BILBAO. El consejero de Hacienda y Economía del Gobierno vasco, Pedro Azpiazu, ha defendido en la presentación del informe anual de la economía vasca correspondiente a 2018 la necesidad de mantener la presión fiscal respecto al PIB en este momento de crecimiento, "aunque eso no quiere decir que no se puedan bajar algunos impuestos", "ni cierra la puerta a hablar de la propuesta del PP sobre rebajar el IRPF", ha aclarado.

El año pasado creció el empleo ya que se elevó la tasa de actividad al 56, 6 %, se redujo el paro hasta situarse en torno al 10 % y aumentó la renta por habitante, pero en Euskadi está aumentando la brecha salarial, ya que los salarios más altos han subido mucho más que los salarios más bajos. En este sentido, "que vaya creciendo razonablemente el salario mínimo interprofesional en los próximos años sería positivo", ha opinado.

BRECHA SALARIAL

En cuanto a los salarios, el documento recoge que la verdadera brecha salarial se está dando en "la evolución dispar de los salarios en los extremos de la distribución salarial y en la evolución del salario de la población con los salarios más bajos, frente al de la población con los salarios más altos, dándose la brecha salarial de género en mayor medida en niveles de renta bajos".

Estas desigualdades en la distribución primaria de la renta "condicionan la evolución de las desigualdades sociales y por lo tanto de la cohesión", ha proseguido.

Entre sus causa, ha enumerado "el deterioro que se ha producido en las familias monoparentales y en las personas solas, así como los hogares con población inmigrante, cuya evolución, en los tres casos, es creciente en la estructura demográfica de Euskadi".

Como solución desde el punto de vista de las políticas, el Gobierno vasco ha apuntado a una doble forma de actuación. Por un lado, "abordar la distribución primaria de la renta mejorando la calidad del empleo y apostando por la industria, los empleos de mayor valor añadido y la inversión en I+D+i; y , por otro con politícas relacionadas con la redistribución acordes a la evolución demográfica del país".

El informe constata que, en cuanto la creación de empleo, la reducción del paro y el crecimiento del PIB por habitante suponen una mejora general considerable y la recuperación económica también se ha trasladado al mercado de trabajo, quedando reflejada en el incremento de la población activa en un 0,7% y poniendo fin a los registros negativos de los tres años anteriores hasta situar la tasa de actividad en el 56,6%.

A la vista de estos datos, para el consejero se ha constatado el modelo virtuoso de crecimiento económico de Euskadi, con unas tendencias estructurales a medio plazo que son "la solidez de su modelo económico, la competitividad, la cohesión y la estabilidad del sector público y de sus políticas".

En ese sentido ha recordado que "si bien es cierto que las incertidumbres que se apoderaron de la economía global a finales de 2018 remitieron algo en el comienzo de 2019, la economía vasca se encuentra instalada en un nuevo periodo de crecimiento potencial algo por encima del 2%, lo que ha calificado de "notable".