Nada de palabras satinadas de prudencia, tampoco hubo retórica hueca. Xavi Hernández fue directamente al corazón culé en el acto de presentación como nuevo entrenador azulgrana, en el Camp Nou y al calor de 10.000 enfervorizados hinchas azulgranas que ven en el técnico de Terrassa una figura mesiánica, el final de la decadencia, el esplendor de Pep Guardiola. No le fue a la zaga el presidente Joan Laporta, a la vera de su flamante fichaje: “El retorno de Xavi como entrenador marcará la historia del club”, dijo con solemnidad.

“Llevo media vida en el Barça y, cuando empatábamos o perdíamos, esto era un funeral. Aquí, perder tiene consecuencias. Somos el mejor club del mundo y hemos de ser excelentes en todo; no vale el notable. Eso es lo que quiero transmitir a los jugadores”, advirtió Xavi, obviando deliberadamente la merma de calidad que sufre la plantilla, sobre todo tras la salida de Messi y la crisis económica que tiene al club al borde de la bancarrota. De momento lo que sí intentará es transformar la mentalidad de los jugadores. Acabar con ese remoquete fatalista, es lo que hay, frase que utilizaba su antecesor, Ronald Koeman, para justificar los fracasos, a base de orden, trabajo y autoestima.

“No hace falta ser duro, es un tema de cumplir unas normas, como sucede en cualquier empresa. Cuando yo he tenido normas en mi vestuario, hemos ido bien, y cuando no ha habido normas, no hemos competido. Si los resultados no salen, tenemos que ser más profesionales y trabajar más”, advirtió Xavi, que esbozó sus líneas maestras como entrenador, las mismas que le llevaron al estrellato como jugador con Guardiola al mando. “Entendemos el juego como un juego de posición. El sistema puede cambiar, pero no queremos especular, queremos ser protagonistas, dominar el balón. Queremos presionar alto, recuperar la pelota en campo contrario, ser agresivos, ser intensos y crear ocasiones de gol”, argumentó Xavi.

Todos parten de cero

Para ello cuenta con los jugadores de su época que permanecen en la plantilla y conocen el “ADN Barça”, como Gerard Piqué, Sergi Roberto, Jordi Alba, Sergio Busquets o Marc-André ter Stegen. Excompañeros a los que considera “amigos” suyos y “una ventaja”, porque sabe “de qué pie calzan” y dónde les tiene que “apretar” para que rindan a su mejor nivel. “Pero aquí no hay privilegios; todos empiezan de cero”, advirtió sin embargo.

Xavi, emocionado en su presentación como entrenador del Barcelona

Xavi, emocionado en su presentación como entrenador del Barcelona

En cambio el técnico catalán sí puso énfasis en el delantero Ousmane Dembélé, cuya renovación considera “prioritaria”, porque le gusta jugar con extremos abiertos y está convencido de que “bien trabajado Dembéle pude ser el mejor futbolista del mundo en su puesto”. Pero de momento está lesionado, otra vez, y no es el único. Once en este momento, 20 desde que empezó la temporada, una situación que ha mermado el potencial del Barça y sin duda preocupa a Xavi.

Un entrenador convencido. Ha llegado su momento. “El Barça vino a buscarme dos veces antes. Una fue un mes de enero y sentimos, tanto a nivel familiar como futbolístico, que era pronto. Luego fue en el verano, pero habían unas elecciones de por medio y tampoco era el momento idóneo. Ahora, cuando Laporta me llamó, no tuve ninguna duda”, explicó.