LA quinta etapa del Giro ha sido una jornada complicada y dura para nosotros, que hemos perdido a Mikel, nuestro líder. La decepción y la rabia nos han invadido por dentro después de lo ocurrido, cuando hemos llegado a meta sin Mikel Landa. Toca reponerse y seguir por el camino que marcamos en Sestola, donde todo eran ilusiones. Vamos a tratar de quedarnos con lo positivo tras lo ocurrido. No hay que darle más vueltas. El equipo está en un gran momento y tenemos que aprovecharlo.

Una vez más, el Giro En esta clase de finales podría pasar que alguien de la general perdiera las opciones de la general porque los últimos 30 kilómetros han sido de una tensión tremenda. Hemos pasado por pueblos, ciudades, estrechamientos de carretera, rotondas, isletas y continuos cambios de dirección. Hemos acumulado mucho riesgo. Desde luego, no era el recorrido más adecuado para llevar a un pelotón de 180 corredores con máximo estrés. Sin embargo no puedo decir que la caída de Mikel Landa haya sido provocada directamente por ese recorrido final. El poste en el que se ha producido la caída estaba muy bien señalizado, con un comisario ondeando la bandera.

El problema ha llegado por la maniobra que ha hecho Dombrowski, que en el último momento ha cambiado de trazada. Parecía que iba a pasar el obstáculo por la izquierda y al final lo ha hecho por la derecha. Eso ha provocado el accidente. Se ha chocado con el comisario y se ha caído frente a nosotros. Mikel se lo ha encontrado delante y no ha podido hacer nada para esquivarlo. Era inevitable. En mi caso, he podido esquivarlo justo, justo y salvar la caída.

La caída de Mikel ha sido una lástima, la verdad. Solo queda reponerse y aprovechar lo que tenemos de Giro por delante, que aún es mucho. Muchos ánimos para Mikel. Esperemos que no sea nada grave y tenerle pronto liderando otra vez en el equipo.