EL baloncesto es un creador continuo de oportunidades y no solo en las competiciones de más renombre. Es una vía perfecta para conocer diferentes estilos de vida e incluso para ejercer de ayuda en los estudios. Uno de los muchos jugadores que aprovecha estas opciones es Reggie Agbeko (Kumasi, Ghana; 1992). El jugador ghanés forma parte de la actual plantilla del Zornotza, pero no es su primera experiencia fuera de casa, ni mucho menos. Formado en la universidad estadounidense de Saint Louis, se estrenó como profesional en Dinamarca y luego apostó por jugar en la LEB Plata, fichando primero por el Albacete y luego por el Villarrobledo. Esta temporada ha dado un paso adelante al unirse al conjunto vizcaino y sueña con ayudarle a llegar hasta lo más alto. En ese objetivo el partido de hoy (19.00 horas) en la cancha del Ourense será clave, el duelo entre los dos líderes de la competición.

Agbeko no ha tardado en sentirse cómodo en Amorebieta. Los resultados acompañan y en la cancha disfruta con el juego del equipo y también con la afición zornotzarra. “Me encanta la energía que tienen y como nos apoyan, siento que no podemos perder con este público. Son una de las mejores aficiones que he tenido y los jugadores se lo agradecemos mucho”, afirma. Esas buenas sensaciones y la comunión con la gente también se trasladan fuera de Larrea. “Me encanta la cultura vasca. Todo el mundo es amigable y vienen a hablarte. Aunque me cueste entender, la gente trata de enseñarme y hay mucho respeto y orgullo por la cultura. Es algo que respeto mucho”, añade.

Amorebieta es el presente del actual interior zornotzarra aunque en su vida hay dos lugares que guardan un significado especial. Dos sitios que forjaron su carácter y le hicieron crecer tanto profesional como personalmente. “Amo Ghana, es mi hogar, y también Estados Unidos, donde pase una parte importante de mi vida”, afirma. La distancia no hace que olvide estos lugares y siempre que puede regresa a disfrutar del calor del hogar: “Voy todos los veranos a Ghana cuando termina la temporada y luego vuelvo a Estados Unidos a entrenar para la siguiente. Ghana es mi casa. Es la familia, la comida, la cultura, la música… siempre lo echo de menos”.

Ghana también es el lugar donde descubrió este deporte. Sus opciones era el fútbol y el baloncesto y “no era muy bueno al fútbol así que escogí el baloncesto”, cuenta. Comenzó tarde, pero rápidamente su talento floreció. “El baloncesto está algo mejor ahora, pero cuando comencé era duro. No está muy organizado, no hay unos fundamentos y se juega con un estilo más callejero. Eso mismo me ayudó para tener ciertas habilidades y también me perjudicó debido a que no desarrolle los fundamentos”, recuerda. Esos primeros pasos le ayudaron a dar el salto y a ir a Estados Unidos a conocer otra nueva realidad, prácticamente otro deporte. “Fue impactante y todo era nuevo para mí. Por ejemplo nunca había jugado en un pabellón, siempre en la calle, y cuando fui a Estados Unidos fue la primera vez que jugué en interior. El suelo era bueno, podía tirarme sin problemas… ‘esto es fácil’, pensé”, declara. En Saint Louis completó los cuatro años de formación e incluso llegó a vivir el torneo final de la NCAA.

Ambición

“Ha sido un viaje lleno de subidas y bajadas, pero me ha gustado el proceso porque es lo que me ha llevado a ser quién soy ahora”, afirma Agbeko. En este trayecto, la actual parada es Amorebieta y aspira a hacer “grandes cosas” con el conjunto zornotzarra. Otro paso más en un gran objetivo. “Quiero seguir jugando al baloncesto y ver lo alto que llego. Quiero jugar lo mejor que pueda para cuando me retire no tener que mirar atrás y arrepentirme. Trabajo cada día en ello y siempre trato de progresar”, cuenta. Este sueño es algo que no se queda solo en su propia persona, también quiere ayudar a la gente de su país y que más jóvenes puedan vivir un camino similar al suyo: “Después del baloncesto siempre he tenido el sueño de volver a Ghana para ayudar en el deporte con cualquier posibilidad que tenga. Cualquier impacto que pueda tener en niños que tengan los mismos sueños que yo sería increíble”.