londres - Hace apenas un mes, David Pemsel, directivo del grupo The Guardian, fue elegido como presidente de la Premier League. Sin embargo, unos asuntos relacionados con su vida privada que los tabloides ingleses pusieron en primera plana, terminaron con el propio Pemsel rechazando el cargo, apenas dos meses antes de que tomara posesión. Ahora, esta renuncia ha abierto una vez más las dudas que se ciernen sobre el futuro económico de la liga inglesa, a la espera de que alguien tome el timón de una de las competiciones más poderosas del mundo.

De hecho, cuando Richard Scudamore anunció en junio de 2018 su decisión de apartarse y dejar su cargo como presidente de la Premier, nadie podría prever que el proceso de nombrar a su sucesor se retrasaría más de un año. Tras su marcha, el primer nombre que asumió la responsabilidad fue Susanna Dinnage, directiva del canal Discovery. Sin embargo, antes de tomar posesión, decidió quedarse en el mundo audiovisual y rechazó ser la primera presidenta de la Premier. Y es que el reto no es pequeño. Scudamore, a lo largo de los 19 años que estuvo al frente del torneo, logró multiplicar los ingresos por derechos televisivos. Su precio se elevó desde los 600 millones de libras hasta los 5.000 millones del último acuerdo.

Tras la renuncia de Pemsel, desde la Premier guardan cautela y prefieren mantenerse en silencio hasta que se consiga otro candidato. Mientras, Richard Masters continuará como presidente interino, una solución temporal que supone un contratiempo que, además, coincide con el despegue de una nueva forma de ver el fútbol en Inglaterra como es Amazon Prime. El gigante de la logística se coló entre BT Sport y Sky Sports, quienes poseen los derechos de la Premier en Inglaterra, y compraron un paquete de partidos que les permite televisar en exclusiva, a través de su plataforma Prime, los encuentros de la décimo quinta jornada y del Boxing Day del 26 de diciembre).

Es más, el Crystal Palace-Bournemouth del pasado martes fue el primer encuentro de la historia de la Premier League en retransmitirse únicamente a través de una plataforma de streaming. Porque lidiar con las nuevas plataformas digitales es uno de los retos a lo que tendrá que enfrentarse el sucesor de Scudamore, ya que, aunque por ahora solo posean ese escueto paquete de partidos, el poderío de un gigante como Amazon podría amenazar a las grandes empresas audiovisuales para el futuro cuando el actual acuerdo termine en 2022.

Con todo, se trata de un futuro incierto en el que el Brexit también juega un papel clave. Pese a que aún no se sabe los términos en los que la salida del Reino Unido de la Unión Europea afectará al fútbol, una posible restricción en el número de futbolistas extranjeros es la mayor preocupación de los clubes y los estamentos. Por ello, para una liga que genera más de 5.000 millones de euros al año, ver reducido el número de futbolistas de otros países dañaría la visibilidad exterior, con menores ingresos por la venta de los derechos televisivos en otros lugares del mundo.

Lo mismo ocurriría con la libra. Una depreciación de la moneda limitaría la llegada de jugadores de otras ligas, aunque los altos salarios que puede pagar la Premier en comparación con el resto de torneos -más de 55.000 euros semanales- mantienen la fortaleza inglesa respecto al resto. Al menos por ahora. - Efe