- LaLiga ha salido en defensa de los intereses del Barça y, por ende, del resto de los clubes profesionales para quienes la figura de Leo Messi resulta fundamental a la hora de vender el producto futbolístico por el mundo, dando la razón al club azulgrana en el pulso que mantiene con el delantero argentino, quien ayer no se presentó a los test PCR programados para primera hora de la mañana en las instalaciones de la Ciutat Esportiva Joan Gamper. Esta ausencia le impedirá participar hoy en el primer entrenamiento de la era Koeman, previsto para las 17.30 horas.

“LaLiga no efectuará el trámite de visado previo de baja federativa al jugador si no ha abonado previamente el importe de dicha cláusula”, que asciende a 700 millones de euros, explica en un comunicado la patronal de los clubes profesionales.

El organismo que preside Javier Tebas considera que “el contrato se encuentra actualmente vigente y cuenta con una cláusula de rescisión aplicable al supuesto de que Leo Messi decidiera instar la extinción unilateral anticipada del mismo”.

LaLiga ha esperado hasta ayer, consumada la rebelión de Messi con su ausencia en los obligatorios test PCR, para mostrar su parecer tras analizar, continúa la nota, “las diferentes interpretaciones (algunas de ellas contradictorias entre sí) publicadas en los últimos días en distintos medios de comunicación, relacionadas con la situación contractual del jugador Leo Messi con el Barcelona” y de analizar por sí misma el contrato.

Sin embargo el virtuoso futbolista considera que dicho contrato, con fecha de vencimiento en 2021, quedó sin efecto tras comunicar al Barça que se acogía a la cláusula de escape.

El programa El Larguero de la cadena SER informó la noche del sábado que Messi no estaría obligado a pagar los 700 millones de cláusula ya que lo que firmó en 2017 fue una renovación por tres temporadas, hasta 2019-2020, más otra opcional, la 2020-2021. La diferencia está en que la obligación de pagar los 700 millones de la cláusula se aplicaría en caso de romper el contrato antes del año opcional, pero al hacerlo en la temporada prorrogada dicha obligación desaparece.

Al contrario, el Barcelona sostiene que el contrato de Messi es por cuatro años, y no de tres más otro opcional y, en consecuencia, para desligarse del club azulgrana el jugador debería haber ejecutado la cláusula liberatoria antes del 10 de junio, circunstancia que también corrobora y ampara LaLiga tras analizar la letra pequeña del contrato.

La determinación de Messi por dejar atrás sus 20 años de azulgrana y la incertidumbre que genera los términos de la resolución del contrato ha cubierto de penumbra este proceloso caso. El Manchester City, el club al que supuestamente se vincula el futuro del jugador, mantiene un silencio absoluto al respecto. Eso sí, las especulaciones no paran de surgir.

Según la cadena estadounidense ESPN, Messi firmaría un contrato con una duración de cinco años, hasta el 30 de junio de 2025, los tres primeros en el Manchester City a las órdenes de Pep Guardiola y a partir de la temporada 2023-2024 en el New York City de la Major League Soccer, una de las franquicias de City Grup, el gran emporio futbolístico con sede en Abu Dabi.

Messi cobraría en Manchester una cifra muy similar a la que percibe en el Barça, unos 50 millones limpios por temporada, pero además de jugar en un equipo capaz de ganar la Copa de Europa, que es su gran obsesión y principal argumento para dejar el club azulgrana, el futbolista percibiría 250 millones como prima de fichaje, pero siempre y cuando salga de can Barça con la carta de libertad en la mano.

Sucede que el Barça está dispuesto a litigar en los tribunales, y aunque es probable que Messi pueda ganar el pleito, se da también por descontado que el club azulgrana tendría que ser indemnizado. Se habla de cantidades superiores a los 200 millones de euros. Un coste altísimo cuando a partir de enero el jugador, que va para los 34 años, ya podría negociar con total libertad con el club que desee.

Según apuntó ayer el Mundo Deportivo Jorge Messi, padre del jugador, se trasladará a Barcelona esta semana y tiene previsto reunirse con el presidente del club catalán, Josep Maria Bartomeu, para intentar buscar una salida lo menos traumática posible a una decisión que, al parecer, ya no tiene vuelta atrás.