaminación habría un incremento de la facturación de la posventa de un 12%, con un porcentaje de achatarramiento del 73%.

En el primer semestre las ventas de coches eléctricos solo suponen el 0,78% en el Estado. Descarbonizar el parque móvil va a costar.

-Sin duda. Es más, si las ventas de eléctricos alcanzasen una estimable cuota del 10% de las ventas se tardaría unos 172 años en renovar todo el parque. Por eso insisto en la necesidad de plantear un plan global, riguroso, escuchando a todas las partes.

Para los talleres, para los concesionarios el coche eléctrico, de salida, parece que les va a suponer menos trabajo y menos facturación.

-El motor eléctrico es más sencillo que uno de combustión. Tiene un 25% menos de piezas pero además tienen muchas menos necesidades de mantenimiento. No hay que cambiar aceite, bujías, correas... Según nuestros cálculos el coche eléctrico representa un 38% menos de facturación para los talleres que el de gasóleo. Además no hay que olvidar que el coches eléctrico llega también con un incremento de la conectividad, de las ayudas a la conducción y de los sistemas de seguridad con el resultado de una reducción de accidentes del 15% en el horizonte de 2030. Ello supone para los talleres también un recorte de la facturación por reparaciones.

¿Qué va a pasar con los talleres?

-La movilidad va a cambiar y los modelos de negocios ligados a la misma también. Los talleres con el coche eléctrico van a tener menos trabajo mecánico y de carrocería, actividades que suponen muchas horas de facturación. El taller dentro de 20 años no será como ahora por ello los concesionarios tendrá que acometer la mayor revolución en su negocio, tendrán que aprender a desempeñar un nuevo papel en el que reparar los vehículos será una tarea más pero no la principal. Quizás su principal labor sea actualizar el software del vehículo. En Solera siempre decimos lo mismo al sector de la posventa: el ahora es la tecnología del vehículo y la cuenta de resultados, pero con la mirada puesta en el futuro, en la descarbonización, porque implicará decisiones estratégicas para las que serán necesarias información e inteligencia.

Las nuevas tecnologías implican invertir mucho en formación en los talleres. ¿Qué puede pasar?

-Es una realidad que los talleres van a tener que hacer un esfuerzo importante en formación. Se va a necesitar más personal con conocimientos electrónicos e informáticos que mecánicos. Además, la digitalización de los procesos es ineludible para seguir siendo competitivo. Todo ello implica inversiones y no todos van a poder afrontarlas. Por ejemplo, en el País Vasco hay censados 1.817 empresas dedicadas a la venta, reparación y mantenimiento de vehículos pero sólo el 24% tiene más de tres empleados. La conclusión lógica es que se va a producir un proceso de concentración notable en el sector. Habrá menos talleres y concesionarios pero más grandes y la rentabilidad llegará de la mano de procesos más complejos y caros. Con todo el sector va a tener un tiempo para prepararse porque la llegada del vehículo eléctrico por las carencias actuales de infraestructuras, precios, etc., no se va a producir mañana. Además, no hay que olvidar que la mitad del precio de la gasolina son impuestos y habrá que ver si baja el consumo de combustibles con la electrificación de dónde se obtienen los ingresos fiscales.