Atlético de Madrid 0

Oporto 0

ATLÉTICO DE MADRID: Oblak, Llorente, Giménez, Felipe (Min. 74, Herrera), Hermoso (Min. 55, Lodi), Carrasco, Koke (Min. 55, Correa), Kondogbia, Lemar (Min. 35, De Paul), Joao Félix (Min. 55, Griezmann) y Luis Suárez.

OPORTO: Diogo Costa, Corona, Pepe (Min. 53, Marcano), Mbemba, Zaidu (Min. 46, Wendell), Otavio, Grujic, Uribe (Min. 65, Vitinha), Luis Díaz, Taremi y Toni Martínez (Min. 65, Sergio Oliveira).

Árbitro: Ovidiu Hategan (Rumanía). Expulsó a Mbemba, del Oporto, con roja directa en el minuto 90. Amonestó a los locales Joao Félix y Felipe, y a los visitantes Luis Díaz, Zaidu, Uribe y Vitinha.

Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada del grupo B de la Liga de Campeones ante 40.098 espectadores

Apagado por el Oporto, el Atlético de Madrid reinició su persecución de la Liga de Campeones con un empate escaso, frustrado y reducido siempre por la granítica estructura, la presión y el plan efectivo del conjunto portugués y al filo de la derrota en dos momentos claves, salvado por el poste y por el VAR. El palo repelió lo que nadie habría más hubiera podido frenar en el comienzo de la segunda parte, con un centro-chut de Otavio, y la revisión del vídeo, ya en el 80, evidenció algo a lo que, a simple vista, no había atendido prácticamente nadie -solo Giménez- cuando Taremi culminó con la mano el regalo de Lodi. Gol invalidado.

En toda la noche, el Atlético nunca fue el equipo que pretende, el que desprende su colección de nombres o su condición de actual campeón de la liga. Ni en ataque ni en defensa. No jugó el partido que quería, peor que su adversario casi siempre, aturullado por el mérito del Oporto y advertido seriamente de la complejidad que le espera para avanzar a octavos. También compiten Liverpool y Milan.

Simeone eligió a Joao Félix ante el Oporto. Ni a Griezmann ni a Correa. Una demostración de confianza en el atacante portugués. Un proyecto aún de figura al que se le presuponen muchas cosas. Tiene talento, fútbol, desborde... Pero a ratitos, aún sin constancia. Todavía no es decisivo como debe serlo. Lo parece. Y no lo es. No le falta empeño al chico, lastrado por las molestias en el tobillo derecho que aplacaron su fenomenal puesta en escena de la pasada temporada. Operado el pasado julio, ya son historia. Ya está liberado para su anhelada eclosión definitiva, para elevarse a una altura que aún no ha tomado y que tampoco alcanzó este miércoles.

Hay un atenuante. No era nada sencillo con un adversario como el Oporto, con futbolistas mucho menos sonoros que otros tiempos, pero con una estructura de equipo potente. En la presión se mueve con una soltura agobiante, a una intensidad altísima, agresivo y aguerrido, sin una sola duda cuando debe combatir por el balón con el rival.

Simeone no lo veía claro y en el segundo acto recurrió a Griezmann -abroncado cuando entró en el minuto 55 en lugar del amonestado Joao Félix-, a Correa y a Lodi, a los tres de una tacada, en cuanto sintió el partido aún más en peligro con el centro-chut de Otavio repelido de forma milagrosa por el palo. Una advertencia de verdad. Simeone recurrió a ellos. Y al público, a la grada, para revertir una situación cuanto menos preocupante a media hora del final. Ni sentía el duelo bajo su control ni, aún peor, divisaba el área contraria.

Y gracias. Porque el VAR rectificó el regalo de Lodi y el gol -que después no lo fue- de Taremi, cuyo rebote en Oblak acabó dentro de la portería, impulsada al final, en la caída del delantero, por una mano quizá involuntaria, que probablemente no habría alterado el rumbo de la pelota ni del gol, entre la frustración del Atlético.