El aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio ha supuesto un duro golpe para infinidad de atletas para los que este evento absorbe durante años su calendario de preparación y centra objetivos, pasiones y nervios. El retraso de la competición hasta 2021, todavía sin fechas confirmadas por parte del COI, como consecuencia de la pandemia del covid-19 obliga a recalcular rutas deportivas y a redifinir coordenadas a miles y miles de deportistas de todo el planeta, pero influye sobre todo a aquellos que se encuentran en la fase final de sus carreras, próximos a la retirada. No son pocos los que depositan en los Juegos su diana competitiva final, los que le dedican su último (o penúltimo) cartucho al evento entre eventos en lo que al deporte se refiere, por lo que ahora se ven en la tesitura de colgar los bártulos o estirar su actividad unos meses más, siempre y cuando su estado físico y su capacidad de mentalización para seguir exprimiéndose unos meses más se lo permita. Muchos ilustres deportistas veteranos ya han anunciado a los cuatro vientos su intención de competir el año que viene en la capital japonesa, pero otros se muestran más cautos por sus problemas de lesiones.

Es el caso, por ejemplo, de Pau Gasol. El baloncestista de Sant Boi lleva más de un año sin saltar a las canchas como consecuencia de una delicada fractura en el pie. Este curso no ha podido debutar todavía con los Portland Trail Blazers y cerca de cumplir los 40 años eran muchas las voces que pronosticaban que Tokio’20 podía ser el punto final de su magnífica carrera. El retraso de los Juegos le obligaría a encontrar un nuevo contrato en la NBA o regresar a Europa para disputar su último curso en activo. Y eso en el caso de que consiga recuperarse de su dolencia física. Es por ello por lo que su presencia olímpica es una incógnita incluso para él mismo. “Veremos cómo sigue evolucionando todo. Me sigo concentrando en mi día a día, en recuperar el pie, que es lo principal, para luego ver qué posibilidades tengo. Cuando lleguemos a esos momentos y a ese nivel decidiremos, veremos cómo está la situación y cuándo podemos volver a la normalidad de las competiciones para poder preparar unos Juegos”, reconoció la semana pasada. Sobre su proceso de recuperación, apuntó que todo va según lo previsto: “De momento todo marcha bien. Tengo la suerte de poder tener los medios en casa para poder seguir con la recuperación. Ahora tengo un poquito más de tranquilidad porque tendré un poco más de margen para poder recuperar el pie. Controlo lo que puedo controlar, lo que está en mi mano. Trabajo día a día para estar bien físicamente y para recuperar el pie. Veremos qué acaba sucediendo, pero siendo positivo y optimista”.

El argentino Luis Scola, otro baloncestista a punto de cumplir los 40 años (lo hará en abril), reconoce que su futuro profesional es ahora mismo toda una incógnita tras regresar este ejercicio a la Euroliga, Armani Milán, tras su periplo en China. Su idea era retirarse de la selección albiceleste este verano, pero ahora desconoce lo que acontecerá en los próximos meses. “Ya no sé si estaré en los Juegos, todo pasó a un segundo plano”, apuntó en el programa Confinados sin Basket. Más claro lo tiene Laia Palau, auténtica leyenda de la selección española femenina con sus 298 internacionalidades. La base catalana cumple 41 años el próximo mes de septiembre, pero asegura que “quiero seguir jugando, mantengo mi hoja de ruta”. “Si estoy bien, y todo sigue igual, tendré ganas de ir”, apuntó en declaraciones a L’Esportiu. En sentido parecido han sido las declaraciones realizadas por la veterana nadadora Federica Pellegrini, oro olímpico en los 200 metros libres en Pekín 2008 y ganadora de otras seis preseas doradas en los Mundiales, la última en 2019. “¡Ojalá mi cuerpo aguante un año más! Ahora tendré que nadar otro año. No lo quiero creer, parece un chiste, el destino. No puedo terminar de nadar. Ahora hay que volver a programarlo todo, nos prepararemos de la mejor manera posible”, escribió en sus redes sociales.

Otros ilustres veteranos también confían en llegar a la cita de Tokio. Es el caso de Jesús Ángel García Bragado. El marchador tendrá 51 años en 2021, pero mantiene inalterable su objetivo. “Quiero cumplir mi sueño de retirarme en Tokio. Allí se hará la última competición de 50 kilómetros marcha y, si había decidido estar allí, el aplazamiento no cambiará mi decisión”, apuntó tras conocerse la decisión de retrasar las fechas del evento olímpico. El madrileño tiene además un aliciente especial, no en vano en Japón se convertiría en el primer atleta en participar en ocho Juegos Olímpicos, superando así a la jamaicana Merlene Ottey. “Tendremos que tener un poco de paciencia porque mi sueño de retirarme dentro de cinco meses se va a ver un poco postergado. Habrá que volver a prepararse para estar listo en 2021”, anunció. Tampoco Alejandro Valverde, que cumple 40 años el día 25 de abril, se baja del sueño olímpico. El ciclista murciano tiene contrato en vigor con el equipo Movistar hasta el curso que viene, pero había convertido los Juegos Olímpicos de Tokio en uno de sus principales objetivos de cara a la presente temporada, lo que le obligará a redifinir su calendario con la incógnita de saber cuando se podrá retomar la competición. “Si todo va bien y sigo en condiciones, estaré en Tokio, aunque por supuesto tendré 41 años y todo será más complicado. Pero tengo un año más de contrato y en 2021 podré correr sin problemas. Si el seleccionador me convoca, estaré en los Juegos para hacerlo lo mejor posible”, asegura.

Entre estos voluntariosos veteranos decididos a prolongar su carrera por la ilusión de disputar un nuevo evento olímpico brilla con luz propia el caso de Oksana Chusovitina. En una modalidad deportiva en la que la presencia en la élite acostumbra a ser fugaz, la gimnasta uzbeka es un caso único en la historia. Considerada una de las mejores especialistas en la modalidad de salto, Chusovitina ha disputado siete Juegos Olímpicos y ha competido en grandes eventos internacionales representando cuatro banderas diferentes (URSS, Equipo Unificado, Uzbekistán y Alemania), ambos récords en gimnasia. Ahora, con el billete para Tokio en el bolsillo, quiere dar un paso más. Con dos oros olímpicos en su currículum, Oksana volverá a competir en 2021 en unos Juegos a una edad increíble, pues tendrá 45 o 46 dependiendo de que se celebren antes o después del 19 de junio. Lo anunció en declaraciones realizadas a varias agencias de noticias cuando solo habían pasado horas del anuncio oficial del COI: “Pensaba poner fin a mi carrera en Tokio y ahora no voy a cambiar de planes. Otra temporada más en el gimnasio”.

Otra ilustre veterana de las citas olímpicas, la tiradora georgiana Nino Salukavdze, presente en todos los Juegos desde Seúl’88, tampoco duda de su presencia en Tokio. A sus 51 años, el aplazamiento puede ser incluso positivo en su caso, ya que aún se está recuperando de una operación en un ojo a la cual tuvo que ser sometida el pasado mes de diciembre. Su gran motivación, como reconoció en The New York Times, es convertirse en la primera mujer de la historia con nueve presencias en unos Juegos: “Estamos reestructurando todos mis entrenamientos y la verdad es que no hay demasiado problema a la hora de hacerlo. Lo más importante es que la salud me respete”. Esa premisa es vital para todos los atletas y sus sueños olímpicos.

“Veremos cómo evoluciona todo, me concentro en el día a día, en recuperar mi pie”, admite Pau Gasol, que lleva más de un año sin competir

A sus 44 años, la gimnasta uzbeka Oksana Chusovitina lo tiene claro: “Mi carrera iba a acabar en Tokio y no voy a cambiar de planes”