¿Y cómo se entrenan los valores humanos? Pues realmente es muy sencillo: se entrenan a través de las acciones. Podemos hacerlo de forma individual o en familia. Por ejemplo, podemos marcarnos pequeños retos semanales: una semana, un valor a trabajar mediante pequeñas acciones diarias. Si a la hora de trabajarlos dudas ante una conducta, pregúntate: si tuviese a mucha gente mirándome para después imitarme, ¿lo haría?.

Respeto. Respetar a los demás es algo que empieza por comprender que tenemos distintos puntos de vista y que esto nos enriquece como sociedad. No puedo imponer mi opinión o despreciar a aquellas que sean distintas a la mía. Hay muchas pequeñas maneras de trabajar el respeto: guardar cola sin intentar colarse, mirar a los ojos a la persona con la que hablas, dar los buenos días cuando te cruzas con un vecino, pedir las cosas por favor en una tienda, ¡y nunca olvidarse de decir gracias!

Responsabilidad. El verano puede ser un buen momento para que nuestros hijos asuman responsabilidades acordes a su edad dentro del ámbito familiar. Es importante que los niños sean conscientes que su implicación en estas tareas reporta un beneficio para el resto de las personas que viven en casa con ellos y, por tanto, también para sí mismos. Si entre todos nos repartimos las tareas, tendremos más tiempo para hacer otros planes más divertidos. ¿Quizás podemos hacer un cuadro de tareas para cada uno?

Agradecimiento. Es fundamental transmitir a nuestros hijos que debemos agradecer lo que las demás personas hacen por nosotros. ¿Le habrá supuesto un esfuerzo (da igual que haya sido mucho o poco) a esa otra persona? ¿Si yo hubiese echado una mano me gustaría que me lo agradeciesen? Bingo, ya sabemos cual es la palabra mágica: gracias.

Amistad. El verano es momento de estar en familia pero también de compartir tiempo y experiencias con sus compañeros del colegio o el equipo deportivo y con sus amigos. La verdadera amistad se demuestra en los malos momentos y, por eso, es importante que los niños y niñas comprendan la importancia de preocuparse por sus amigos y cuidar las relaciones con los demás. ¿Conocemos a alguna persona que no lo está pasando del todo bien en este momento? Recuerda que la amistad y el compañerismo no sólo se trabajan con aquellas personas que nos caen fenomenal, sino con aquellos con los que tenemos menos relación.

Tolerancia. Si el respeto nos hace no imponer nuestra opinión como la única acertada, la tolerancia nos enseña que todos somos diferentes y debemos respetar las ideas y creencias de los demás, siendo conscientes de que todos tenemos derecho a equivocarnos. Pero ser tolerantes no significa que debamos aceptar todo tipo de actitudes: el machismo, el racismo, o la LGTBI-fobia son comportamientos que no debemos tolerar. ¿Podemos trabajar un listado con lo que sí es tolerancia y lo que no es?

Ánimo con el trabajo de los valores. Aunque des un paso pequeño recuerda que algo siempre es mucho más que “nada”. ¡Feliz verano!

Jorge Parra educador social, pedagogo y mediador en WATS.

www.wats.team