Miguel Ángel Lotina también desvela otro perfil personal quizá un poco desconocido y quizá porque proyecta una imagen de máxima seriedad. Fue monaguillo en Meñaka, pero también presume de tener sentido de humor vasco: “Me gusta la broma continua”.¿A qué jugador del Athletic le hubiera gustado entrenar?

—Hay muchos. El otro día discutí con un amigo sobre (Iker) Muniain y le dije: Somos tontos o qué. Lleva quince años titular y ha jugado con todos los entrenadores. Además, le veo mucho más maduro en el campo que antes. Es un futbolista que me gusta. Hay otro jugador que siempre me ha gustado mucho, que es (Iñigo) Lekue, que cuando empezó me llamaba la atención y ahora está en un gran momento.

¿A qué jugadores del Athletic quiso llevarse a sus equipos?

—Me llevé a (Dani) Aranzubia al Deportivo, donde hizo buenas campañas. Estuve a punto de llevarme a (Fran) Yeste, pero tuvo un problemas de pubis, por eso no le llevé. Me parecía un gran jugador.

¿Qué futbolista le ha amargado la vida como entrenador en sus equipos?

—Había algunos que había que explicarles ciertas cosas, pero... Me quedo con que he entrenado a muy buenos futbolistas, como Mostovoi en el Celta; Filipe Luis, en el Depor; Javi Moreno, en el Numancia cuando le echaron del Alavés.

¿El futbolista es egoísta?

—Sí, pero no se puede meter a todos en el mismo saco. Todas las personas somos egoístas y el fútbol es un caldo de cultivo para ello: por los padres, los representantes, la prensa. Tener madurez es difícil, tener valores...

Decía días atrás Iñigo Martínez que recurre a psicólogos. ¿Los entrenadores también debían hacerlo?

—Yo he trabajado con psicólogos, como futbolista no, pero como entrenador, sí. Cuando me fui de Osasuna y estando ya en el Es-panyol, cené un día con Juan Carlos Unzué, que estaba por entonces en el Barça y con el que tengo una muy buena relación, y me dijo: Loti, Javier Aguirre, que entrenó a Osasuna cuando me fui, en el tema de las charlas es un fenómeno. Me dije que entonces no era bueno en esa faceta. Al día siguiente me fui a un psicólogo para que me enseñase a hablar en grupo, para motivar. Cuanto estaba en el Depor, iba también Santiago un día a la semana y veíamos en vídeo charlas de un político, de empresarios... Después, también yo di varias charlas en Galicia para soltarme y mejoré mucho en el mensaje hacia los jugadores, fundamentalmente antes de los partidos. Es una pena que no lo hubiera hecho desde el principio.

Recuerdo una portada en una publicación en A Coruña en la que salía su fotografía en medio de dos señoras deportivistas y en la misma se titulaba ‘Lotin Lover’. ¿El fútbol necesita un poco más de humor?

—Creo que sí. En el fútbol debemos ser personas más normales y en muchas ocasiones nos cuesta muchísimo serlo.

Pero, ¿le molestan este tipo de portadas?

—¡Qué va! En A Coruña me hicieron hasta una peña y pasé grandes momentos. Pasé cuatro años maravillosos y solo me sobró el último día, cuando perdimos ante el Valencia pese a que hicimos un montón de ocasiones, nos valía el empate, perdimos y descendimos. Y nos marcó un tal Aduriz (risas).

En esa portada aparecían palabras suyas: “Mi familia iba a misa, pero yo prefería estar con las chicas”. ¡Pero si usted fue monaguillo!

—Fui monaguillo y me gustaba, hasta que un día, estamos hablando de los tiempos de Franco, no se sabía por qué pusieron una bandera de España, era un tema... que si el cura era de derechas. Y mi padre me sacó. Sí tengo la cara seria, me veo en televisión y no me gusta verme, pero tengo un sentido de humor vasco, me gusta la broma continua.

“El otro día discutí con un amigo sobre Muniain y le dije: Somos tontos o qué, lleva quince años titular con todos los entrenadores”

“Yo he ido a psicólogos, como futbolista no, pero como entrenador, sí. Es una pena no haberlo hecho desde el principio”