Con el Tour todavía reciente en la memoria, el mundo del ciclismo se traslada mañana (desde las 4.00 horas) a su otra gran cita del año. Es la hora de los Juegos Olímpicos. Otro escenario completamente diferente. Sin la especulación ni las segundas oportunidades que traen consigo una vuelta de tres semanas, es todo o nada. Una carrera única que se decide en aislados momentos claves. Las circunstancias serán distintas a las de la ronda gala, pero muchos de sus protagonistas repiten con el cartel de favoritos. Tadej Pogacar es el rival a batir. Dominó la Grande Boucle con mano de hierro y su estado de forma asusta. Todos los ojos miran al prodigio esloveno aunque nombres como Wout Van Aert o Primoz Roglic, entre otros, apuntan a ser una serie competencia. Sin descuidar al veterano Alejandro Valverde, que viene secundado por los hermanos Ion y Gorka Izagirre, Omar Fraile y Jesús Herrada como escuderos de lujo.

La cita olímpica presenta un duro desafío para todos los participantes. 234 kilómetros, con 4.865 metros de desnivel y hasta cinco ascensiones, donde destacan el emblemático monte Fuji y la dura subida del Paso Mikuni, casi siete kilómetros con una pendiente media del diez por ciento y rampas que llegan al 18%. A la dureza del trazado, hay que sumarle las condiciones climatológicas. El calor, la humedad y las posibles precipitaciones complicarán aún más las cosas a los ciclistas. Todo esto en una carrera en la que el control habitual de los grandes equipos no estará presente. Las reducidas selecciones, algunas de ellas con varios aspirantes en el mismo combinado, propiciarán una carrera de locura, con más ataques de los habituales y donde será necesario, además de fortaleza física, mucha concentración y estar en el lugar adecuado para coger la ya denominada fuga de la fuga que determine al campeón y a los medallistas.

Para destacar en este recorrido son necesarias las habilidades de los mejores clasicómanos y también la fortaleza de los escaladores para afrontar las ascensiones más exigentes. Requisitos donde encaja a la perfección Pogacar. El esloveno fue el gran dominador de la montaña francesa y también dejó claro que es capaz de vencer en clásicas como Lieja. Su principal amenaza será Wout Van Aert. El belga fue capaz de ganar en todos los escenarios posibles en el Tour. Contrarreloj, final en alto y esprint masivo en los Campos Eliseos. Todo un todoterreno que tiene entre ceja y ceja el oro olímpico. Sus opciones pasarán por aguantar en cabeza tras el Paso Mikuni, si lo logra su candidatura será la más firme. Sin embargo, no todo será un duelo entre estos dos ciclistas. Los Juegos Olímpicos invitan a la sorpresa y cualquier descuido de los favoritos puede convertirse en un oro inesperado.

Ser una de esas sorpresas es el objetivo de los ciclistas vascos. Los hermanos Izagirre y Omar Fraile parten con la principal misión de escoltar a Alejandro Valverde en su último intento por conquistar el oro olímpico. Su misión será la de proteger al murciano, pero también tienen capacidad más que suficiente para rematar ellos mismos la faena. Prueba de ello es que tanto los de Ormaiztegi como el santurtziarra tienen en su palmarés el Campeonato de España y victorias en las grandes vueltas.

LA OPORTUNIDAD DE SANTESTEBAN

En la categoría femenina, Ane Santesteban será la única representante vasca y se enfrenta a un recorrido que se adapta bien a sus características. La carrera que se disputa el domingo apunta a ser más caótica que la masculina. Con solo 64 corredoras y equipos muy reducidos, será casi imposible valerse de la táctica y la concentración para entrar en la fuga definitiva será clave. Las holandesas parten con el equipo más fuerte y Anna Van der Breggen y Annemiek Van Vleuten son las favoritas, sin descartar a la siempre competitiva Marianne Vos.