Presente en el accidente de Egan Bernal, un suceso que está estudiando minuciosamente el equipo, Omar Fraile (Santurtzi, 17 de julio de 1990) luchará por estar en el equipo que dispute el Tour de Francia. "Todavía falta tiempo para todo eso. Ahora la idea es ir con calma. Hay que adaptarse poco a poco", expone a este periódico antes de su debut con el Ineos en la carrera valenciana que se disputa hasta el domingo.

Disputa su primera carrera de la temporada en Valencia. ¿Cómo llega después de la pretemporada?

—Llego con cierta incertidumbre, es algo que ocurre todos los inicios. Sobre todo, este año, viniendo de un stage en altura (estuvo en Colombia) no sé cómo puedo estar en la toma de contacto de la temporada. Siempre tienes dudas. Iremos poco a poco en este arranque. El equipo no nos ha metido presión. Eso es fundamental para coger confianza.

Habla de incertidumbre. ¿Lo dice por el hecho de haber entrenado en altura y ver cómo le responde el cuerpo?

—Sí, sobre todo. En Colombia hemos estado a 2.600 metros de altura entrenando y de ahí corremos la primera carrera. Al cuerpo siempre le cuesta algo más adaptarse. Iremos viendo en el día a día de la carrera cómo me encuentro, pero por ganas no va a ser. Estoy muy motivado.

¿Qué espera del primer bloque de la temporada?

—En primer lugar adaptarme al equipo y a su forma de correr. Además venimos sin esa presión añadida. El equipo me ha transmitido tranquilidad. Eso te da mucha confianza para afrontar el comienzo de la campaña y más cuando cambias de equipo. Uno siempre se pone presión encima, así que el hecho de que el equipo no te ponga una presión extra es de agradecer. Mi idea, de todas maneras, es empezar bien el año.

Será su debut en el Ineos. ¿Qué le ha sorprendido de la estructura británica?

—Lo que más me ha sorprendido es la forma de trabajar que tienen, lo cuidan todo al detalle. Por otro lado me ha gustado mucho la tranquilidad que te transmiten y eso para mí es muy importante. Ellos tienen muy claro dónde tienes que andar y dónde puedes estar más relajado. Tienen las ideas muy claras. Por otra parte también llama la atención lo grande que es el equipo. No falta de nada. Es una pasada. Una barbaridad.

Antes ha hablado del estrés, ¿percibe que en el Ineos es menor esa sensación?

—Bueno, cuando llegue un objetivo importante seguro que sube la sensación de estrés y de presión, pero es normal. Ellos saben que esto es el comienzo de año. Tienen claro dónde se juega todo. Evidentemente es un equipo ambicioso porque dispone de grandes corredores con capacidad para ganar en muchos sitios, pero cuando lleguen las grandes citas: las clásicas, el Giro y, sobre todo, el Tour, la presión que habrá será muy distinta.

¿Cuál será su calendario?

—Tengo dibujado el comienzo de año. Correré en Valencia y Andalucía. Descansaré y después enlazaré la Volta a Catalunya, Itzulia, Flecha Valona y Lieja. A partir de ahí, realizaré otro bloque en altura y luego ya se verá.

¿Estará en el Tour?

—Aún no lo sé. Entrar en el equipo del Tour es muy complicado, pero lucharé para tener una plaza. Por soñar, mejor a lo grande. Poder estar en el Tour y ganarlo con uno de nuestros líderes.

¿Cuál será su función en el Ineos?

Mi función será trabajar para los líderes. Está claro que si algún día me llega la oportunidad para disputar la intentaré aprovechar, como es lógico, pero no es algo que me quite el sueño. No es pecar de falta ambición ni mucho menos, pero quiero ser importante para mis líderes. Llevo años trabajando para distintos líderes y mis oportunidades tampoco eran muchas. En ese sentido no es un cambio tan drástico como la gente puede llegar a pensar. No es ninguna locura querer ser un buen gregario. Tengo claro que aquí tendré mínimas oportunidades, pero me fijo en la carrera que ha hecho Castroviejo. Si consigo convertirme en uno de los mejores gregarios es un gran objetivo.

¿Renuncia a sus opciones de brillar individualmente por ponerse al servicio de una superestructura como Ineos?

—Bueno, puede ser, pero en el ciclismo moderno tener oportunidades es superdifícil. Cada vez es más complicado no ya ganar etapas, sino simplemente disputarlas. Cada día el ciclismo está más bloqueado por los grandes equipos. Además, hay un puñado de ciclistas, unos superclases, que se lo llevan prácticamente todo. En ese aspecto es más complicado tener oportunidades. Pero si eres válido y das un buen nivel, adquieres un estatus al servir a esos superclases. Al final te vas reconvirtiendo y te pones a su servicio. No por ser un buen gregario dejas de ser ambicioso.

Pertenece al Ineos, un equipo construido para conquistar el Tour. Sin embargo, Pogacar, el campeón de las dos últimas ediciones, parece imbatible. ¿Creen que se puede superar al esloveno?

—Es el campeón de los últimos Tours. Ahora mismo es el hombre a batir. Creo que no es imbatible. Si hacemos las cosas bien, tendremos nuestras opciones. El objetivo del Ineos es ganar el Tour.

Hablando del Tour. El de 2023 saldrá desde Bilbao y recorrerá Euskal Herria. ¿Qué sensaciones le deja?

—Estar el año que viene en la salida del Tour sería un sueño. La verdad es que correr el Tour es una pasada de por sí. Ya, si lo corres con un equipo como este, más aún, y si le sumas que puedes correrlo en casa, ni te cuento. Si me lo llegan a decir cuando era niño no me lo hubiese creído. Será algo precioso. Para nosotros será algo muy especial y también para la afición. Es un regalo. Será espectacular.

¿Cómo vivió la caída de Bernal?

—No podemos hablar mucho del tema. Ha sido muy duro. El equipo está investigando todo lo que ocurrió. Pone mucho acento en la seguridad de los corredores y evitar en lo posible las caídas. Por suerte él esta recuperándose, que es la mejor noticia posible. Ojalá que pueda volver pronto.