Durango - La Cultural de Durango se quedó con la miel en los labios en su primer intento de alcanzar el ascenso a Segunda División B. En la eliminatoria de campeones contra el Conquense, tras el 1-1 cosechado en Tabira y el 0-0 a domicilio en la vuelta, el premio se lo quedaron los castellanomanchegos debido al valor doble de los goles fuera de casa. El haber acabado en la casilla más alta del grupo vasco otorga a los blanquiazules la oportunidad de reengancharse al play-off, por lo que el sueño todavía es posible. Necesitan ahora superar dos rondas, la primera de ellas ante el Alcalá. Este domingo, a partir de las 12.00 horas, afrontarán el duelo de ida en tierras madrileñas, hasta donde viajarán con la clara intención de ver puerta, una vez comprobada su transcendencia.

En dicho cometido, resultará clave la aportación que puedan ofrecer sus delanteros habituales: Adrián Abasolo (Durango, 24-VI-1987), Ekain Zenitagoia (Durango, 29-IV-1994) y Mikel Pradera (Zaldibar, 12-X-1995). “Estamos tranquilos, vamos a marcar goles y creo que acabaremos subiendo”, confía Abasolo, el futbolista más veterano de la plantilla, nacido unos días después del que hasta hace menos de un mes era el último título liguero conquistado por la Cultural. No se conforman con haber levantado el trofeo 31 años después, tienen el ascenso de categoría en el punto de mira. Tras regresar de Cuenca sin haberlo logrado, encaran un nuevo reto ante el cuarto clasificado del grupo madrileño, conjunto que en primera ronda eliminó al San Juan navarro, al que venció 1-0 en la ida. En la vuelta, tras verse 2-0 abajo, remontaron con tres dianas en los últimos veinte minutos.

El domingo afrontarán el primer asalto en El Val, campo de hierba natural y grandes dimensiones, algo que “nos viene bien, habrá espacios”, coincide el trío atacante. “Creo que vamos a traer un buen resultado”, apunta Ekain, máximo artillero del grupo vasco a lo largo del presente curso. Al contrario que hace tres años ante el Deportivo B, el pasado contra el Écija, y este frente al Conquense, tendrán la oportunidad de jugar el duelo decisivo en Tabira. “A ver si cambia la cosa”, añade el autor de la única diana durangarra en la fase anterior, sellada de penalti. “Lo importante es pasar, aunque no marque”, reconoce un futbolista que lleva vistiendo la elástica blanquiazul desde niño, con un paréntesis de dos temporadas en el Iurretako una vez salido del juvenil. Pese a los rumores de que está siendo vigilado de cerca por distintas escuadras de mayor entidad, se muestra “centrado en el play-off y lo que tenga que venir vendrá”.

Los de Igor Núñez han recuperado el ánimo, aunque “cuando montamos en el autobús en Cuenca, todo eran caras de pena”, recuerda Pradera, protagonista de una jugada clave en la anterior eliminatoria. Y es que el gol del conjunto rival fue obra suya en propia meta, al intentar despejar un saque de esquina. “Sé que no tengo culpa, porque fue una acción fortuita, pero tengo esa espinita clavada”, lamenta el espigado ariete que aterrizó en Tabira en categoría juvenil, procedente del Eibar, y que sus dos primeros años de sénior los vivió en Elorrio y Santutxu. “El vestuario me ha arropado. No solo somos compañeros de equipo, somos amigos”, añade el delantero.

Cuestión de centímetros En el partido de vuelta, los durangarras gozaron de la mejor ocasión para marcar, pero el palo repelió el intento de Abasolo, convencido de que “la siguiente va a entrar”. Aun así, todavía le sigue dando vueltas a la jugada. “Lo vi dentro. Un centímetro te priva de estar en Segunda B. Siempre gusta meter, pero era más que un gol, suponía culminar el trabajo de un año de todo el equipo”, analiza un jugador que maduró en las canteras inferiores de Cultural y Alavés y regresó a Tabira en enero de 2015 tras acumular considerable experiencia competitiva como consecuencia de haber militado en diversos conjuntos como Berriz, Bermeo, Iurretako, Lagun Onak y Leioa.

“Demostramos que éramos más que el Conquense, pero no hemos tenido suerte”, lamentan los delanteros de la escuadra vizcaina, que a partir de ahora quieren agarrarse a esta segunda oportunidad, aunque ahora necesitan vencer dos eliminatorias para poder alcanzar el objetivo final. “La temporada pasada, si hubiéramos pasado contra el Écija, estaríamos en la misma situación que ahora”, sostienen. En esa ocasión, cayeron tras el lanzamiento de dieciocho penaltis. “Ya tenemos experiencia en el play-off y rabia acumulada. Somos merecedores de un premio como el ascenso”, considera Abasolo, que pese a todo no pierde el sentido del humor: “Nos lo debe el fútbol, el karma y Murphy”.

El impulso de la afición Tampoco ahorra ninguno de los tres palabras de agradecimiento hacia la afición, que a lo largo de esta temporada se está haciendo notar como ya no se recordaba en Tabira. Y es que el domingo contaron con el apoyo de más de medio centenar de personas en La Fuensanta, y también desean acudir acompañados al nordeste de Madrid este fin de semana. “Cuando estás en el campo, oírles es un enorme empujón. No haber podido ascender fastidia por ellos, el premio es de todos”, subrayan unos jugadores que llegan a la próxima cita con “buenas sensaciones” y “máxima confianza”.