París se enfrenta en las dos próximas semanas a uno de los mayores retos de su historia. En una de las ciudades más visitadas del mundo, confluyen un enorme flujo de residentes y turistas con las miles de personas involucradas en los Juegos Olímpicos, los terceros que organizan la capital de Francia. Se estima que unos 15 millones de personas pasarán por París durante los días que duren la cita y, por ello, la seguridad se convirtió desde el momento en que fue elegida como sede en una de las grandes preocupaciones del comité organizador que preside el ex piragüista Tony Estanguet y del Ayuntamiento y la alcaldesa Anne Hidalgo. En unos tiempos de amenazas latentes, de alertas terroristas y de precauciones más o menos justificadas, París y los puntos neurálgicos de los Juegos están tomados por las fuerzas de seguridad en un despliegue de seguridad casi inédito en la historia de los eventos deportivos.

45.000 agentes propios y llegados de otros países y una serie de medidas excepcionales de control de acceso y tránsito, incluso antes del evento, ponen a prueba al país y a la ciudad, donde están ubicadas la mayoría de los recintos deportivos de los Juegos. Ha tenido que ser así porque, también, la candidatura francesa quiso significarse sobre otras al decidir que la ceremonia de inauguración se celebraría sobre las aguas del Sena, lo que obligaba a multiplicar los esfuerzos. La tradicional llegada del Tour ya fue llevada fuera de París para no alterar los dispositivos y medidas ya implantados y la vigilancia del Sena, uno de los atractivos turísticos de la ciudad, y su entorno figura en primer lugar de las prioridades. De hecho, miles de inmigrantes sin techo, muchos de los cuales estaba instalados en Saint-Denis, donde están ubicados el Stade de France y la Villa Olímpica, fueron enviados fuera de París por el gobierno de Macron.

Soldados de la Operación Sentinelle, ante el Arco del Triunfo. fe

Solo las personas con pases especiales y que acrediten reservas previas en recursos turísticos podrán adentrarse en el perímetro de seguridad de los Juegos, incluso tomarse un café será un acto controlado. Las vallas protegen el perímetro del río, agentes patrullan de forma constante por las orillas y las calles aledañas y la organización ha reducido de 600.000 a la mitad el número de espectadores que podrán seguir en directo la ceremonia inaugural, que seguirá el curso del Sena a lo largo de 6 kilómetros desde el puente de Austerlitz hasta Trocadero, frente a la Torre Eiffel, y pasará por debajo de diez puentes en un espectáculo que se prevé grandioso y, desde luego, original.

El propio Sena acogerá las pruebas de triatlón y natación en aguas abiertas, lo que planteó otro problema añadido, el de la salubridad. Estanguet, Hidalgo y la ministra de Deportes, Amelie Oudea-Castera, ya se pegaron un baño hace unos días y el lunes hicieron lo propio unas decenas de personas para demostrar que no hay riesgo de contraer ninguna enfermedad. Qué menos cuando se han invertido 1.400 millones de euros en la limpieza y descontaminación de un río en el que hasta ahora estaba prohibido el baño, una medida con la que París 2024 quiere presumir de ser unos Juegos ecológicos y sostenibles.

Sin embargo, parece que lo que la candidatura francesa ha invertido en unas cosas no lo ha hecho en cuidar de la comodidad de los atletas. Sí se han habilitado carriles y recorridos de tráfico exclusivos para los traslados olímpicos, pero unos cuantos deportistas han dado cuenta ya de la incomodidad del alojamiento en la Villa Olímpica, donde deben dormir sobre camas de cartón reciclados y colchones demasiado finos, pero aseguran que aguantan 200 kilos de peso. Además, aunque eso es incontrolable, parece que durante la semana que viene va a hacer calor en París, lo que elevará los inconvenientes a la hora del descanso y la competición. De hecho, la adaptación a las altas temperaturas ha sido una de las preocupaciones a la hora de la preparación de los deportistas. Y es que hace un año por estas fechas París sufrió una ola de calor en la que los termómetros superaron los 40 grados.