BILBAO - La industria siderúrgica del Estado español, -con especial incidencia en Euskadi debido a que toda la producción de acero se hace con horno eléctrico-, ha reclamado al Gobierno español que adopte las medidas necesarias para que las acerías paguen por la energía lo mismo que sus competidoras francesas o alemanas. De no se así varias fábricas podrían verse abocadas al cierre por falta de competitividad.

Esta es una de la principales conclusiones a la que han llegado en la organización empresarial del sector del acero, Unión de Empresas Siderúrgicas (Unesid), cuyos dirigentes solicitaron al Ejecutivo que lidera Pedro Sánchez un “claro” compromiso con la industria en España. Al mismo tiempo reiteraron al nuevo Gobierno que se forme en Madrid, que ponga en marcha sin dilación las medidas comprometidas para poder disponer de un precio competitivo de la energía eléctrica y de una nueva regulación del gas que favorezca la actividad industrial en el Estado español.

La alternativa a la inacción del Gobierno sería el cierre de instalaciones siderúrgicas en el Estado español, indicaron los dirigentes de Unesid, el presidente, Bernardo Velázquez, a su vez consejero delegado de Acerinox, y el secretario, Andrés Barceló. No hay que olvidar que en el País Vasco una instalación siderúrgica como la Acería de Sestao, de Arcelor, está trabajando a una mínima parte de su capacidad porque al ser de horno eléctrico no puede competir en precio con las bobinas que fabrica Arcelor Mittal en los hornos altos de Asturias, con carbón como energía.

Con motivo de la presentación del balance del sector siderúrgico español en 2018, el presidente de Unesid, Bernardo Velázquez, pasó revista a la actual coyuntura e insistió en la “urgente necesidad” de que la industria española cuente con precios de electricidad y gas competitivos.

La diferencia de precios energéticos sigue siendo notable entre un país y otro de la UE. Así una acería vasca, por ejemplo, la de Nervacero Celsa, en Trapagaran, paga más que la de Celsa France, en Baiona, a 170 kilómetros. Hasta tal punto que Celsa va a invertir 60 millones de euros en la planta francesa para instalar un tren de laminación.

Según los dirigentes de Unesid difícilmente se puede competir con los precios de la electricidad españoles pues el diferencial de este precio entre España y Francia llega a los 20 euros, mientras que, de media en Europa es casi 15 euros más barata. De hecho, Velázquez afirmó que en Alemania la facturación total del consumo energético es hasta un 50% más barata. Es más, si Acerinox tuviese sus plantas en el país germano ahorraría 35 millones de euros al año en la factura energética, dinero que podría ir dirigido a inversión e I+D, señaló Velázquez.

Los empresarios también criticaron las medidas de Trump ya que tras el cierre “artificial” del mercado estadounidense se derivaron exportaciones de terceros países hasta la UE con el resultado que en España, y a pesar de las medidas de salvaguarda adoptadas por la Unión Europea, las importaciones de acero aumentaron un 9%,la mayorñia de fuera de la Unión.