El primer ministro del país, Benjamin Netanyahu, anunció el lunes el fin de las restricciones de movimiento a causa del coronavirus en Israel, donde el fútbol vuelve a ser una realidad para Enric Saborit (Barcelona, 27-IV-1992) a la espera de retomar la competición a finales de mes. El lateral, jugador del Maccabi desde junio de 2018, detalla las estrictas medidas a las que siguen sujetos los futbolistas en la segunda semana de entrenamientos y su experiencia en Tel Aviv, lejos de Bilbao y del Athletic, al que ve por televisión “todos sus partidos”.

¿Cómo se encuentra?

—Bien, tranquilo. Con ganas de recuperar la normalidad plena, aunque el confinamiento aquí no llegó a ser tan estricto como en España.

¿Se le hizo duro pese a todo?

—Al principio sí se hizo raro todo, pero después lo fui llevando mejor haciendo cosas de humor con mi mujer en casa. Tenemos también dos perros, aunque solo salíamos de casa para sacarlos e ir al supermercado. Cuando pasaron dos semanas desde el inicio, nos trajeron una bici y empezaron a marcarnos un trabajo para poder ir entrenando.

¿Cómo ha hecho para estar informado de la situación en cada momento?

—A través del delegado del equipo y de mi profesor de inglés. Ellos han sido los que nos han ido informando de lo que el primer ministro comunicaba al país.

En cuanto al fútbol, han pasado ya dos semanas desde que retomaron los entrenamientos en Israel. Fueron de los primeros en hacerlo.

—Sí, la vuelta al trabajo ha sido extraña al tener que cumplir bastantes normas, pero teníamos ganas de volver a entrenar.

¿No le preocupó la vuelta a la actividad por el riesgo de contagio?

Aquí hay unos 16.000 contagiados y alrededor de 200 fallecidos, por lo que estamos bastante mejor que en otros lugares y no hay tanta tensión en cuanto a miedos y preocupaciones, teniendo en cuenta además que es un país en conflicto, lo que también hace que aquí estén algo preparados por si pasa algo como lo que ha pasado. . Nosotros, como futbolistas, antes de empezar los entrenamientos nos sometimos a los test y nos los hicieron de nuevo al cabo de unos días. Mi mujer y yo hablábamos de hasta qué punto era importante que nos los hicieran a nosotros, pero no sabemos muy bien si aquí están cubiertas ya todas las personas de sanidad también.

Además del test cada varios días, ¿a qué otras medidas están sujetos antes, durante y después de cada entrenamiento?

—Antes de entrar en las instalaciones nos miden la temperatura y nos lavan las manos con gel desinfectante. Una vez dentro tenemos conformados tres grupos de ocho futbolistas, aparcando cada grupo en un sitio desde el que se va a cada zona de trabajo. Llegamos vestidos a los entrenamientos, siempre estamos con nuestro grupo de ocho, nuestro fisio, una botella de agua por persona y con separación siempre entre nosotros. Una vez terminamos, nos duchamos en casa.

¿Sabe cuándo volverá la competición?

—Estamos a la espera de que decidan, pero parece que a finales de mes. El domingo de la próxima semana empezaremos ya con los entrenamientos normales.

A título individual no le va nada mal. El equipo funciona y usted lo juega todo en el lateral izquierdo.

—Sí, estoy muy contento, porque juego todos los partidos y el míster me ha dado esa confianza que necesitaba.

El pasado curso ganaron la liga, pero no pudieron sellar la clasificación para la fase de grupos de la Champions. Cayeron eliminados en una previa que se perdió por lesión.

—Así es. Teníamos una gran ilusión por conseguirlo, pero es lo que les falta a los equipos de aquí, competir fuera de Israel y tener esa mentalidad de demostrar más allá del torneo doméstico. Poco a poco, no obstante, se va mejorando en ese sentido y vino muy bien el paso de Jordi Cruyff por aquí, que empezó a cambiar todo eso.

¿A qué nivel diría que está actualmente la liga israelí?

—No sabría decir exactamente, pero hay muy buen nivel ofensivo y a todos los equipos les gusta atacar. Tácticamente y defensivamente es lo que no les han enseñado tanto desde pequeños, en cuestión de movimientos o coberturas.

¿Cómo fue su aclimatación al club?

—Cuando llegué en 2018, en los dos primeros meses de julio y agosto le decía a mi compañero español que si teníamos que jugar con la temperatura que había de 35 grados y una humedad increíble me volvía en dos días. Después, sin embargo, fue todo muy fácil, porque cuando el míster y los compañeros te dan tanta confianza va todo rodado.

¿Y la adaptación a Tel Aviv?

—Al principio estaba a verlas venir, pero Tel Aviv es un poco diferente a todo Israel, a pesar de que en noviembre escuchamos aquí un par de misiles y eso siempre asusta. En el día a día no ves tanques, policías más armados, ni cosas de esas por la calle. Es como si vas por Bilbao tranquilamente. Hay seguridad.

Hablando de Bilbao, ¿siente añoranza por la capital vizcaina?

—Siempre se echa de menos, porque he crecido allí con mi familia y mi mujer también es de allí, pero aquí hace muy buen tiempo, estamos todo el día en la playa y se pueden hacer muchos más planes, por lo que estamos bien también. Tengo un año más de contrato con el club y a ver qué pasa.

Si recuerda su paso por el Athletic, ¿lo echa también de menos?

—Cuando fui a Mallorca cedido sí noté mucho la diferencia en cuanto a instalaciones y demás, pero he venido al Maccabi y me ha ido todo rodado, aunque es cierto que en cuanto a instalaciones todo esto ni se acerca a lo que es y tiene el Athletic. Aun así, en Bilbao no estaba jugando y necesitaba jugar, por lo que en ese sentido no lo echo de menos, pero sí en cuanto a todo lo demás, al igual que a algún excompañero que otro, aunque también hay gente maja aquí.

¿Sigue a sus excompañeros?

—Sí, por supuesto. Aquí gusta mucho el fútbol y se pueden ver todos los partidos de la liga española en televisión, por lo que no me pierdo ninguno del Athletic.

¿Qué le parece que la final de Copa ante la Real apunte al 2021 para que puedan acudir al campo ambas aficiones?

—Yo creo que no se puede jugar esa final de Copa sin aficionados, sobre todo, con lo que significa un Athletic-Real. Espero que la jueguen, que sea con aficionados en las gradas como parece que podrá ser y que la gane el Athletic.

¿Qué balance hace de sus cuatro temporadas como león?

—Todos queremos jugar siempre, pero los años con Valverde fueron bastante buenos en lo colectivo, porque el equipo se metía siempre en Europa y Balenziaga estaba a buen nivel, por lo que a mí me tocó esperar y las oportunidades no llegaron hasta el último año con Kuko, pero no fue una temporada muy buena. De todos modos, tengo muy buen recuerdo de allí, aprendí mucho y siempre podré decir que he jugado en el Athletic Club de Bilbao, de lo cual estoy muy orgulloso.

No cerrará aun así las puertas a un posible regreso…

—No, pero tal como está el equipo y Yuri en el lateral izquierdo… Yo, de momento, estoy tranquilo y encantado también aquí.

“Antes de entrar en las instalaciones nos miden la temperatura y nos lavan las manos con gel desinfectante”

“Estamos con nuestro grupo de ocho compañeros, nuestro fisio, una botella de agua por persona y con separación”

“No se puede jugar la final de Copa sin aficionados, sobre todo, con lo que significa un Athletic-Real”

“Estoy muy contento, porque juego todos los partidos y el míster me ha dado esa confianza que necesitaba”

“A pesar de que en noviembre escuchamos un par de misiles, en el día a día no ves tanques, policías más armados...”