BILBAO - Atiende a DEIA en una semana de gran actividad debido al impacto mediático de la reunión anual de las empresas tractoras y las startup que se enganchan a su actividad dentro del programa de aceleración de empresas de Spri. La familia de Bind 4.0 no ha parado de crecer y cada vez faltan menos grandes corporaciones cuando se pasa lista.

-Tras los fichajes de la próxima edición, quedan pocas de las grandes empresas del país por sumarse a Bind 4.0.

-La verdad es que sí. Empezamos hace tres años con una lista de 15 empresas tractoras y de cara al año que viene contaremos con 53 corporaciones. Efectivamente, quedan pocas empresas grandes de este país que no estén participando.

Hay otros programas de aceleración de ‘startup’, pero pocos bajo el paraguas de la administración pública y en conexión con universidades, centros tecnológicos... ¿Es la clave diferenciadora de Bind?

-Hay un montón de aceleradoras de startup en todo el mundo. Y lo cierto es que tienden a ser privadas a través de inversores, business angels o agentes privados, y sobre todo tienen la característica de que conectan startup con el mundo inversor. En Bind 4.0 ofrecemos diferentes tipos de servicios, también apoyo en inversión, pero la esencia fundamental es que conecta a startup con grandes clientes y es lo que más valoran las startup. Logran un contrato con una gran empresa, que pasa a ser su cliente. Tienen una primera facturación con ese supercliente y en su catálogo de actividad empiezan a tener a Mercedes, Iberdrola o Petronor, nombres que abren otras puertas del mercado.

¿Cómo se benefician las grandes compañías?

-Las empresas tractoras que participan nos trasladan a través de los cuestionarios de satisfacción que están muy contentas con el talento y soluciones tecnológicas que encuentran en Bind 4.0. Encuentran lo que buscan en la mejora de sus procesos empresariales y, en general, yo diría que, en muchos casos, grandes empresas tractoras que no tenían esa cultura de colaboración con startup y que incluso eran algo escépticas con esta relación se están viendo gratamente sorprendidas.

¿Están mostrando interés en implantarse en Euskadi las ‘startup’ de fuera?

-En algunos caso sí, pero no es sencillo. Cuando lanzamos la convocatoria se nos apuntan muchas compañías, en la última edición fueron 524 de 64 países diferentes. Luego son las empresas tractoras las que seleccionan, contratan sus servicios para que participen en el programa de aceleración, que se alarga durante seis meses. No obligamos a las startup de fuera de Euskadi a que se instalen, pero lo que sí hacemos durante esos meses es enseñarles el ecosistema industrial, tecnológico y científico de Euskadi para que, más allá del contrato con una gran empresa, también conozcan el mercado y se planteen que este es un buen ecosistema para seguir desarrollando su proyecto. Y es verdad que en general suele ser complicado, pero en algunos casos, tanto de startup del Estado como de otros países, han puesto alguna patita que otra en Euskadi.

En la cuarta edición se incluye una herramienta de financiación, ¿cuál es el motivo?

-Cerrar el círculo y poner a disposición de las startup todo o casi todo lo que necesita para crecer y desarrollarse como empresa. Tendrán ese primer contrato con una gran empresa y también financiación, oxígeno, para crecer.

Además se abre la puerta a la industria alimentaria y a grandes cadenas de distribución.

-No abordar el ámbito de la alimentación estando en Euskadi parecía un poco raro. Además, estamos viendo que hay empresas tractoras instaladas en Euskadi que son muy importantes en el ámbito de la alimentación, Coca Cola, Unilever, Eroski... Y, por otro lado, en el ámbito de las startup cada vez están surgiendo más empresas con tecnologías y soluciones que tienen una aplicación muy interesante en el ámbito de la alimentación. Veíamos una relación ganar-ganar muy interesante para las empresas emergentes y las grandes compañías.

Pese a la destacada presencia de ‘startup’ internacionales, la mayoría de las que participan en el programa son vascas, ¿a qué se debe?

-De las 524 que se presentaron a esta edición, la gran mayoría eran de fuera de Euskadi, y en la selección final de 32 hay 19 de Euskadi. Básicamente hay dos razones. Cuando las grandes empresas quieren contratar una gran empresa de ciberseguridad, de Internet de las cosas, si tienen dos empresas más o menos parecidas, una es de Durango y otra de Nueva Delhi, seguramente por comodidad, cercanía, accesibilidad, se decante por la de Durango. Y como segunda razón diría que las startup de Euskadi no tienen nada que envidiar a las de fuera. Y las empresas tractoras, que no son cualquier empresa, están viendo que las empresas de Euskadi tienen tanto o más nivel que las de fuera.

¿Contribuye Bind a la implantación de la industria 4.0 en Euskadi?

-Totalmente. Las empresas que tenemos instaladas en Euskadi, al igual que las que están establecidas en cualquier parte del mundo, están en un proceso vertiginoso de transformación digital y todas tienen muchas necesidades e interés de renovarse y transformarse digitalmente. Cuando una empresa quiere innovar puede hacerlo con recursos internos, pero también tiende a utilizar modelos de innovación más abiertos, colaborando con universidades, con centros tecnológicos. Poco a poco estamos descubriendo que las startup son una fuente muy interesante de innovación y transformación digital. Y a través del Bind 4.0 estamos estableciendo ese nuevo puente y además lo estamos haciendo con startup de todo el mundo. Somos capaces de atraer talento y soluciones tecnológicas de todo el mundo para que sean aplicables a las empresas de Euskadi.