gasteiz - En un país que acumula una media de 300 días de sol al año es difícil de entender cómo las azoteas de sus empresas, los tejados de sus viviendas o las vastas extensiones de sus zonas agrícolas no están copadas de huertos solares. Difícil de entender cómo sus países hermanos del norte, Alemania fundamentalmente, apuestan por este tipo de generación de energía con menos horas de luz solar.

Durante el curso pasado, el país germano instaló otros 1.750 MW de potencia fotovoltaica, Reino Unido aumentó su potencia solar en 910 MW, Francia en 890 MW y Holanda en 853 MW. ¿Y España? Pese al maná solar que baña cada día su territorio apenas se instalaron 135 MW en el Estado. Pese a que cada caso es diferente e influyen diversos factores, todos los indicadores que maneja el sector apuntan en una misma dirección: el motivo de este retraso son las barreras políticas, trabas administrativas y poderosos grupos de influencia que llevarían décadas torpedeando el desarrollo de esta renovable.

En este contexto y con la sensación de que este tren no volverá a pasar, el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido dar un vuelco a este panorama modernizando y simplificando el contexto del sector fotovoltaico. Así, la aprobación el pasado 5 de abril de un nuevo Real Decreto para regular las condiciones administrativas, técnicas y económicas del autoconsumo de energía eléctrica, podría haber desterrado de una vez por todas el viejo fantasma del impuesto al sol que en su día impulsó el PP. Aquella medida de carácter disuasorio que estaba trufada además de complicaciones administrativas impidió, según el propio sector, la consolidación del autoconsumo en un país propicio para ello.

Años después de aquello, el sector atisba un esperanzador horizonte marcado por una norma que se presenta más justa y beneficiosa para los consumidores, libre de impuestos rocambolescos ni trabas burocráticas; una medida que favorece la independencia energética y, sobre todo, permite la reducción de las emisiones de gases. “Es una oportunidad beneficiosa para todas las partes”, resume Aitor Santos, gerente de San Juan Grupo. “El mundo pyme, por ejemplo, podría tener en el autoconsumo el salvavidas perfecto después de tantos años de penurias y para el propio consumidor también sería positivo, pues tendría a mano otra alternativa al sistema tradicional centralizado, además de verse beneficiado por una disminución del precio de la energía”, abunda el representante de esta compañía alavesa con sede en Agurain y casi 40 años de experiencia en el sector eléctrico.

Apenas han transcurrido unas semanas desde que el Decreto entrara en vigor, de ahí que el movimiento entre las empresas vascas esté resultando, de momento, escaso. “Está todo muy reciente aún y venimos de donde venimos, de modo que todavía hay mucha confusión y desconocimiento”, reconoce Santos. “Las oportunidades son bestiales para invertir en estos momentos en alto consumo energético”, anima el empresario mientras pone el foco en los “interesantes” porcentajes de ahorro que representa una instalación de placas solares en el ámbito industrial.

Según su experiencia, una pyme con un consumo medio de 120.00 kw/hora/año podría llegar a ahorrarse hasta un 35% de la factura de la luz, mientras que en el caso de una empresa que quisiera instalar en su azotea un huerto de placas solares con una capacidad de 20Kw, su amortización sería un hecho en apenas tres años y su inversión, que le reportaría ahorros de hasta el 45%, rondaría entre los 80.000 y 100.000 euros.

El nuevo decreto en favor del autoconsumo también contempla otra serie de ventajas como bonificaciones en el Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) en el caso de los particulares y deducciones de hasta un 30% en el Impuesto de Sociedades.