Al final de la primera vuelta del Campeonato de Parejas, Erik Jaka y Julen Martija estaban en la cola de la tabla clasificatoria y parecía descartados para la lucha por entrar en el play-off. Casi dos meses y cuatro victorias después, dieron la vuelta al calcetín y recuperaron su esencia. El sábado buscan las semifinales. Resurrección.

Están en el ‘play-off’. Objetivo cumplido.

—Cumplidísimo. En un principio, cuando se presenta un campeonato, todas las parejas buscamos estar entre los seis primeros. Viendo cómo ha ido nuestro Parejas, es una alegría enorme. Tras la primera vuelta, se nos veía eliminados, pero tuvimos una buena racha en la segunda que nos ha dado el pase.

Tuvieron que esperar a la victoria de Peio Etxeberria-Ladis Galarza sobre Urrutikoetxea-Aretxabaleta. ¿Estuvo pendiente de la televisión?

—Al principio no tenía intención de verlo, porque acabé bastante quemado mi partido, pero al final lo acabas viendo. Empezó bien para nosotros, pero en el 18 iguales se notaba bastante tensión.

Su mejor versión se ha visto en la segunda vuelta del Parejas. ¿Qué es lo que ha cambiado de un tramo del campeonato a otro?

—Empecé el Parejas muy saturado; sobre todo, de cabeza. Acababa de vivir dos campeonatos muy intensos, en los que disputé dos finales. Además, a Martija tampoco le pilló en buen momento, con molestias en el hombro, y luego se fastidió la mano. Fue una dinámica de mala suerte constante.

Continúe.

—Una pareja la componen dos pelotaris. Si uno no está bien del todo, no es fácil sumar. Eso fue lo que sucedió. Cuando Julen recuperó las manos y cogió confianza, yo me tranquilicé y jugué en mejores condiciones. Hoy en día se está viendo que el que marca diferencias, en gran medida, es el zaguero. Julen tuvo molestias y jugar en esas condiciones es difícil.

¿En esa saturación de la que hablaba existe el factor del peso de ser campeón?

—Si fuese así, no estaría jugando ahora al nivel que lo estoy haciendo. Se trataba más de que eran mis primeras experiencias en finales: la primera salió bien y la segunda, no tanto. Si hubiera ganado el Cuatro y Medio, quizás no habría dado el pequeño bajón, pero todos tenemos altibajos, es algo normal tanto en el terreno laboral como en el personal.

Es el momento de dejar de mirar atrás. El sábado se enfrentan a Altuna III-Mariezkurrena II en busca de la liguilla de semifinales. Lo conseguido hasta ahora no importa.

—Ellos han quedado terceros y nosotros, sextos, pero eso no vale para nada. El año pasado ya sucedió que el tercero y el cuarto se quedaron fuera de las semifinales.

¿Tienen ellos la etiqueta de favoritos a tenor de los precedentes, ya que les ganaron los dos partidos?

—Sí, pero eso no sirve de nada. Han hecho mejor campeonato que nosotros hasta ahora; sin embargo, a un partido puede pasar cualquier cosa.

¿Cómo se puede ganar a Altuna III-Mariezkurrena II?

—Todo pasa por dominar al zaguero rival. Jon ha tenido partidos en los que se ha acercado al nivel de Albisu y Zabaleta, pero en otros ha estado más irregular. Tengo plena confianza en Julen y creo que puede hacer frente a cualquiera de esos tres. También tenemos que estar preparados para aguantar si llega el chaparrón de Mariezkurrena II y el ataque de Altuna III. Si Julen es capaz de parar a Jon y crearme oportunidades, tendré que acertar yo.

Vista la deriva del campeonato, ¿se ven con poco que perder?

—Cuando se presenta el Parejas todo el mundo sabe que tercero y el cuarto son los que más tienen que perder en el play-off. Nosotros hemos llegado hasta aquí como sextos clasificados y es un premio. Eso sí, si ganamos el sábado ya no tendríamos nada que perder y todo por disfrutar. Son tópicos, pero nunca se sabe, puede pasar cualquier cosa.

¿Le ponen este tipo de partidos, en los que no hay margen de error?

—Sí. Son eliminatorias puras en las que o ganas o te vas a casa. Los campeonatos individuales son así y te juegas todo o nada. Este formato provoca esto, que no es muy habitual en los torneos por parejas.