Todos nos hemos preguntado alguna vez que es lo mejor para nuestra comodidad y nuestro bolsillo si apagar y encender la calefacción o dejarla a una temperatura constante todo el día. ¿Qué consume más energía? ¿Cómo ahorramos más en nuestra factura? ¿Qué es mejor para el medio ambiente?

Mucha gente piensa que tener una temperatura no muy alta constante las 24 horas del día (incluyendo si la noche o cuando la vivienda esté vacía) sirve para ahorrar y aplican esta teoría en invierno. Quienes optan por este sistema sostienen que la temperatura de la casa desciende cuando la apagamos y luego necesitamos un gasto extra de energía para volver a una temperatura confortable.

Los expertos sostienen sin embargo, y con datos, que es un error, porque ahorramos más si ajustamos el encendido de la calefacción al tiempo que más la utilizamos y disfrutamos en casa. Es decir apagando la calefacción cuando no estamos o cuando estamos durmiendo y reanudando su funcionamiento al volver hasta caldearla.

La razón es clara: cuando dejas encendida la calefacción todo el día, aunque sea al mínimo, hay un gasto energético permanente, que puede incrementarse en función de las características de nuestro hogar.

Esto se debe a que por zonas como las ventanas, los cristales, las paredes o las puertas, el calor se escapa y el sistema de calefacción deberá incrementar su trabajo para recuperar la temperatura.

Cuando apagas el sistema de calefacción y lo vuelves a encender, este necesitará un poco más de energía al principio para calentar tu vivienda, pero este gasto energético siempre será menor al gasto total de la calefacción encendida todo el día, aunque esté al mínimo, ya que este esfuerzo durará pocos minutos.

Lo mismo sucede cuando dejas la calefacción encendida toda la noche. La verdad es que no es necesario salvo excepciones muy contadas ya que en la cama estás confortablemente y calentito. Y además es insano dormir con calor excesivo. Lo que puedes hacer por las mañanas para no sentir un brusco cambio de temperatura es programar que el sistema se encienda 15 minutos antes de levantarte. Lo mismo para antes de llegar a casa.

En este sentido, el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) aconseja "ajustar el encendido de la calefacción al horario real de ocupación de la vivienda, y apagarla por la noche". También señala que con temperaturas de 15 grados se puede conciliar bien el sueño sin pasar frío. Y para días excepcionales con fuertes bajadas recomienda más mantas o edredones encima de la cama.

Además, el uso continuado de la calefacción aumentará la huella de carbono y nuestra pequeña contribución al calentamiento global, ya que generaremos más emisiones de dióxido de carbono (CO2).

El uso de termostatos y programadores también te ayudará a un consumo más eficiente, sostenible y barato.