Los altos precios de los combustibles inciden de manera cada vez más acusada en nuestros bolsillos. Por eso una conducción eficiente y segura es lo más adecuado para que puedas ahorrar algo. Estos son algunos consejos para que lo puedas hacer de manera sencilla y puedas notar un menor consumo la próxima vez que acudas a la gasolinera.

Calentar el motor

Arrancar el vehículo por primera vez, al inicio del día por la mañana generalmente, es un momento en el que el coche aún está frío y consume más para calentar el motor de inicio. Si tu motor es de gasolina, puedes iniciar la marcha nada más arrancar; en cambio, si es diésel, lo recomendable es que dejes pasar unos instantes antes de salir. Igualmente los motores turbo exigen que se espere unos segundos a que se caliente y baje el indicador del cuenta revoluciones, un proceso que es automático.

Cambios de marcha 

Utilizar el cambio adecuado también ahorra. No hay que cambiar demasiado rápido ni de forma brusca. Una vez estés en marcha, lo ideal es que metas segunda transcurridos dos o tres segundos o tras haber circulado unos 6 u 8 metros aproximadamente. A continuación, puedes pasar a tercera y sucesivas cada 20 kilómetros de aceleración o cada cinco segundos, aunque dependerá del tipo de vía por el que circules, las condiciones generales de la carretera, etc. Con esas medidas puedes ahorrar un 10% de combustible.

Velocidad

Respeta los límites de velocidad. Circular a 140 kilómetros por hora en autopista en vez de a 120 implica un 20% más de gasto en carburante, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). En tu día a día, por cada 10 km/hora que reduzcas tu velocidad, puedes ahorrar un 10% de combustible.

Menos aceleraciones y más velocidad constante  

Evita las aceleraciones bruscas e innecesarias, que consumen mucho combustible. Con las frenadas bruscas ocurre igual, ya que además luego tienes que pisar el acelerador para recuperar la velocidad de marcha. Mantener una velocidad uniforme y conducir sin estridencias es útil para ahorrar. A más de 20 kilómetros por hora con una marcha insertada, si no pisas el acelerador, el consumo de carburante es nulo.

Regulador de velocidad 

Utiliza el regulador automático de velocidad, la mayoría de los coches lo tienen ya, para no superar los límites de velocidad y evitar gastar así más en combustible y las posibles sanciones de Tráfico.

Apaga el motor en las paradas 

En paradas relativamente prolongadas más allá de los semáforos es mejor que apagues el coche. Así, por ejemplo, un motor al ralentí durante 10 minutos consume hasta 0,2 litros de gasolina. Como norma general es aconsejable apagar el motor al minuto de haber parado. Además muchos coches incorporan ya el Stop and Go de apagado y encendido automático en semáforos, embotellamientos, etc 

Cuidado con el aire acondicionado

Los aires acondicionados a potencia extrema supone un gasto añadido de combustible. A escasas velocidades, por ciudad y para combatir el calor, abrir las ventanillas resulta eficiente y más económico que usar el aire acondicionado. A altas velocidades el efecto es el contrario y el consumo se ve claramente afectado.  

Usa el motor como freno

Circula el mayor tiempo posible en las marchas más largas y a bajas revoluciones. De forma general, para que te sirva como referencia, puedes cambiar de marcha cada diez kilómetros más de velocidad: a tercera a partir de 30 kilómetros por hora, a cuarta cuando llegues a los 40 kilómetros por hora, etc. El régimen de motor más habitual para una conducción económica es entre las 1.500 y las 3.000 revoluciones.  

Controla el peso

A mayor peso el coche necesita más combustible para moverlo. Por ello es conveniente aligerar el maletero y el interior de objetos, prendas, artículos personales, utensilios, herramientas y otros elementos que se van quedando en él como si fuera un trastero y son claramente innecesarios. 50 kilos de más en un vehículo suponen un gasto extra de 0,2 litros de carburante por cada cien kilómetros recorridos. Recuerda también que a mayor peso se altera la aerodinámica del coche (al igual que con los portaequipajes o los soportes para bicis) y se penaliza el consumo.

Neumáticos

La presión de los neumáticos debe ser la recomendada por el fabricante en función de las características del vehículo. No sólo es una cuestión de seguridad, sino también de ahorro, ya que llevar los neumáticos con una presión de 0,5 bares inferior a la correcta reduce el rendimiento del combustible en un 2% y un 4% en áreas urbanas y suburbanas respectivamente.

Planifica tu desplazamiento

En espacial los viajes, ya que si tienes claro el itinerario evitarás un gasto innecesario de combustible. Alargar sólo 10 minutos sobre un trayecto de una hora significa un incremento del consumo en combustible de hasta el 14%, según el Autoclub Mutua.

Puesta a punto

Un coche en buen estado es un coche que consume menos combustible. Con un coche con el mantenimiento al día (filtro de aire limpio, cambio de aceite hecho...) y sin averías, ahorraremos combustible.

Las visitas periódicas al mecánico o al servicio técnico oficial son indispensables para una buena puesta a punto, un óptimo funcionamiento y un ahorro a medio y largo plazo.