España 1Grecia 1ESPAÑA:

Unai Simón; Marcos Llorente, Sergio Ramos (Min. 46, Iñigo Martínez), Eric García, Gayá; Rodri, Koke (Min, 72, Thiago), Canales (Min. 64, Bryan Gil); Dani Olmo (Min. 64, Pedri), Ferrán Torres (Min. 72, Oyarzabal) y Morata.

GRECIA: Vlachodimos; Bakakis, Papadopoulos, Tzavellas, Tsimikas (Min. 80, Kiriakopoulos); Zeca, Bouchalakis, Mantalos (Min. 46, Tzolis); Limnios (Min. 46, Siopis), Masouras (Min. 65, Fourtunis) y Bakasetas (Min. 78, Giakoumakis).

Goles: 1-0: Min; 33: Morata. 1-1: Min. 56; Bakasetas, de penalti.

Árbitro: Marco Guida (Italia). Amonestó a Iñigo Martínez (Min. 55) por España y a Zeca (Min. 81) y Giakoumakis (Min. 83) por Grecia.

Incidencias: Primer partido de clasificación para el Mundial 2022 disputado en el estadio Nuevo Los Cármenes a puerta cerrada.

Cuatro meses después, el vendaval de fútbol con el que España vapuleó a Alemania para acceder a la fase final de la Liga de Naciones se convirtió en juego previsible y con poca llegada, para iniciar con un tropiezo inesperado el camino a Catar 2022, cediendo un empate en el Nuevo Los Cármenes ante Grecia en un choque marcado por la decisión de un extraño penalti. Sintió ventaja en la disputa Iñigo Martínez, convencido de que el riesgo era menor. Llegaba antes que el rival para despejar el esférico en un partido sin peligro alguno para la portería defendida por Unai Simón. La inercia provocó que golpease al rival y la inesperada decisión del italiano Marco Guida. El penalti fue un castigo a la falta de soluciones futbolísticas de España en una mala noche. Del espectáculo máximo para cerrar el 2020, a la incertidumbre en la primera aparición de 2021.

La cita no dejaba intuir sufrimiento por su inicio esperanzador. Con intensidad y mucha movilidad, presión alta y asfixiando a un rival que pasó de ser protagonista en sus últimos partidos a ser sometido sin más respuesta que defenderse. Luis Enrique confirmó en el once el relevo en la portería, con Simón por delante de David de Gea.

No hubo continuidad al juego y a Luis Enrique no le gustaba la parsimonia de su equipo. Se hizo previsible el juego, sin desbordar por los costados, con posesión estéril. Ni un uno contra uno de Ferrán ni Olmo, que despertaba a todos con una acción individual. Su latigazo lo repelió el larguero un minuto antes de que Koke inventase la acción del gol, que llevó la firma de Morata.

Y cuando parecía que Grecia no marcaría ni en dos días de partido, con Marcos Llorente exhibiendo físico para frenar cualquier intento de contragolpe, llegó una decisión del colegiado que cambió el rumbo. Solo a balón parado o por un despiste podía encajar un gol la selección española. Iñigo Martínez, que había sustituido al descanso a Ramos, se lanzó a despejar el balón dentro de su área y con la inercia, tras golpear el esférico, impactó en la tibia de Masouras. El penalti lo transformó Bakasetas.

Aparecía un nuevo escenario, con España obligada a generar más. Y Luis Enrique recurrió al descaro de los más jóvenes. Hizo debutar a Pedri, con 18 años, y confío en Brian Gil, de 20. También entró Oyarzabal. El dibujo del partido impidió tener continuidad a la calidad en la asociación de Pedri. Bryan dio el desborde que faltaba, encarando desde el primer balón que tocó, generando desequilibrio pero falto de precisión en el momento clave del pase.

Faltó ese acierto en los últimos metros. Lo cierto es que Vlachodimos, portero griego, no fue exigido. A España le faltó imaginación y fe. Y Grecia celebró el empate como una gesta en casa del grande. Una selección española que pasó del éxtasis a la duda.