EL mundo del golf ve acercarse una amenaza que pone en cuestión un entramado muy aferrado a sus tradiciones y a sus cimientos. En un deporte que mueve muchísimo dinero cada año, sobre todo en el PGA Tour donde casi cada semana se juega por un millón de dólares, ha surgido una organización aún con más dinero que ha empezado a remover los circuitos con una multimillonario propuesta que se llama Premier Golf League. En las últimas semanas los mejores jugadores del mundo han sido preguntados sobre ello y hay respuestas para todos los grupos.

World Golf Group, con sede en Reino Unido, impulsado por capital, sobre todo, saudí y que dice contar con el apoyo de televisiones y patrocinadores, quiere poner en marcha a partir de 2022 un nuevo circuito de 18 torneos a 54 hoyos en el que competirían solo 48 jugadores, divididos en equipos de cuatro. El gran reclamo son los premios: cada cita pondría en juego 10 millones de dólares y los mejores podrían llegar a ganar 50 en tres años. La Premier Golf League dejaría libres las fechas de los cuatro majors, pero chocaría con los otros circuitos que, lógicamente, se han puesto en contra.

El éxito de la Premier Golf League o que quede en una simple ocurrencia de millonarios está en manos de los jugadores, al contrario que en otros deportes. Andy Gardiner, CEO de World Golf Group, tiene claro que "esto se hará si ellos quieren que se haga". Por eso, en los últimos meses está habiendo reuniones entre bambalinas porque, como declaró Jon Rahm en México a la web especializada Ten-Golf, "puede ser una buena idea, pero aún hay muchas cosas que no están claras, muchos cabos sueltos y conmigo no es con el que más han hablado". Recordaba el de Barrika que a muchos jugadores les ha costado ganarse el sitio que ocupan actualmente "y no sabemos si esto se va a poder compatibilizar con el PGA Tour y el European Tour o cómo va a afectar al ranking mundial". A la hora de mirar esta opción, a Rahm no le mueve el dinero "porque ya juego por bastante dinero cada semana. Simplemente quiero enfrentarme a los mejores y ganar grandes torneos".

El primero que ha mostrado su frontal rechazo es Rory McIlroy. Al actual número 1 del mundo le gusta "la libertad que tengo ahora para elegir dónde y cuándo quiero jugar y me gustaría que siguiera siendo así. Aunque supongo que si todos los demás se van a otro lado, yo también tendría que hacerlo". Tiger Woods también ha sido contactado y aunque no lo ha hecho público tampoco quiere comprometerse a jugar tantos torneos ahora que ha reducido su calendario. Matt Kuchar ha puesto cordura al afirmar que "esto está pensado para contar con jugadores como Rory o Tiger y si ellos dicen que no€".

En cambio, Dustin Johnson, Patrick Reed y, sobre todo, Phil Mickelson sí han apoyado la idea, aunque desean que el PGA Tour aproveche esta amenaza para mejorar las condiciones que ofrecen a sus jugadores. Brooks Koepka ha dicho que jugará "donde estén los mejores, es lo que queremos todos", aunque aclara que en ningún caso lo hará por dinero: "Tengo el suficiente para el resto de mi vida. 200 millones no van a cambiarla". También ha hablado Martin Slumbers, máximo responsable del Royal and Ancient de Saint Andrews, el club que ejerce vigilancia sobre las reglas del golf y organiza The Open Championship: "No soy el único al que le gustaría ver a los mejores enfrentarse más a menudo. Pero el golf profesional tiene buena salud. Hay un gran camino abierto desde el golf amateur y muchas oportunidades para que surjan nuevos jugadores. La cuantía de los premios está subiendo y la calidad del juego, también".