La temporada pasada Zierbena hizo historia. Tocó cimas nunca vistas en el club. Peleó en la Eusko Label Liga, ganó el Campeonato de España y se quedó a centésimas de conquistar la Bandera de La Concha. Fue un año que sirvió para confirmar el proyecto galipo y asentarlo entre los botes más potentes del Cantábrico. Pero el éxito no siempre es barato y hay veces que se es víctima de él. Las victorias aumentan el cartel de los remeros y diferentes equipos ponen su punto de mira en las tostas de los primeros espadas. Eso le pasó a Zierbena este verano. Varios de sus hombres importantes decidieron cambiar de aires e irse a otros lugares y hubo que realizar una reconstrucción forzada, a toda velocidad, para no perder ese hilo competitivo. Los nombres cambiaron, pero no la mentalidad galipa. Los entrenados por Juan Zunzunegui quieren volver a dar guerra y pelear de nuevo por todos los títulos posibles.

No fue un invierno tranquilo en el club galipo. Los meses llamados a ser de vacaciones se convirtieron en una vorágine de llamadas para la directiva y para Zunzunegui. Las bajas inesperadas asolaron la trainera y hubo que recomponer la tripulación. “Algunas cosas fueron inesperadas y está claro que condicionan. Fue un año más revuelto de lo habitual”, declara el técnico vigués, que vio cómo marchaban del club bogadores con los que ya contaba: “Varios equipos hicieron apuestas económicas importantes y menearon todo. Cada remero es libre de hacer lo que quiera y cada club dentro de sus posibilidades también. Lo que no veo es que una vez dado el compromiso no se pueda estar tranquilo hasta que no se realice la firma”.

Esta situación trastocó los planes de Zierbena, pero desde el club entonan el mea culpa y saben que parte de este escenario se debe a un error suyo. “Es peor porque el año pasado lo habíamos hecho bien. Este curso entre La Concha, algunos cambios que ha habido en la directiva? Puede que se haya dado un exceso de confianza y el tema de la firma se retrasó. Lo tenemos asumido como un fallo”, cuenta el entrenador gallego. Aunque la capacidad de reacción de Zierbena también fue rápida. Encontraron soluciones y el estatus ganado en la temporada pasada ayudó a contratar remeros de calidad para suplir esas bajas. “Fue un curro bastante importante durante esas semanas, pero se consiguió revertir la situación. Por números el equipo es muy similar y hay que ver cómo se acopla, que por ahora parece que va todo bastante bien”, explica Zunzunegui.

Zierbena apostó en esta reconstrucción por varios remeros de contrastada calidad que tuvieron que adaptarse a la manera de trabajar que hay en la localidad vizcaina. Sin concesiones por el palmarés. Títulos pasados que quedan olvidados a la hora de iniciar la nueva travesía. “Lo que tenemos claro tanto el club como yo es que los nombres valen lo que valen. Una vez empieza la temporada se borra todo, se empieza de cero y lo que cuenta es lo trabajado. Gracias a ello estamos dónde estamos”, afirma Zunzunegui. Es la filosofía de Zierbena. Trabajo por encima de todo, sin distinciones. Manera de ejercer aceptada por las nuevas incorporaciones, que empezaron a rendir a buen nivel desde el primer día. “No estamos notando que hayamos empezado de cero. Ha habido muchos cambios y no sabíamos como se iba a adaptar la gente. La verdad es que nos sorprendieron un poco los primeros resultados”, añade. El nuevo proyecto galipo volvió a estar una vez más a gran nivel en los campeonatos de botes cortos y dejó buenas sensaciones en los descensos invernales.

Funcionar igual Esas buenas sensaciones hacen que en Zierbena la ambición se mantenga intacta y los objetivos estén ligados a las banderas. “Los objetivos son los mismos que el año pasado. El proyecto que tenemos tiene que seguir funcionando igual y la gente que viene tiene que saber que se opta a todo, eso ayuda también a la hora de reforzarse”, cuenta Zunzunegui. Aunque este año la competencia parece que será mayor. Los rivales aumentan y desde la segunda tanda llegan traineras con mucha motivación y ganas de colarse entre los primeros clasificados. “Los equipos se están reforzando y haciendo esfuerzos para estar ahí. Eso es interesante y bueno para el remo, nos obliga a espabilar a todos. El que haga una mala regata no acabará cuarto, como ocurría hace unos años. Tanto en tiempos como en sensaciones está todo más igualado”, opina el entrenador galipo.

Pero Zierbena no solo mira a la presente temporada. Desde que se inició este proyecto, la cantera fue fundamental para el club. Pocos jóvenes debido a las condiciones sociológicas de la localidad, pero que encontraron un lugar donde desarrollarse como remeros. Este año serán otros dos los que formen parte de la plantilla en verano. “Está claro que están muy verdes aún, sobre todo a nivel físico, pero reman. Estos años siempre he intentado que a partir de los cadetes salgan a entrenar con nosotros en la trainera hasta que empieza la temporada de bateles. Se está notando porque no cantan y son gente que se acopla bien a la trainera”, describe Zunzunegui. Valores necesarios para sacar canteranos y dar otro extra más a una trainera que el año pasado llegó definitivamente a la élite del remo y ya no quiere abandonar ese lugar.