OCOS deportistas jóvenes tienen la oportunidad de estar al lado del mejor del mundo en su modalidad, de compartir campo con él. Jon Rahm, en una pausa de sus vacaciones, lo hizo posible ayer en Meaztegi donde se celebró la jornada de cierre del proyecto Golf4Kids que, con la dirección de Ramón Barrenechea, ha puesto en marcha el golfista de Barrika para tratar de devolver al deporte lo que el deporte le ha dado y que ampliará su número de actividades, siempre enfocadas hacia una formación integral a través de los valores que trató de transmitir Rahm al medio centenar de niños y niñas que disfrutaron de un día precioso en el campo de La Arboleda, al que incluso quiso sumarse el peor enemigo de los golfistas: el viento.

Tratando de guardar en todo momento la precaución que aconsejan estos tiempos de pandemia, que a Rahm le han afectado tanto este año, el número 1 del mundo ofreció consejos, experiencias e interactuó con los chicos y chicas que antes habían mostrado sus habilidades con el chip y con el putt. El barrikoztarra les habló de la importancia de formarse más allá del campo porque “en el golf si quieres ser profesional tienes que saber inglés”, de no centrarse solo en un deporte ya que “practicar varios como hice yo de joven me ayudó mucho después” y, sobre todo, les recordó que en el golf “se pierde mucho más de lo que se gana”. “Cada día que estás en el campo puedes aprender algo nuevo y muchas veces un segundo puesto puede ser una victoria. Tiger Woods, en su mejor momento, ganaba el 30% de las veces que jugaba”, señaló.

Jon Rahm dio algunos golpes desde el tee del 1 de Meaztegi y atendió las peticiones de los chicos y chicas, que sobre todo querían verle golpear el drive. “Pero no todo en el golf es pegarle muy fuerte. Hay más cosas que hay que hacer bien y, sobre todo, hay que calentar primero”, les advirtió. Primero, fue mostrando sus habilidades con los hierros, luego con la madera y al final sí pego algunos drives, seguidos con admiración por sus admiradores y admiradoras, entre los que estuvieron Unai Rementeria, diputado general de Bizkaia, y Carlos Sergio, asesor de deportes de la Diputación, además de otras personalidades del golf como el caddie guipuzcoano Pello Iguaran, el profesional Pedro Oriol, Edu Celles, primer profesor de golf de Rahm, o Edorta y Eriz, padre y hermano del número 1 del mundo.

Entre golpe y golpe, el barrikoztarra reconoció que uno de sus campos favoritos es Torrey Pines “donde gané este año el US Open y mi primer torneo en el PGA Tour” y que la presión de ser número 1 del mundo no le afecta a la hora de jugar. “La primera vez que llegué ahí duré dos semanas, así que me di cuenta que ser número 1 era consecuencia de jugar bien y en eso me centro, en jugar bien”, comentó. Cuando un niño le preguntó a bocajarro por sus objetivos para 2022, que para Rahm comenzará en Hawai en la semana de Reyes, aseguró que no ha pensado en ello, pero “por no esconderme, pueden ser seguir como número 1 del mundo y ganar The Open en Saint Andrews”.

El golfista vizcaino habló también de que el golf, apto para todas las edades, y el deporte de élite le han permitido “tener amistades y relaciones que ni habría imaginado”, pero hasta eso hubo de superar adversidades y obstáculos y trabajar duro. Por eso, la actividad más especial del día fue cuando Rahm fue retado por Marc Oller, golfista invidente que fue campeón de España adaptado en 2018 y 2021. Se trataba de completar un hoyo de 80 metros desde el tee a ciegas y Rahm cedió el desafío porque “la vista es el sentido más importante en el golf. Por eso, me parece admirable lo que hace Marc”. Las fotografías, siempre con la mascarilla puesta, y los aplausos cerraron una jornada que se repetirá, ojalá con menos restricciones, porque la intención de Jon Rahm Golf4Kids es convertirse en un proyecto social y deportivo de referencia.

El número 1 del mundo habló de valores como el esfuerzo y la perseverancia y recordó a los jóvenes que en el golf lo más normal es no ganar