Koikili Lertxundi (Otxandio, 23 de diciembre de 1980) opta a ganar las elecciones a la presidencia de la Federación Vasca de Fútbol, que tendrán lugar el próximo 1 de marzo en las instalaciones del campo de Ipurua, y sustituir en el cargo a Luis María Elustondo, por lo que el exjugador del Athletic, entre otros equipos, confía en seducir a la Asamblea con su proyecto, apoyado en el pilar del consenso que, en su opinión, no se da a a día de hoy en el fútbol euskaldun.

La primera pregunta es de manual. ¿Qué le ha empujado a presentarse como candidato a la Federación Vasco de Fútbol?

—Sobre todo, el corazón. Es algo que siempre ha estado ahí, ese profundo sentimiento hacia el fútbol vasco. Ya como futbolista pude participar con la selección absoluta y entendí, un poco más adelante, cómo está organizado y, respondiendo a lo que pueda aportar, pues poner en orden el fútbol vasco tal como lo entendemos.

Venda su candidatura.

—Mi misión es llevar el consenso que se pone en papel a la práctica. Para ello tengo experiencia suficiente, tanto cuando he estado en equipos de fútbol, como en el mundo en la empresa. La falta de consenso ha estado al orden del día, tal como se ha reflejado en los actas de las Juntas federativas. Todo lo que he aprendido en el ámbito empresarial, con el trabajo en equipo como referencia, es aplicable en este caso. Mi ilusión es darle consenso a lo que hoy en día está despedazado en cuatro o cinco grupitos.

Hablando de consenso. ¿No hubo ninguna posibilidad de crear una especie de entente con la candidatura de Javier Landeta y evitar las elecciones?

—Ofrecimos nuestra mano y a raíz de publicarse la candidatura de Landeta (adelantada por este diario el pasado 23 de noviembre) me animaron a ir a negociar con Javi (Landeta), porque, sobre todo, creíamos que era lo mejor para el fútbol vasco. Lo intentamos, pero no fue posible.

Lo cierto es que se trata de dos proyectos diferentes. ¿En que se diferencia el suyo respecto al de Javier Landeta?

—No lo sé, porque nos falta conocer más detalles de su idea y en su día no llegamos hablar en esos contactos de cosas concretas. Aparentemente, y por la foto, catorce miembros de su plancha contra los diez de la nuestra puede dejar esa imagen de mayor fortaleza, pero habría que hacer otra lectura. Si optas a ocupar las catorce sillas, sabiendo el poder que ejercen las Territoriales y el bloqueo que puede darse, se podrían cerrar puertas, cuando lo preferible quizá es pactar, por ejemplo, frentes consensuados de actuación a medio plazo para evitar esa división. Se trata de instaurar la democratización, probablemente con la reforma de los Estatutos.

Hablando del poderío de las Territoriales, el voto vizcaino resultará clave. ¿Ha tanteado el respaldo que pueda tener en Bizkaia?

—54 de los clubes son vizcainos y teniendo en cuenta los resultados de las últimas elecciones de la Federación Vizcaina (en las que Iñaki Gómez Mardones ganó por una mayoría aplastante), evidentemente esos votos serán decisivos. La constitución de la Asamblea nos ha dejado con poco margen de maniobra y lo lógico es que se hubiera constituido con tres meses de antelación. Hemos llevado a cabo infinidad de contactos en muy poco tiempo para darnos a conocer y también esperamos convencer durante mi intervención con antelación a las votaciones.

En la plancha de Landeta asoman nombres de integrantes de la Junta Directiva de la Federación Vizcaina de Fútbol, afines a Mardones, se entiende. ¿Cree que tiene muchos votos asegurados?

—Imagino que los tendrá. Espero que por lo menos para poder competir de cara al discurso que haremos el 1 de marzo lleguemos a tener cerca de la mitad de apoyos, que sería la leche. Bizkaia tiene mucho peso y el deseo es conseguir una cuota importante de ese nicho.

¿Cuenta Koikili con más apoyos en Araba y Gipuzkoa que en Bizkaia?

—Sí hemos detectado que en Araba y Gipuzkoa sí tienen sintonía con nuestra manera de trabajar, como es en el capítulo del euskera, en los valores de igualdad, en la cultura€ pero hay que tener en cuenta que Araba y Gipuzkoa son los territorios que más razones, entre comillas, tienen para no ir a votar, sobre todo los que no han salido victoriosos en los procesos electorales de sus Territoriales, de ahí la incidencia que pueda tener la participación. Sabemos que nos toca convencer casi a la mitad de la Asamblea el mismo día de las votaciones.

¿Consumar el objetivo de la oficialidad es el gran caballo de batalla?

—Es uno de los grandes objetivos, pero tenemos que ir a la par en todos los esfuerzos que se hacen en los diferentes frentes. Desde el prestigio en la imagen deportiva y en los resultados hasta los pasos que se den en el ámbito institucional-político. Tenemos que tener un criterio deportivo poderoso y a ello se une el compromiso del Gobierno vasco, como se ha visto reflejado al cumplir el mandato asambleario de 2018.

¿Cuál debería ser el siguiente paso al que se ha dado con la solicitud en las sedes de la FIFA y UEFA en Suiza de la integración en estos dos organismos?

—Habrá que esperar cómo se gestiona este trámite. Lo tengo claro, la iniciativa la deben tener los gobiernos porque tienen mecanismos para ello. Desde la Federación Vasca se puede poner su granito de arena sobre todo en el ámbito deportivo, con una estructura fuerte en todos los conceptos, como la instauración de una dirección deportiva (liderada en principio por Eba Ferreira, exjugadora del Athletic) que coordine todas las áreas en diferentes comisiones. Las cuestiones políticas ya no están al alcance federativo, aunque tenemos el ejemplo de las naciones sin Estado que tienen sus selecciones oficiales.

La llave la tiene un acuerdo con la Federación Española de Fútbol. ¿Ve a Luis Rubiales, su presidente, con talante dialogante?

—Según los Estatutos de la FIFA, no tiene porqué. Para empezar, no hay necesidad del plácet. Si España se opone, tendrá que justificar por qué. Cuando se hizo la petición en Suiza, conscientes de tratarse de un movimiento histórico, se recordó el acuerdo del Grupo Vasco para la investidura de Pedro Sánchez, en el que se recogía en su punto doce, creo, promover la presencia de las selecciones vascas en las competiciones internacionales. Incluso un vicepresidente de la Federación Española llegó a decir que él cree que es inviable, cuando no tiene el poder para decidirlo. Será la FIFA y la UEFA las que lo tengan que decidir, pero también es cierto que lo idóneo es alcanzar un acuerdo con la Federación Española.

¿En qué medida hay que darle una vuelta al fútbol amateur, a la base?

—Lo más inmediato es confiar en que la evolución de la pandemia permita a los chavales jugar al fútbol y es a la Federación Vasca a la que le toca gestionarlo en coordinación con las autoridades sanitarias. El año está prácticamente perdido en cuanto a la mayoría de las competiciones se refiere, pero tenemos que mirar a medio plazo y una de las principales preocupaciones es que la Federación tenga un campo en propiedad o varios, para lo que habría que alcanzar acuerdos. De hecho, ya tengo avanzado un plan al respecto que espero presentar si sale elegida nuestra candidatura.

¿Su apuesta, en caso de acceder a la presidencia, seguirá siendo la de Javi Clemente como seleccionador, como también en el caso de Iñigo Juaristi en la femenina?

—En principio, sí. Ya he hablado tanto con Javi como con Iñigo. Queremos cambiar muchas cosas, pero serán las comisiones deportivas las que tomen las decisiones y no solo la Junta Directiva. En el caso de Javi, conocemos su carácter y sus buenos resultados en los tres partidos en fecha FIFA, y en el de Iñigo, también, pese a que la selección femenina se ha mostrado menos. Por mi parte, van a seguir siendo hasta que los resultados digan lo contrario o emerjan otros asuntos.

"Ofrecimos a Landeta nuestra mano, creíamos que era lo mejor. Lo intentamos, pero no pudo ser"

"Bizkaia tiene mucho peso en la Asamblea y el deseo es lograr una cuota importante de ese nicho de votos"

"Serán la FIFA y la UEFA las que lo tengan que decidir, pero lo idóneo es alcanzar un acuerdo con la Española"