El jueves, día de Nochevieja, Alex Txikon cogerá un vuelo para enfrentarse de nuevo a un ochomil en invierno. Así, en plena nochevieja, el alpinista vizcaino se encontrará volando hacia Nepal para intentar algo que todavía nadie ha conseguido: enlazar la ascensión a la cima principal del Manaslu (8.163 metros) y el Pináculo Este (7.992) -el sietemil más alto de planeta-. Lo hará junto al guipuzcoano Iñaki Álvarez, eterno compañero de fatigas; y el italiano Simone Moro, con el que vuelve a compartir cordada después de que en 2016 ambos lograran pisar la cima del Nanga Parbat (8.126 metros) también en la estación más fría. Sin embargo, esta aventura, la sexta expedición invernal consecutiva al Himalaya de Txikon, es mucho más ambiciosa que la de hace cuatro años, puesto que Moro ya intentó en 2015 y sin éxito, encadenar la cima del Manaslu con la del Pináculo Este. De hecho, hollar ambas cumbres de una sola tacada es algo que solo se ha conseguido en una única ocasión, Jerzy Kukuczka y Artur Hajzer en 1986; pero fue con el recorrido inverso. Es decir, dejando el ochomil para el final. Algo que Txikon espera haber conseguido para finales de febrero.

De esta forma, con la expedición invernal Manaslu EKI Fundación, Txikon deja aparcada su obsesión de escalar el Everest sin oxígeno en la temporada más complicada. Algo que el año pasado casi le cuesta la vida tras unas jornadas con pésima climatología donde una avalancha le dejó prácticamente colgando del vacío. "No he pasado tanto miedo en mi vida", explicó el alpinista. Asimismo, el vizcaino y Moro también aplazan su sueño de ser el primero en escalar el K2 en invierno. La segunda montaña más alta de planeta es el único de los 14 ochomiles que todavía no ha sido domado en esta estación, es el último gran reto que le queda al alpinismo y, por ello, la expedición de Txikon al Manaslu compartirá focos con otras cuatro cordadas invernales al K2.

"Decidimos no ir al K2 porque queríamos intentar algo sin que hubiera mucha gente en el campo base, sin tener que compartir esfuerzos por intentar subir a la cumbre", explicó Moro desde Bérgamo. Quisieron huir del bullicio y por eso se centraron en poner su nombre a la primera ascensión íntegramente invernal al Manaslu: "Tengo mucho respeto a esta montaña en invierno. He estado dos veces y en ambas me encontré más de seis metros de nieve. Así que espero que la climatología nos acompañe porque si encontramos mucha nieve, será imposible alcanzar la cima porque no me gusta morir en la montaña. Pero tenemos muchas posibilidades de éxito porque somos un buen equipo de cinco personas", concluyó el alpinista italiano.

Y es que el lunes se anunció que la cordada formada por Txikon, Moro y Álvarez compartirá montaña con los guías nepalíes Tenji Sherpa y Vinayak Jaya Malla, que pretenden llevar a cabo la ascensión en estilo alpino y sin usar oxígeno suplementario. Ambos pretenden convertirse en la primera expedición íntegramente nepalí que escala en Manaslu en invierno, ya que, de hecho, no existe ninguna ascensión invernal a un ochomil realizada exclusivamente por ciudadanos de este país.

Será la expedición más verde de Alex Txikon, puesto que su objetivo ya no solo será intentar dejar cero huellas de carbono a su paso -la ascensión al Manaslu se hará con energías renovables-, sino que también ayudará a estudios científicos que contribuyan a clarificar las cicatrices del hombre en estos parajes aislados y formará parte del proyecto solidario y humanitario de la Fundación Eki, que pretende llevar luz a todo el mundo con la energía solar fotovoltaica. "Está será una expedición más de andar por casa, pero la más sostenible porque en 20 años de aventuras he visto el retroceso de los glaciares y microplásticos a cotas muy altas. Por eso utilizaremos energías limpias y renovables y después todo el material será donado", explicó Txikon.