L deporte siempre formó parte de la vida de Maira Horford (Sao Paulo, 1995). Creció con dos balones en sus manos, uno de baloncesto y otro de voleibol, pero finalmente decidió seguir los pasos de su padre, el exjugador de la NBA Tito Horford, y de su hermano, el pívot de los Boston Celtics Al Horford. El esférico naranja se convirtió en su pasión y comenzó a dibujar su propio camino. Fue un trayecto que le trajo al Ausarta Barakaldo en 2017 y el club de Ezkerraldea dejó huella en ella. Cuatro años después surgió la oportunidad del regreso y la jugadora brasileña aceptó el reto de competir con el equipo en la Liga Femenina-2. El objetivo de Maira Horford es llegar lo más alto posible con el conjunto vizcaino y para ello hoy tendrán otro partido importante, a partir de las 12.00 horas en Lasesarre ante el Magec Tías Contra la Violencia de Género.

Maira Horford comenzó este año su segunda etapa en el Ausarta Barakaldo, pero desde que marchó siempre tuvo en mente la posibilidad de volver. Una puerta que dejó abierta y que esta temporada ha decidido cruzar para aportar su granito de arena al club. “Después de jugar la primera temporada aquí, mantuve el contacto con Alberto y siempre hablábamos para que volviera algún día, pero nunca se llegó a concretar. Ahora era una buena oportunidad para mí y vine para ayudar al equipo”, cuenta. Los recuerdos vividos en 2017 y lo bien que estuvo en el equipo tienen gran parte de culpa de su regreso y ahora se ha encontrado también un entorno en el que poder disfrutar dentro y fuera de la cancha. “La zona me gusta mucho y luego estoy muy bien aquí con el equipo. Me han ayudado mucho en todo lo que necesito y me gusta jugar para Alberto y con las chicas. Me gusta todo en Barakaldo”.

Pero antes de llegar a Bizkaia, el deporte profesional no era algo nuevo para ella, hija de un jugador de la NBA y de una jugadora de voleibol, conoció de primera mano los entresijos de este mundo. “La ventaja es que ya conocía todo antes de ser profesional, pero al mismo tiempo siempre hay más presión. Aunque es algo a lo que estoy acostumbrada”, reconoce. Con esas influencias la primera decisión importante fue la modalidad por la que decantarse y ahí la influencia paterna ganó a la materna. “El baloncesto en mi familia es todo. Mi madre quería que jugase a voleibol, pero al final fui hacia el baloncesto. Mi padre y mi hermano me han mostrado todo en este deporte”, afirma. Esa decisión le permitió no solo dedicarse al deporte, también jugar en diferentes países como Brasil, Croacia o República Dominicana, además de en la Liga Femenina-2.

Su padre tuvo mucho peso en esta decisión, pero su hermano Al también resultó determinante. Fue su ejemplo, la hermana pequeña tratando de imitar a su hermano mayor. “Quería ser más o menos como él. Todo el mundo me pregunta por cómo es convivir con un jugador de los Boston Celtics, pero para mí es algo normal. Es un espejo para mí”, declara. El actual pívot de la NBA llegó a cumplir su gran sueño de llegar a la mejor liga del mundo. Hizo realidad la gran meta de todos, también la de su hermana. “Quiero ir paso a paso pero sin renunciar nunca a nada. Ahora quiero ayudar al Ausarta Barakaldo a llegar a lo más alto, luego me gustaría jugar en la Liga Endesa o en otros países y siempre está ahí ese de todas las jugadoras de llegar algún día a la WNBA”, destaca la alero del Ausarta.

república dominicana

Aunque los sueños de Maira Horford no están solo centrados en el aspecto de los clubes. La selección absoluta de República Dominicana contactó con ella para que formara parte de sus filas y un nuevo reto se abrió en su camino. “Cuando me llamaron me emocioné y las sensaciones que tuve fueron muy buenas”, cuenta, aunque debido a problemas burocráticos no pudo formar parte de aquella convocatoria y ahora espera “ansiosa” la oportunidad de debutar internacionalmente con el país de su padre. “Toca esperar un poquito más, pero estoy con ganas de que llegue el próximo campeonato porque será mi primero con la selección dominicana. Creo que será algo bueno para mí”, añade. Otro paso más en una trayectoria de una jugadora que creció bajo el espejo de dos grandes jugadores y ahora hace su propio camino en Barakaldo.

“Mi hermano Al es un espejo para mí. Mi padre y él me lo han mostrado todo del baloncesto”

Alero del Ausarta Barakaldo

“Todo el mundo me pregunta por cómo es convivir con un jugador de los Boston Celtics, pero para mí es algo normal”