IENTRAS el Milan trata de recuperar la gloria perdida, en paralelo, Silvio Berlusconi, el hombre que llevó al club rossonero a lo más alto -en tres décadas al frente conquistó en ocho ocasiones la Liga, en cinco la Champions League, en tres el Mundial Clubes y siete de sus jugadores fueron proclamados Balón de Oro-, trata de reverdecer su prestigio deportivo.

Berlusconi, con 83 años, se hizo en 2018 con el Monza, un modesto club de la Serie C, por 3 millones de euros. "Le dije al oído que la familia Colombo vendía el Monza a un grupo americano. Él se dirigió a la mesa y preguntó: ¿Qué os parece si compramos el Monza? Sus hijos y su abogado respondieron que sí. Entonces el presidente Berlusconi me dijo: Adriano, adelante, cómpralo tú. Esa noche compramos el Monza", cuenta Adriano Galliani, que a sus 75 años y natural de Monza es gerente del club, al igual que lo fue en el Milan de Il Cavaliere.

Esta temporada, suspendida por el coronavirus pero cuyos ascensos fueron validados por la Federación Italiana, el equipo de la tercera ciudad más poblada de Lombardía, después de Milán y Brescia, con unos 120.000 habitantes ha escalado a la segunda categoría del fútbol italiano como líder destacado del Grupo A de la Serie C. Ambicioso como es Berlusconi, quiere más. La próxima campaña perseguirá escalar a la Serie A. "No será una Champions o un Scudettto, pero el ascenso del Monza es para Silvio Berlusconi su trofeo número 30", explica Galliani, haciendo alusión a los 29 títulos que logró Il Cavaliere al frente del Milan, un club que adquirió al borde de la quiebra mediante la compra del 52% de las acciones a Giuseppe Farina en 1986.

Por aquel entonces, Berlusconi buscó en el fútbol la popularidad que le catapultó a la poltrona de primer ministro de Italia con un partido político creado en 1993 a la zaga de la supremacía del Milan con Los inmortales de Sacchi y Los invencibles de Capello y cuyo nombre, Forza Italia, estaba extraído del grito de ánimo de los estadios. Esta vez asocia a Forza Italia con el Monza, como se le ve con la camiseta del equipo durante una convención del partido. Mezcla fútbol y política, donde se vio salpicado por fraudes, corrupción, acusaciones de relación con la 'Ndrangheta o el bunga bunga, las fiestas sexuales con menores que apodó así como símil del zenga zenga de Muammar Gaddafi. "Extrañaba el fútbol", dice Il Cavaliere tras la compra. "Es puro romanticismo", añade Galliani.

La llegada de Berlusconi al Monza fue celebrada por la afición. Según recogieron los medios, ante el primer partido que iba a disputar el equipo bajo su mando, el magnate entró al vestuario y se dirigió a sus jugadores: "Quien tiene confianza en sí mismo, gana. Así que salid al campo, confiar en vosotros y ganar al menos por tres goles". La realidad es el ascenso, previa remodelación de la plantilla. En la última ventana de traspasos, el club completó treinta acuerdos.

Asimismo, Berlusconi hizo una declaración de intenciones sobre su dirección: "Quiero muchachos ordenados, que se presenten bien, sin barba, tatuajes y pendientes. Chicos educados y bien vestidos, que se dirijan correctamente al árbitro. Me dicen que es imposible encontrar futbolistas sin tatuajes: Yo digo que los encontraremos, seremos una excepción".

El discurso fue mesiánico y populista desde el primer instante. "Espero que nuestro club sea un ejemplo para otros en el futuro. Hablo de valores eternos, como patria, civismo, paz, libertad y democracia, valores válidos tanto en el fútbol como en la vida y que se están perdiendo", proclamó.

El éxito del Monza ha sido liderado por Cristian Brocchi, exjugador y extécnico rossonero, y Galliani, que en su día orquestó fichajes a coste cero del Milan como los de Ronaldinho, Rivaldo, Beckham o Cafú. Para la búsqueda del ascenso a la máxima categoría pretende reclutar a tres jugadores: Ibrahimovic, Kaká y Balotelli. El sueco, de 38 años, tiene contrato con el Milan hasta el próximo 30 de junio; el brasileño, también de 38 años, lleva sin jugar desde 2017; el italiano, con 29 años, ha sido despedido hace unos días del Brescia por indisciplinado.

Como prueba de la implicación con el Monza, Berlusconi dijo: "Galliani piensa en el equipo todo el día, incluso de noche. Por eso ahora ya no hace nunca el amor. Yo hasta hace poco lo hacía seis veces al día. Pero ahora...". Brocchi confiesa que "el sueño -de Silvio- es ver al Monza jugar contra el Milan en San Siro". Luego quizá ansíe más caprichos para la colección que rodea la vida Berlusconi, que tras vencer al Olbia Calcio 1905 y charlando con los seguidores del Monza se despidió así: "Os dejo, que me tengo que ir de putas". Todo un caballero.

El sueño de 'Il Cavaliere' es ver jugar al Monza contra el Milan, su antiguo club, en San Siro, lo cual espera vivir con otro ascenso el próximo curso

Berlusconi compró el Monza en 2018, cuando militaba en la Serie C, porque "extranaba el fútbol" y para satisfacer a su consejero, Adriano Galliani