ZUBILETA EVOLUTION ZUAZO: Ezbida, García (2), Velasco (1), Sánchez (3), González, Isabel (4), Berasategi (2), Sarrionandia-Ibarra (3), Arozamena, Encina (3), Erauskin, Bengoetxea, Aguardo, Romero, Permach y Magdalena (1).

BM PORRIÑO: Bono (3), Casasola (7), Correia (1), Hernández (1), Rosalez, Santomé, López (1), Carrera, Portillo (3), Espiñeira (2), Barros (3), Samartín, Rodríguez, Fernández, Adrielle (1) y Castro.

Parciales: 1-2, 4-3, 5-6, 7-8, 9-10, 11-12 (al descanso); 12-13, 12-15, 13-17, 15-20, 16-21 y 19-22.

Árbitro: Yon Bustamante y Javier Álvarez excluyeron a las locales García, Bengoetxea (2) y Permach; y a las visitantes Santomé y López (2). Además, descalificaron a Rodríguez del Porriño.

Incidencias: Partido correspondiente a la décimo cuarta jornada de la Liga Guerreras Iberdrola disputado en Lasesarre.

El Porriño cometió menos errores y, sencillamente por eso, se llevó ayer los dos puntos de Lasesarre. No fue el encuentro del Zubileta Evolution Zuazo, que desesperó a la grada, a su cuerpo técnico y a sí mismo. Porque las rojinegras hicieron un gran trabajo defensivo, pero fallaron demasiados pases sencillos, siete metros y no tuvieron una buena elección en el lanzamiento. Puede que la presión del partido, de jugarse dos puntos que le acercarían mucho al objetivo de la salvación, pudiera con su moral; pero lo cierto es que las gallegas se llevaron la victoria de Barakaldo con total merecimiento. Con todo, las entrenadas por Joseba Rodríguez apenas tienen tiempo para lamerse las heridas porque el próximo miércoles (20.00 horas) se medirán al Elche en Alicante, en un nuevo intento de poner tierra de por medio con el descenso.

La primera mitad fue igualada, tanto para lo bueno como para lo malo. Comenzó con las lágrimas de la visitante Haridian Rodríguez, que fue descalificada a las 51 segundos por un balonazo a la cara de Ariadna González. La importancia de los dos puntos en juego se notó sobre la pista, con dos equipos gobernados por los nervios. Las prisas por querer ganar cuanto antes conllevó imprecisiones en ambos bandos. Las pérdidas de balón se contaban a pares y, en medio del caos, florecieron las porteras. Estela Carrera desesperó a las zuazotarras, a las que impidió marcar incluso goles fáciles. Cierto es que las barakaldarras se afanaron en conectar, sin acierto, con la pivote cuando eran las aperturas a las extremos las que realmente estaban funcionando. Sin embargo, en el otro lado del parqué, Ariadna mantuvo a las locales a flote. Fue la guardameta rojinegra la que, tras unos parciales de alternancia en el marcador, impidió que el Porriño se fuera de tres tantos -la que hubiera sido la máxima renta antes de descanso-. Después de ello, el Zuazo logró empatar; pero un latigazo de Casasola sobre la bocina, imparable, mandó a las gallegas a los vestuarios con una diana de ventaja (11-12).

El segundo tiempo siguió el guion del primero: los errores se imponían a los aciertos. Pero esta vez todos cayeron del lado zuazotarra. Las locales perdieron pases sencillos, no atinaron con los lanzamientos. Rodríguez se desesperaba en la banda porque sus jugadoras continuaban buscando a la pivote. Siempre sin éxito. “Dejad de buscar pases imposibles”, les pidió el técnico rojinegro. Casi implorando. Pero, mientras, el Porriño no falló. Aprovechó los regalos del Zuazo para poner tierra de por medio en el marcador hasta irse de seis. El caso es que las de Lasesarre estuvieron bien en defensa, pero naufragaron en ataque. Además, cuando sí les salían las cosas, Carrera aparecía para borrarles de nuevo la sonrisa. Y así no hubo manera.